El alemán Manfred Huchthausen, de 58 años, residente en Osterode, en el lado suroeste de Harz, en el centro del país ,puede presumir de ser el ciudadano del planeta con la familia más antigua. Tiene demostrado un abuelo de hace 120 generaciones. Exactamente a un hombre que vivió en la Edad del Bronce, que estaba enterrado de una cueva sita en unas montañas cercanas a su actual lugar de residencia, junto a otros 40 humanos hace unos 3.000 años.
Para que no se sienta solo, su vecino Uwe Lange, un agrimensor de 48 años, también tiene los mismos ancestros.
Manfred Huchthausen |
Una prueba de ADN practicada en un cráneo encontrado en 1.993 en la cercanía de la cueva de Lichtenstein y datosd por C14 en 3.000 años les ha convertido en parientes.
Las pruebas han demostrado una total similutud entre aquellos hombres que vivieron entre el 1.000 y el 700 a. C. y estos dos vecinos.
Esto quiere decir que las familias de Manfred y de Uwe jamás se han movido de su pueblo, un caso monumental de arraigo al terruño.
La cripta con los restos arquelógicos se halló en el 2.003. cuatro años después, la investigadora Hummel y su equipo pudieron extraer material genético de los restos humanos encontrados. "El material estaba tan fresco como la sangre que los forenses reciben tras un crimen".
A alguien se le ocurrió buscar alemanes que vivan hoy en aquellos parajes para ver si tenían relación genética con aquellos habitantes y colocaron un anuncio en la prensa. Los lugareños se lo tomaron con humor y acudieron unos 300.
"A los que quieren saber como se siente uno pudiendo rastrear sus raíces hasta 3.000 años puedo decirles que es imponente, sensacional y fascinante". Lo que realmente me sacudió fue cuando me dejaron sostener los huesos de mi antedecesor, ¡120 generaciones en mis manos!.
De un artículo de Carlos A. Roldán para El Mundo, 23/01/09, en la sección El ZOO del Siglo XXI.
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