Podemos entender a la naturaleza como un entramado de fuerzas que convergen, entre otros fines, hacia la creación de la vida.
Hasta ahora las investigaciones evolucionistas se han centrado más en la competencia que en la cooperación. LA COOPERACIÓN es un factor atenuante de esa competencia, lo cual permite dar cabida a un mayor número de especies. Si no fuera así, el planeta sería significativamente menos diverso.
Se podría pensar que esta arquitectura natural ha sido seleccionada por su efectividad a lo largo de miles de millones de años, la naturaleza no es perfecta pero ha tenido millones de años para jugar con el azar, sin embargo no hay manera de demostrarlo. (Inciso: según Einstein Dios no juega a los dados, y de eso debía saber mucho, por lo que dejarlo al azar es mucho suponer).
Desde una aproximación de la teoría de sistemas, Jordi Bascompte, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), y su equipo han concluido que nuestros ecosistemas se sostienen sobre unas redes de interacciones -marcadas por un equilibrio- entre competencia y cooperación que son las que permiten albergar un mayor número de especies
La biodiversidad aumenta cuando se dan estas redes de interacciones concretas, y no otras, fortaleciendo todo el conjunto. Si una especie depende exclusivamente de otra para vivir, esa depende a su vez de muchas especies. Así se asegura la robustez de la red.
La estructura de las redes naturales se caracteriza por ser heterogénea y jerárquica. Por un lado, mientras la mayoría de las especies tienen unas pocas interacciones con otras, unas pocas son muy generalistas e interactúan con muchas, por lo que son clave para mantener unida la red. Por otro lado, los que interactúan con una única especie son comidos por los que interactúan con dos especies, éstos a su vez por los que interactúan con tres, y así sucesivamente.
San Mateo y la Biodiversidad |
“Hay unos mecanismos de crecimiento de red que no optimizan (la biodiversidad) pero que como consecuencia indirecta dan redes de esta estructura. Uno de estos mecanismos es el llamado anclaje preferencial, o principio de San Mateo (“Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará”). Bajo este mecanismo, las redes crecen por inserción de nuevos nodos. Cada vez que nuestro nodo entra, tiende a interaccionar con un número de nodos preexistentes, pero con una probabilidad proporcional al número de enlaces de dichos nodos. Nodos más conectados tenderán a ser más conectados. Hay evidencias de que varias redes sociales, físicas y ecológicas han crecido así”.
La teoría de sistemas ha tratado de resaltar el comportamiento global de sistemas complejos formados por multitud de elementos en interacción, pero aun no ha penetrado lo suficiente en la metodología científica, mayoritariamente reduccionista. Sin embargo la ciencia no funciona mediante sinécdoques y las partes no pueden extrapolarse al todo. Los sistemas complejos complejos generan unas propiedades -conocidas como emergentes- que no se pueden percibir si no se visualiza el conjunto.
“Se habla mucho de biodiversidad, pero sólo se habla del número de especies. Sólo entendiendo la red entera podemos entender los ecosistemas.
A veces, aún cuando las especies no han desaparecido, sí lo han hecho sus relaciones de dependencia, lo cual es como perder el pegamento que las mantiene unidas”.
Fundamentado en un artículo de Tana Oshima para El Mundo de 12/05/09. Suplemento Natura
hola, q bueno esto de San Mateo y la biodiversidad. Me gustaría recomendarte algún libro de Lyn Margulis, Microcosmos o alguno más reciente, sobre la simbiogénesis, son ideas distintas sobre la evolución que seguro no te dejan indiferente. Saludos!
ResponderEliminarHi.
ResponderEliminarYo también lo encontré interesante pues no conocía este enfoque. Algún concepto muy técnico para mi entendimiento pero la idea general es bastante clara.
Gracias por el link