El editor y el redactor de este blog han estado unas semanas entretenidos, desde que se tuvo conocimiento de los hechos, debatiendo y confrontando sus opiniones acerca de la oportunidad o no de dedicar una entrada a ese señor.
Este señor más que un artista es un vivo o un fantasma. Se escuda en ser un artista concienciado para vender cromos o postales de grano grueso, alguna lograda, bajo la fachada de ser un crítico de la globalización. Su única creatividad es echar mano del nazismo, la religión y de las improntas que dejan en la infancia vivencias tan comunes en todos como los payasos y los personajes Disney, para combinar todo ello con los miedos más vulgares de la sociedad moderna y hacer un refrito de chistes fáciles y repetitivos. Uno le debió salir gracioso y se ha limitado a repetir la misma fórmula una y otra vez. Hay gente que sin tanto y con un material propio consigue más.
Minnie uy Mickey Mouse Just Married |
De tal manera que uno piensa que, este señor, se ha convertido en un artificio alentado por algún grupo político o de presión a los que poco les importan los medios con tal de conseguir el fin y, así, armar follón y hacer avanzar “la causa”.
Si la función del arte, del artista, es a partir de una abstracción, recogida en un soporte a través del cual se plasma y da forma, transmitir una idea, crear una sensación, despertar un sentimiento nuevo o oculto, no experimentado, o activar emociones... podemos decir que lo que hace este señor lo és. Pues indiferente no te deja. Otra cosa es que sea bueno o malo. Y la importancia del arte no se mide por su concepto y el sentimiento, se mide por el dinero que mueve. A más dinero más arte.
Este señor tuvo una idea, y le sonó la flauta por motivos coyunturales pues hasta ese momento no había demostrado nada. Luego se ha limitado a vender la misma pose cambiándola de traje. Si a un comprador no le interesaba con el traje azul puede que si le interese con el traje verde, … y mientras haya mercado él no tiene la culpa.
Ya se sabe que la creatividad, la inspiración y las buenas ideas son caprichosas. Puedes tener cientos de ideas o solo unas pocas y entre medio muchos periodos de sequía y desierto. Muchas veces se necesita de “la oportunidad” o el mecenas para poderte dar a conocer. Muchos artistas han vivido de una idea o de una fórmula exprimida hasta la saciedad. Los artistas tienen su público, exclusivo o de masas, mientras él tenga el suyo no se le puede dejar de considerar como artista a pesar de lo dudoso de los medios que utiliza, tanto a nivel de la formulación de sus ideas como de los avatares encargados de expresarlas. Hay que reconocer que con su útlima “provocación” ha roto los moldes de lo que hasta ahora era su labor creativa más rentable.
En el fondo, en el fondo, la novedad ha sido hacerlo público y en un contexto social y cultural determinado, pues vender a tus familiares, a tus amigos, a tus vecinos y a los extraños es una práctica en nada ajena al ser humano desde que el mundo es mundo. Y ejemplos y hechos documentados de ello los hay a paladas. Por lo tanto el eco al que se le está dando a este hecho me parece excesivo. Estamos aburridos y nos tenemos que distraer con algo...
La verdad es que a nuestro entender solo por el hecho de intentarlo, y por la curiosidad que ha despertado, ya merece que sea nombrado en este blog.
Son muchos los artistas inconformistas que buscan en el mundo del arte un medio de ser oídos, como si pudieran cambiar de algún modo el mundo, como si consiguiesen por un momento hacer las personas más humanas.
Max Papeshi nace en Milan sobre el año 1970; se cree que en ese año, pues mantiene su edad en secreto y se dice de él que és un artista experto en provocaciones.
El italiano que empezó en el mundo artístico como como guionista de teatro en París; para luego continuar como autor y director de cine, teatro y televisión con éxito irregular. Por ejemplo en el 2004 rueda un largometraje ambientado en el porno, “Happy House”, que no llega ni a estrenarse.
En el año 2008 se le aparece la virgen y encuentra en el arte digital la forma más realista de expresar sus opiniones sobre el terror de ciertos acontecimientos en el mundo, de la ambigüedad del estilo de vida americano y sus consecuencias.
A principios de ese año Papeschi estaba preparando otra pieza teatral. Se llamaba Ronald the Butcher Boy y trataba de un soldado americano que volvía de Irak con deshonor por un escándalo de torturas a prisioneros iraquíes. Acababa trabajando como payaso en una cadena de comida rápida. Un día se le cruzaban los cables y con una mitra masacraba a los clientes. Encarcelado, y a punto de recibir la inyección letal, contaba su historia a un policía.
El manifiesto del espectáculo era el payaso de McDonald's con uniforme y fusil, riéndose ante una explosión. Lo colgó en Internet.
Greetings-from-Baghdad |
"Lo vieron varios críticos y me tomaron por artista. Les expliqué que era un director de teatro pero me propusieron hacer una exposición y desde entonces no he parado. Una muestra al mes, entre Italia, Estados Unidos, Alemania, Suecia y ahora Polonia. Y el dinero suficiente para llegar por lo menos a finales de mes".
