AUSCHWITZ-BIRKENAU

Leído desde la amargura, escrito desde la náusea y la esperanza.
Para amenizar la lectura os propongo el poema de Blas de Otero musicado por Paco Ibañez, "Me Llamaran". Con toda la intención, tanto por la letra como por las expresiones del público.



Los gestores de la memoria del conjunto de campos de concertación conocido como Auschwitz-Birkenau y apodado “La Fábrica de la Muerte” han dado la voz de alarma: la supervivencia de las instalaciones, declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1.979, está en peligro. Las cuentas no salen y los 4,96 millones de € actuales de financiación al año no son suficientes.
Puede que sea por su desaparición de los circuitos turísticos, pero la crisis financiera alcanza todos los estratos y se esta gestionando que la ayuda internacional ayude a conservar lo que aún queda.
Mientras tanto y para que quede en el recuerdo, con la esperanza de que no vuelva a ocurrir lo que ya ocurrió...

Entrada del campo Auschwitz-Birkenau ern los alrededores de Cracovia (Polonia)

1.940: Las autoridades nazis construyen un campo de concentración en las proximidades de la ciudad polaca de Oswiecim.
1.941: 600 prisioneros soviéticos y otros 250 enfermos son ejecutados mediante el gas Zyklon B
1.942: Llegan los primeros prisioneros judíos. 175.000 serían ejecutados durante ese año.
1.944: Comienza la ejecución de los judíos húngaros.
1.945: Las tropas soviéticas liberan el campo el 27 de enero.

La entrada al campo es tristemente célebre por su lema: Arbeit Macht Frei (El Trabajo os Hace Libres), la vía férrea accedía bajo una torre con reloj hasta el mismo corazón del principal campo de concentración.

El 27 de enero de 1.945, el ejercito soviético liberó el campo de concentración de Auschwitz. Los superviviente de la barbarie nazi salieron del sórdido emplazamiento cabizbajos y abatidos. Agolpados frente a la alambrada, la desnutrición, la tortura física y psicológica y los tétricos pijamas a a rayas cercenaron a muchos.
Las imágenes de las cámaras de gas poblaban sus retinas; el recuerdo de los cadáveres de familiares y amigos cruelmente defenestrados les oprimía el corazón hasta dificultarles la respiración.
Los escasos jóvenes que sobrevivieron a la solución final relataron lo que aconteció tras los muros de aquel infierno.

Niños prisioneros en el campo

Hay gente que no podrá olvidar el horror que sintieron al observar toneladas de pelo anónimo amontonado y de uniforme gris por los años transcurridos. O las miles de maletas apiladas y con el nombre escrito en una tarjeta por sus dueños, a quienes los Schutzstaffeil (SS) garantizaban que se las devolverían cuando hubieran salido. O las paletadas de gafas y pastillas de jabón elaborados con restos humanos.

Cerca de 1.200.000 judíos (Anna Frank también estuvo allí) y alrededor de 12.000 gitanos murieron asesinados por la Alemania nazi y supremacista de Adolf Hitler entre 1.940 y 1.945, en plena II Guerra Mundial; el resto opositores políticos, homosexuales, gitanos, discapacitados y pueblos eslavos considerados untermenschen (infrahumanos). Todos ellos trasladados en atestados vagones de mercancías.
Fueron asesinados en cámaras de gas, con tiros en la nuca, fusilados, envenenados, reventados a trabajar o usados como cobayas de experimentos pseudocientíficos entre 1.940 y 1.945 en la localidad de Oswiecim a 60 km al oeste de Cracovia.
Las cifras siendo escalofriantes no muestran con toda su crudeza lo que sucedió intramuros. El doctor Josef Mengele experimentó con seres humanos en Auschwitz. Como un ángel de la muerte no escatimo medios ni reparó en la pérdida de vidas humanas para demostrar sus macabras teorías raciales.
Convertido en oficial médico del llamado campo gitano de Auschwitz-Birkenau desde el 22 de mayo de 1.943, con el simple chasquido de sus dedos decidía quien debía vivir y quién morir: las mujeres y hombres con un estado de salud relativamente decente se salvaban. Niños, ancianos y mujeres embarazadas eran enviados sin miramientos a la cámara de gas.
Una de sus prácticas favoritas consistía en dejar parir a las mujeres encintas, pero ordenaba que no le dieran el pecho a sus hijos para comprobar cuanto tardaban en perecer.
Huido tras el fin de la guerra, es de agradecer su muerte el 7 de febrero de 1.979

Primo Levi, un escritor italiano que paso allí un año, lo recordó en 1.982 como: “la reducción a la nada de la personalidad del hombre, tanto exterior como interiormente”. “El que se adapta a todo sobrevive”.
La visita a Auschwitz causa consternación u horror y la reverberación de las paredes deja entrever la memoria de los reclusos.

En los juicios de Nuremberg y en otros posteriores de dirigentes de ese régimen surgió la cuestión de la obediencia de los nazis a sus superiores. El por qué de la misma, el cómo había sido posible. Los resultados del experimento de Milgran sugieren, en cierta forma, que los autores de las atrocidades podrían ser gente totalmente normal y asentada en la sociedad, yo , tú, el vecino, pero influidas por unas figuras de autoridad con objetivos perversos. Cualquiera de nosotros, aunque asentados en una democracia, o algo que se le parece, podemos llegar a comportarnos de esa manera si se dan las circunstancias adecuadas apropiadas.
Si bien el Holocausto es fue una atrocidad relevante no ha sido un hecho aislado. No hay que olvidar a Stalin y sus purgas y campos de concentración, ni a los Jemeres Rojos en Camboya (aqui y aca, por ejemplo), ni a la Dictadura Argentina, ni a....

Basado en una artículo de Manuel Regalado para El Mundo, 27 de enero de 2.009., en la sección La Noticia del Día.