Miguel de Cervantes.
¿Qué,... qué sucede?.
Lope de Vega.
Os habéis dormido en los laureles.
Don Miguel.
Si yo os contase...
Don Lope.
¿Qué?. ¿Si vos me contaseis qué...?
Don Miguel.
Si mis sueños se convirtiesen en realidad, moriríais de envidia.
Don Lope.
Seguro, si...
Vaya, vaya, vaya...
Veo que el rey os ha asignado el mejor despacho del palacio... que suerte.
Bueno supongo que os recordará vuestro tiempo en prisión.
Don Miguel.
Su Majestad me ha encomendado una tarea de suma importancia.
Don Lope.
Ah, sí, La crónica, ya.
Don Miguel.
¿Qué hacéis aquí?.
Don Lope.
Estoy preparando la función en honor a los ingleses.
Venía a invitaros personalmente.
Don Miguel.
¿Váis a representar para los ingleses?.
Don Lope.
Por supuesto.
¿Sabéis quién forma parte de la comitiva anglosajona?.
El gran Guillermo Shakespeare. Supongo que os sonará, ¿no?.
Don Miguel.
Sí, sí, sí
Don Lope.
Ay, qué gran momento será nuestro encuentro cara a cara.
¿Vendréis?. Quiero que seáis testigo de mi encumbramiento más allá de las fronteras.
Don Miguel.
Será un placer.
Don Lope.
Gracias Don Miguel.
(Sale la habitación y empieza a contar)
uno,... dos,... y tres.
Don Miguel.
¡¡Hijo de puta!!.
..........................
Don Lope.
¡Cervantes!. Váis a pagar caro vuestro atrevimiento.
Habéis hablado con Shakespeare.
Don Miguel.
"Shakespeare",... "¡Chespir!".
Y vuestro enfado solo por eso.
Creía que mi gran atrevimiento era compartir con vos el aire que respiro.
Don Lope.
Solamente sois el cronista de este evento.
No tenéis ningún derecho a usarlo en vuestro beneficio.
Don Miguel.
Y vos sí.
Don Lope.
Yo soy el Fénix de las letras, el elegido por la corona para homenajear a nuestros invitados.
Don Miguel.
Ave Fénix... Más bien pollo refrito con ajo, de tanto como os repetís.
Don Lope.
Mal no sabrá el pollo cuando lleno todos los teatros.
Don Miguel.
Escribís lo que la gente quiere oír, no lo que deben saber.
Don Lope.
¡Ja!. Cuando pasen los siglos, yo seré el símbolo de este tiempo, y a vos ni os recordarán.
Don Miguel.
Me río de eso. Y de paso, me río de vos. Ja, ja, ja,..
Don Lope.
¡Váis a tragaros esa risotada!.
Os lo dice alguien que luchó en la La Grande y Felicísima Armada.
¡Defendeos!.
Don Miguel.
Pues aquí tenéis a alguien que luchó en Lepanto, la más memorable y alta ocasión que vieron los siglos pasados y esperan ver los venideros.
Don Lope.
Y quedasteis manco.
¡Tullido!.
Don Miguel.
¡Asaltacunas!.
Amelia Folch.
¡Alto!.
Don Lope.
¿Qué hacéis aquí?
Don Miguel.
Será mejor que os vayáis.
Amelia.
No antes de que bajéis vuestras... armas.
Don Miguel.
Él empezó primero.
Don Lope.
No, no, no. Empezó él. Lo juro.
Amelia.
Parecéis niños malcriados.
Menos mal que pervivirán vuestras obras y no vuestros actos, porque de lo contrario,... qué vergüenza.
Los dos genios más importantes de nuestra literatura peleándose por ver quién entra en la gloría.
Como si en la gloria no hubiera espacio para los dos.
Don Miguel.
La cima es un lugar estrecho.
Don Lope.
Lo dice alguien que nunca la pisó.
Amelia.
Si yo pudiese vivir con la misma libertad que un hombre y tuviese vuestro talento no perdería mi tiempo en riñas ni en envidias ridículas.
Pero allá se las compongan vuestras mercedes.
El Ministerio del Tiempo -3x05- Tiempo de Esplendor
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