El "efecto mariposa" es un concepto que hace referencia a la noción de sensibilidad a las condiciones iniciales dentro del marco de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en formas completamente diferentes. Sucediendo así que, una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande.
El efecto mariposa o de como nuestra vida cotidiana, grano de arena en un desierto o gota de agua en un oceáno, sin interés fuera de nuestro círculo y posiblemente infravaloradas -digamos que podemos pasar gran parte de nuestro tiempo cambiando pañales-, puede tener el poder de afectar la vida de otras personas y los acontecimientos futuros.
A pesar de haber inspirado uno de los pósters más célebres de la II Guerra Mundial, el We Can Do It!, que acabo asociado con la figura de Roise la Remachadora (Rosie The Riveter), Geraldine Doyle fue simpre un personaje anónimo. Nadie la reconoció por la calle, nadie le pidió hacerse una foto con ella.
Geraldine Hoff, de soltera, nació 31 de julio de 1924 en Inkster, Michigan. Su padre, Cornelious Hoff, era contratista eléctrico y murió de pulmonía cuando ella tenía 10 años. Su madre Augusta era compositora.
En 1942 era una joven de 17 años que decidió empezar a trabajar en una fábrica metalúrgica cerca de su casa, en Inkster, con la finalidad de aportar su grano de arena en el masivo esfuerzo bélico en el que la II Guerra Mundial sumió a Estados Unidos.
Geraldine Doyle a los 17 años |
Unos días después un fotógrafo, de la agencia United Press Photographer, se acercó a la fábrica para realizar un reportaje sobre las miles de mujeres que se habían incorporado en las industrias para sustituir a los obreros que habían marchado al frente bélico en Europa.
No está claro de si fue fotografiada sin saberlo o de que si poso pero se olvidó rápidamente; el caso es que su imagen no paso desapercibida. El artista gráfico J. Howard Miller en base a la fotografía de la propia Geraldine diseñó el célebre póster:
Ante un fondo amarillo, una mujer joven de mirada desafiante, se arremanga el brazo y muestra músculo mientras dice: We Can Do It! (¡Nosotras podemos hacerlo!).
El póster fue diseñado para formar parte de una campaña de la empresa Westinghouse Company cuyo objetivo principal era el de luchar contra las huelgas y el absentismo laboral.
Sin embargo, el dibujo captó con tal precisión el espíritu de la nación además de uno de los fenómenos sociales más importantes de la guerra: la incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo; y por varias circunstancias acabó convertido en un icono de aquella época no siendo difícil encontrar en las tiendas de recuerdos todo tipo de objetos con la ilustración de Rosie: camisetas, tazas, chapas, etc.
We Can Do It! |
Antes de la llegada de la TV, los carteles además de la radio, jugaban un papel fundamental en los esfuerzos de propaganda gubernamental y de movilización de la población. Durante la II Guerra Mundial fueron utilizados por ambos bandos, y muchos de aquellos carteles son hoy considerados obras de arte.
No fue hasta los años 80 en que este cartel se convirtió en un elemento central de la cultura popular, ya que el movimiento feminista lo adoptó como uno de sus iconos.
No fue hasta 1982 cuando Doyle vió el poster. Se encontraba ojeando una revista y de repente se reconoció como la modelo que lo inspiró.
«No vi esa foto antes porque estaba muy ocupada cambiando pañales a todas horas», confesó al 'Lansing State' en 2002, después de que hasta Correos hubiera hecho un sello con su imagen.
Stephanie, su hija ha declarado que era fácil identificar la cara de su madre en la ilustración, pero no sus brazos. “Ella no tenía unos brazos anchos, musculosos. Ella medía 1,78 y era muy delgada. Era una chica glamurosa. Sus cejas arquedas, sus bonitos labios, la forma de su cara... es ella”.
Regresando a 1942... la joven Geraldine sólo permaneció en la fábrica un par de semanas más. Al enterarse de que una de sus compañeras había sufrido una herida de gravedad en una mano, mientras manipulaba una presa, decidió abandonar el trabajo por miedo a que una herida parecida le impidiera tocar el violonchelo.
En uno de sus siguientes trabajos, en una fábrica de bebidas de soda, conoció al que sería su marido, Leo H. Doyle, un estudiante de ortodoncia. Como muchas mujeres en la sombra, sacrificó su vida para ayudarle a montar su propia clínica mientras criaba cinco hijos.
Geraldine Doyle falleció el pasado 29 de diciembre de 2.010 en Lansing (Michigan) a causa de las complicaciones de una artritis. Tenía 84 años además de 18 nietos y 25 bisnietos.
Y como el efecto mariposa no es un camino en una sola dirección, en su funeral se rendirá un homenaje a quien inspiró el rostro de We Can Do It!.
En 1942 los hombres eran llamados a filas y las industrias fueron adaptando su producción a los tiempos de guerra. En caso de necesidad, las industrias decidieron que estaban dispuestas a contratar a mujeres pero al principio, hubo mucha resistencia por parte de los administradores, los maridos, los trabajadores, y también de muchas mujeres.
Las mujeres trabajadores provenían de tres grupos principales.
- Las que ya trabajaban cambiaron a trabajos mejor remunerados
- De mujeres que habían trabajado antes pero con la Gran Deporesióon perdieron su puesto de trabajo.
