Este día regreso a las Penyes de Can Marcer, en esta ocasión acompañado de Ela y Hugo, con su hija Laia y Urko, el perro.
Al tener disponibilidad de estar a la sombra gran parte del día es un buen lugar si por la lógica infantil has de quedar algo tarde y regresar a un hora prudente.
Atmosféricamente hablando, el día fue correcto. Estas a la sombra pero para nada con la frescura de la semana anterior en El Gruyere. Es una sombra caliente y a menos que haga algo de aire se hace algo incómoda. Pero no era el calor húmedo que hacía que chorrearas de sudor de alguna ocasión anterior.
En todas partes hay tesoros.
La escalada estuvo bien. Empezamos en al Lado Izquierdo pero al llegar tarde tampoco dió muchas opciones de juego pues el sol llegó demasiado pronto y solo permitió escalar un par de vías, la 01, el V+ de la izquierda y la 11, el 6a de 14 cintas.
Y cambiamos de ubicación y nos fuimos al sector de toda la vida.
Era el turno de Ela y Hugo y les recomendamos la Navarro-Ramos, un V que se hace muy bien si la temperatura acompaña.
Después me vuelvo a dar una oportunidad con Alvar Archilla, el 6b con el que no pude en mi anterior visita. En esta, tampoco; en cambio Ela lo encadena con mucha lucha y coraje.
Ela ya había hecho el día. Para acabar la jornada, yo y Hugo nos metimos en Zape. En la guía la venden de 6a+ pero opino que es un buen 6a, no más. Lo más difícil es la entrada, el movimiento tenso que hay que hacer para llegar a la 2ª chapa. luego escalas sobre buen agarre todo el rato y regulando bastante.
Como últimamente viene siendo habitual coincido en el pie de vía con antiguos compañeros y conocidos de lo vertical, a los cuales hacía mucho tiempo que no veía.
¿Serán malos augurios tantos encuentros?.
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