Max Papeschi se convirtió en un artista polémico. Sus obras abordan temas delicados que siempre generan fuertes debates en la sociedad tales como nazismo, globalización, religión, política pero con un tono sarcástico muchas veces difícil de asimilar, sobre todo porque los protagonistas de sus obras son por ejemplo: Bart Simpson vestido cómo el Papa y con varios aviones de combate como corona celestial, Mickey Mouse con el uniforme nazi; el pato Donald en la guerra del Vietman, o Jesucristo vestido de Superman.
Papeschi dice que juega con los símbolos de la globalización para mostrar su cara más terrorífica.
"Las decisiones sobre el destino del mundo las toman las grandes multinacionales. Es una elite del 0,00001% que dirige el planeta. A nivel nacional ya no se decide casi nada. Uso sobre todo los iconos americanos, porque son los más conocidos, pero hablo en general de la parte rica de la Tierra", afirma el artista.
Pese a la innovación y a la polémica que le acompaña, sus obras son todas bastante parecidas. Un tirón que una vez se agota el efecto sorpresa podría acabarse.
"Es cierto, por eso tengo pensadas obras distintas para 2011. Serán collages fotográficos, pero más centrados en la auto-destructividad humana. Y estoy dedicándome también a los videos".
Pero antes, en el 2011, ha decidido superarse a si mismo: convierte a su madre en una obra de arte y la pone a la venta.
Imagen ampliamente difundida. Practicamente haciendo una búsqueda por imágenes en internet de este autor, el 50% corresponden a esta foto promocional |
El sábado 9 de abril del presente se inauguró en la galería Rinascimento Contemporáneo de Génova la nueva exposición de este artista italiano.
El nombre de la exposición, “Oops I did it again”, es un guiño a la canción de Britney Spears y también al "revuelo mediático" que provocó la exposición en Polonia de algunos collages en los que junto al cuerpo de mujer desnuda con la cabeza de Mickey Mouse aparecía la esvástica nazi.
"Lo que hice entonces, lo he hecho de nuevo. Ésa es la idea que quiero transmitir con el título", ha sentenciado.
"En este mundo del arte es muy común escuchar que uno sería capaz de vender a su propia madre para obtener el éxito y mucho dinero. Es una frase que hemos escuchado cientos de veces. Yo sólo he decidido convertir esa metáfora y hacerla realidad. Me interesaba el concepto de vender lo más querido y lo más sagrado".
Su señora madre, que tiene ya más de 70 años, estará sentada e inmóvil en una silla sobre una peana y con una cartela a sus pies que indicará los materiales y características de esta peculiar obra de arte. “Carne y hueso, edición limitada de siete ejemplares”.
¿Siete ejemplares? ¿No era que madre no hay más que una?.
“Bueno hay que tener en cuenta que hoy, en el arte contemporáneo, todo es reproducible y que de todas las obras se hacen siete u ocho copias”. El artista recurrirá a seis actrices para encarnar a las otras seis ediciones de su santa madre.
"Todas son mi madre, son siete copias, sí, pero son todas originales. No son actrices, son mi madre", y no quiere decir más porque "sería como pedirle a un cocinero que te explique cómo hace su mejor salsa".
Además, la obra encarnada por la señora Giovanna Papeschi lleva incluido un kit de supervivencia para que la mujer pueda adaptarse más fácilmente al hogar de su nuevo dueño: Fotografías de su familia, libros, su propia manta y su comida preferida.
Se desconocé cual es la cifra que pedirá a los interesados en llevarse a su casa a su progenitora.
“Será una negociación privada”, se escuda el creador, que promete solemnemente firmar con quién compre a su madre un contrato que detalle los términos de la transacción. “Será toda suya, se la podrá llevar a donde quiera, a condición sólo de tratarla bien y de permitirme verla cada dos semanas”.
Hay quien afirma que, poniendo en venta a su mamma, Papeschi quiere denunciar la ambición desmedida que impera en la sociedad, en la que todo vale con tal de alcanzar la fama. Llamar la atención sobre lo que pueden llegar a hacer “las nuevas generaciones de artistas sedientas de éxito“.
Pero la sospecha más lícita es pensar que detrás de este montaje se encuentra el deseo de conseguir publicidad a golpe de polémica.
Bambi Mother is Dead |
Además de a su madre, Papeschi exhibirá el sábado otras obras en las que ha trabajado los últimos dos años y medio, entre las que estarán algunas de sus obras más polémicas, como la de Bart Simpson vestido con la indumentaria del Papa o la del payaso Ronald McDonald dando la bienvenida a un campo de concentración nazi.
Adaptado de un texto de Irene Hernández Velasco. El Mundo del 08/04/2011. Sección El Zoo del Siglo XXI
No hay comentarios:
Publicar un comentario