- Las que trabajaban por primera vez; fueron cerca de 6 millones. Muchas de ellas eran casadas, de raza blanca, de clase media. Trabajar fuera del hogar era una idea nueva para ellas.
Para motivarlas, entre 1942 y 1944, se hizo un llamamiento a la voluntad de glamour y una buena paga, pero aún más al patriotismo. "La mujer, podría acelerar la victoria al trabajar y proteger a su hombre."
J. Howard Miller creó "We Can Do It!", Probablemente como parte del trabajo de cara a la guerra de su empresa. El gobierno federal alentó a las industrias para tratar de conseguir que más gente fuera a trabajar. "We Can Do It!" no tenía inicialmente relación con alguien llamado Rosie.
El siguiente paso en el mito de Rosie parece que fue la canción "Rosie la Remachadora" lanzada a principios de 1943 por Redd Evans y John Jacob Loeb, y cantada por los Four Vagabonds, en la que se rendía un homenaje a las mujeres que asumieron el control de las fábricas cuando los hombres tuvieron que irse a la guerra.
All the day long, Whether rain or shine, She's a part of the assembly line. She's making history, Working for victory, Rosie the Riveter. Keeps a sharp lookout for sabatoge, Sitting up there on the fuselage. That little girl will do more than a male will do. Rosie's got a boyfriend, Charlie. Charlie, he's a Marine. Rosie is protecting Charlie, Working overtime on the riveting machine. When they gave her a production "E," She was as proud as she could be. There's something true about, Red, white, and blue about, Rosie the Riveter.
Todo el día, Ya sea lloviendo o haciendo sol, es parte de una línea de montaje. Ella está haciendo historia, trabajando para la victoria, Rosie la remachadora. Permanece vigilante ante los intentos de sabotaje, sentada allí en el fuselaje. Esa niña va a hacer algo más de lo que un hombre pueda hacer. Rosie tiene un novio, Charlie. Charlie, que es un infante de marina. Rosie es la protección de Charlie, trabajando horas extras en la remachadora. Cuando le dieron una producción de "E" Ella estaba tan orgullosa como podría ser. Hay algo cierto acerca, Rojo, blanco y azul acerca, Rosie la remachadora.
Meses más tarde, el 29 de mayo, un diario de gran tirada, el Saturday Evening Post publicaba en su portada un dibujo de Norman Rockwell, uno de los ilustradores más importantes del país, que representaba a una remachadora con su herramienta , la bandera como fondo y una caja con el nombre de Rosie grabado.
Dos semanas después de esa portada apareciera en los quioscos, la prensa recogió varias historias de mujeres llamadas Rose.
Rose Hickey. Ella y su pareja hicieron un número récord de remaches en un sesión de trabajo en una planta de Tarrytown, Nueva York.
Se trabajaba en parejas. La remachadora utilizaba una pistola para disparar a través de los remaches de metal y fijarla en conjunto. El bucker, en el otro lado del metal, alisaba los remaches. Alisar los remaches requería fuerza, remachar requería más estilo.
Mucho más tarde, Rose Monroe, una remachadora en Michigan, hizo una película sobre la venta de bonos de guerra y luego una película comercial llamado Rosie la remachadora.
Para promocionar el empleo femenino se hacía incapié en que había muchos tipos de empleo, no solo en "puestos de trabajo de guerra”, sino también en las áreas de comestibles, operadores de silos, operadores de telefonía, agricultura, vendedores de billetes, y muchos otros, diciendo que si las mujeres no lo hacían "Nuestra vida civil se vendría abajo."
Para ilustrarlo el Saturday Evening Post, 3 meses después de Rosie, volvió a echar mano de nuevo a Norman Rockwell. Este posteo a Liberty Girl, donde una mujer aparecía cargada con las herramientas de muchos empleos civiles.
Liberty Girl |
Mientras que la imagen de Rosie de Rockwell se difundió ampliamente durante la guerra, más tarde las restricciones por derechos de autor hicieron que se empezara a reproducir cada vez menos. La imagen de Miller sin tales restricciones empezó a aparecer en todas partes.
Todavía hay mucho debate acerca de los efectos a largo plazo de trabajo de guerra de la mujer en la posición de las mujeres después de la guerra, pero el número de mujeres trabajadoras nunca volvió a caer a los niveles previos a la guerra.
Una remachadora de la época de cuando empezó esta historia |
"Yo vine a California, me puse los pantalones, y tomé la lonchera para el trabajo de un hombre. Este fue el comienzo de los sentimientos de que las mujeres podían hacer algo más." Sandra Lewis, remachadora en Lockheed.
"Mi madre me advirtió cuando cojí el trabajo que yo nunca volvería a ser la misma. Ella me dijo:" Tú nunca tendrás que volver a ser un ama de casa. " En ese momento yo no pensaba que iba a cambiar nada. Pero ella tenía razón, sin duda la tenía.... En Boeing encontré una libertad y una independencia que nunca había conocido. Después de la guerra supe que nunca podría volver a jugar a las cartas de nuevo, ser una mujer del club... por que yo sabía que había cosas con las que podía usar la mente. La guerra cambió mi vida completamente. Supongo que se podría decir, a los treinta y un años, que finalmente crecí". Inez Sauer, secretaria de Boeing
Basado en Ricard González, para El Mundo de 02-01-2011. Sección Obituarios y de la web Library of Congress.
No hay comentarios:
Publicar un comentario