El surf tiene un componente emocional y espiritual que recuerda mucho al de la escalada. Fluir con el medio, ser uno con el universo,...
La implicación del surfista con su entorno ha sido retradada en diversas películas.
Baste recordar Point Break, mala crítica y éxito de público (para variar), donde un carismático y místico líder lideraba una banda que, a parte de surfear, se dedicaba a atracar bancos para financiar su verano eterno.
“Esto nunca fue para nosotros por el dinero. Éramos nosotros contra el sistema. El sistema que mata el espíritu humano. Estamos a favor de algo. A esas almas muertas que avanzan poco a poco a lo largo de las autopistas en sus ataúdes de metal, les mostramos que el espíritu humano está vivo.”
Por suerte no todo el mundo tiene que dedicarse no ya a atracar no bancos sino al prójimo para encontrar su camino, labrarse un futuro y llegar a las metas que se propone. Es díficil, es la aventura de la vida, para uno más que otros, pero posible.
Y quien sabe, igual a final también hacen una película basada en esa gesta.
Como le ha pasado a Bethany Hamilton.
No hay que añadir mucho más. el texto es muy concreto y las imágenes..., la imágenes hablan por si solas.
Bethany Meilani Hamilton nació en Kauai, Hawai, el 8 de febrero de 1990. Sus padres eran surfistas y se mudaron desde los Estados Unidos continentales a Hawai buscando oportunidades para surfear.
Toda la familia lo tenía claro; tanto que sus padres le enseñaron a surfear cuando tenía 4 años.
En 1998, con 8 años, participó en su primera competición, el torneo “Rell Sun” en la isla de Oahu en la playa Makaha, ganándolo. Le gustaba el surf y quería vivir para el surf y su mayor preocupación era convertirse en campeona mundial.
Todo hacía indicar que podía conseguirlo: tenía los requisitos necesarios, cualidades y patrocinadores.
Bethany se hizo famosa por ganar a chicas que la superaban en cuatro o cinco años y, sobre todo, por elegir siempre la ola más difícil, ésa sobre la que parecía imposible cabalgar. “Es muy agresiva sobre la tabla. Cuando bajaba una ola de tres metros a 120 kilómetros por hora sacaba la lengua. Es una de las atletas más fuertes del mundo”,
Tal como lo ha contado muchas veces...
El 31 de octubre de 2003, sobre las ocho de la mañana, el parte meteorológico anunciaba unas olas perfectas para practicar surf en la playa de Tunnels, en la costa norte de la isla Kauai (Hawai), zona de referencia para los surfistas.
Bethany, Junto con sus amigos Alana, Byron y Holt Blanchard, el padre de Alana, se dirigió a esa playa.
A unos 300 metros de la costa, estaba acostada en su tabla con su brazo izquierdo colgando en el agua. Apenas tuvo tiempo de ver algo grande y gris debajo de la tabla sobre la que estaba tumbada. sintió un fuerte tirón y el agua se tiñó de sangre. Un tiburón tigre le había seccionado su brazo izquierdo a la altura del hombro de un mordisco.
Recuerda que grito a Alana: ¡Me han atacado!
Por la mente de la pequeña estrella del surf –recientemente había quedado segunda en el Campeonato Nacional sub-18– pasaron dos lógicos pensamientos:
“Si quiero salvarme tengo que llegar a tierra” y
“¿Perderé a mis patrocinadores?.
El padre de su amiga acudió inmediatamente al rescate antes de que el tiburón repitiera su ataque. Tras llevarla a la orilla, le aplicó un torniquete en el hombro, que frenó parcialmente la hemorragia. Se estimó que su cuerpo perdió bastante sangre.
Más tarde ocupaba el mismo quirófano reservado para su padre, que ese día se sometía a una operación de rodilla.
“Estaba en el quirófano cuando alguien entró y dijo que un tiburón había mordido a una chica de 13 años. Después, la impotencia se apoderó de él. Era Bethany. Creía estar viviendo una pesadilla”. Quien describe este aterrador relato es Roy Hofstetter, amigo y representante de los Hamilton.
