La acción tiene lugar en la universidad ficticia de Winchester, un campus mayoritariamente blanco en el que conviven en supuesta armonía alumnos de todas etnias.
Winchester forma parte de la Ivy League, un grupo que conjuga a algunas de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos –como Princeton y Harvard–; es decir, que sus estudiantes forman parte de la élite social y educativa del país y, por lo mismo, temas como el racismo o el privilegio blanco han sido supuestamente superados.
El argumento comienza cuando una fraternidad 100% aria decide organizar una fiesta en la que todos deben ir disfrazados de negros, una "Black-Face Party". De cualquier negro: cantantes, actores, deportistas, etc.
El término "black face" data de principios del siglo XX, cuando actores caucásicos se pintaban la cara de negro para interpretar personajes de color, ya que los estudios no contrataban a actores negros).
Cada capítulo trata de un personaje y vemos desde su punto de vista lo que está ocurriendo. También se nos muestra sus propias luchas que tiene cualquier estudiante universitario: la sexualidad, la vocación, las expectativas familiares, el amor, las relaciones románticas, las de amistad. La forma en como se presenta cada episodio es con un narrador en off omnisciente (“Los guionistas de este programa dependen de mi voz, étnica pero no amenazante, para explicar aquellas cosas que ellos han sido vagos para transmitir de la forma tradicional”).
Samantha White.
(Sam White tiene un programa de radio, en la ficticia universidad de Winchester, donde manifiesta los actos racistas que sufren los estudiantes afroamericanos y que, obviamente, son incomprensibles o negados por los perpetradores.)
Queridos blancos.
¡Vaya!. ¡Vais a muerte!.
Entiendo que quedar reducidos a una generalización racial es una experiencia nueva y devastadora para algunos de vosotros, pero hay una diferencia:
Mis bromas no encarcelan a vuestros jóvenes a un ritmo alarmante, ni hacen que os resulte peligroso pasear por vuestros propios barrios, ¡pero las vuestras si!.
Cuando os mofáis o nos ninguneáis, fomentáis el sistema ya establecido.
Los polis de todo el país que apuntan a un hombre negro no ven a un ser humano, ven una caricatura, a un matón, a un negrata, a un negro de mierda.
Así que, ¡no!. No podéis presentaros en una fiesta de Halloween disfrazados de nosotros y alegar ironía o ignorancia.
Nunca más.
Antes de esta fiesta, un alumno de este campus no podía pensar en la palabra racismo sin ser acusado de alarmista.
Pero igual que hizo falta una Sandra Bland, un Trayvon Martin y un Philando Castile para despertar a algunos, esta fiesta es lo que ha hecho falta para despertar a este campus.
Escuchad... Yo envié la invitación.
Yo la escribí. Me colé en la cuenta de Pastiche (Una revista del campus) y la envié.
Fue fascinante ver lo que se encondía bajo la superficie al tener una excusa para dejar de lado vuestro educado liberalismo pasivo.
Lo considero un experimento sociológico.
¿Y sabéis qué?. ¡Me habéis dado la razón!.
Winchester, tenemos un problema.
¡Ah, una cosa más!. Para Gage Mitchel, lo siento. Por favor, perdóname.#OdioCuandoMiChurrySeCabrea.
Dear White People -1x01- Episodio 1
Dear White People es una frase que Justin Simien, el creador de la película (2014) y de la serie (2017), utilizó en su cuenta de Twitter para hablar de esas manifestaciones racistas a las que se enfrentan día a día las personas de color.
Dear White People es mordaz y profunda, pone en boca de los más variopintos personajes los discursos de moda sobre la igualdad, el feminismo, el veganismo y muchos otros temas. Luego los critica en todas direcciones. Ser racista no es una opción elegible. Durante demasiadas generaciones nuestra educación, nuestra cultura y hasta nuestra religión nos han premiado por tener miedo a lo diferente. Nadie está a salvo. todos cometemos actos discriminatorios y no negamos las ventajas que dan ciertos privilegios. “Tenemos que dejar que existas, pero no tenemos por qué escucharte”. Es algo instaurado que se practica a la vista de todos.
Se habla de ese racismo que realizamos a diario como una rutina y defendemos a capa y espada como libertad de expresión. De eso que nos gusta llamar políticamente incorrecto, y no es más que un excusa para poder ofender sin castigo.
La serie explora el campo de minas ideológico en el que se ha convertido la cuestión racial, siguiendo a un puñado de personajes que, mientras que todos parecen desear el mejor resultado (excepto unos cuantos extremistas por varios lados), nunca se ponen de acuerdo sobre cómo hacerlo.
No trata a esta cuestión en términos de blanco y negro. Este grupo de jóvenes son un microcosmos de la realidad sociopolítica y no todas las realidades negras son las mismas ni tampoco las blancas. Todos los personajes cometen errores, tienen ideas propias y poseen una personalidad de varias dimensiones, todos viven intentando negociar con el mundo en el que les ha tocado vivir.
El primer trailer del programa fue acusado de "racismo inverso" por algunos en las redes sociales, a lo que Simien respondió que esta reacción refuerza su mensaje y da exactamente en el punto del porqué es necesaria una serie como esta.
No podemos evitar ser racistas. Pero podemos reeducarnos y no tener miedo a admitir que nuestros prejuicios corren el riesgo de perpetuarse si no los miramos a la cara.
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