Es más que probable que para otros esta historia habría acabado en ese momento, Hamilton, a pesar de contar con un solo brazo, volvió a subirse a su tabla de surf un mes después de salir del hospital. Ni tan siquiera se planteo la posibilidad de dejar el surf.
Se añadió un asidero a la tabla para poder sujetarse, aprendió a nadar con un solo brazo y decidió proseguir su carrera hasta hacer realidad su sueño: convertirse en surfista profesional.
“Para mi, la idea de no ser capaz de volver a hacer surf me daba más miedo que la de volver al . agua. No volver a hacer surf para mí era imposible”..
“Ella cree que logró llegar a tierra sólo porque cuando perdió el brazo Dios le tenía algo reservado. Ahora su objetivo fundamental es utilizar su propia experiencia para ayudar a otros. Quiere hablar de las mujeres que hacen surf y de su fe. Bethany no desea que digan que es valiente o una heroína. Sólo quiere ser natural, ser ella misma”, explica Hofstetter, su portavoz
Fue acumulando premios. En 2005 ganó el campeonato de la NSSA, el título amateur más importante de EE.UU., y en 2008 empezó a competir en la liga profesional, la ASP..
Televisiones, periódicos y revistas también se la disputan.
“He hecho montones de entrevistas y sesiones de fotografías. Unas veces es divertido y otras un fastidio; unas son excitantes y otras aburridas. La semana pasada me invitaron a hacer snowboard en Colorado”, cuenta. “En cierto modo, espero que esto siga... Si no, quizá la gente no me conocería y no habría podido hacer snowboard”.
“Las principales dificultades son mantenerme en pie y bracear para alejarme de la tierra y coger la ola”
Aunque de momento la fama le divierte, perfiere el surf, ya que casi ha nacido sobre una tabla.
Asiste a alguna entrevista con una camiseta que lleva impresa la frase “Preferiría estar haciendo surf”,
Hamilton nunca ha querido utilizar una prótesis que reemplace su brazo. “Soy feliz como soy, y con la apariencia que tengo. No siento la necesidad de tener un brazo para sentirme guapa”.
El cortometraje del 2007, Heart of a Soul Surfer cuenta su historia y, como era de esperar, esta historia ha dando pie a una película biográfica: Soul Surfer, recién estrenada en EE.UU. Anna Sophia Robb
La interpreta a ella acompañada de otros actores de más renombre como Dennis Quaid y Helen Hunt. Hamilton participó en el rodaje realizando las escenas de surf, porque es algo único y muy dificil de suplir.
Hofstetter explica los detalles. “El guión será muy del estilo de Hollywood. Tom –el padre– va a traer a algún talento local que sepa hacer surf para que la película sea verosímil. Uno de los atractivos será que en los últimos 10 o 15 minutos Bethany y su amiga Alana se interpretarán a sí mismas”. Y continúa: “Es una película inspiradora y romántica”.
A la joven no parece hacerle gracia y replica con desdén “¿Romántica?”. Su madre, Cherie, está al quite y la tranquiliza:
“No es esa clase de romanticismo. Es sobre la pasión por el surf”.
Adapatado a partir de R. Gonzalez. El Mundo del Siglo XXI. Lunes 25 de abril. Sección el ZOO del siglo XXI
Endless summer...
ResponderEliminarPozi... y sana envidia
ResponderEliminarpelicula inspiradora.. la recomiendo
ResponderEliminarLo tendré em cuenta.
ResponderEliminarmuy buena!.. ella (Bethany) me inspira cuando estoy haciendo surf..
ResponderEliminarMe alegro por ello.
EliminarDebe inspirar a mucha gente pues no hay día en que no se visite esta entrada.
S2
puez esta historia me impacta mucho a mi que apesar de lo que le paso a bethany ella siguio adelante con su sueño de ser surfista professional inspira a muchas personas que apesar de los momentos malos sigan adelante y tengan fe de que Dios esta con nosotros para que podamos realizar nuestros sueños y no dejar que el enemigo nos haga tirar esos sueños a la basura nosotros tenemos decision en nuestra vida y hay que seguir adelante no tirar nuestros sueños a la basura que Dios los bendiga a todos.
ResponderEliminarNo eres el único que piensa así. Suerte
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