Lord Mountbatten. (Hablando con Isabel).
Te casaste con un espíritu libre. Y yo también.
Intentar domarlos es inútil.
A veces en la India todo pasaba delante de mis narices, con Nehru nada menos, mi rival directo.
La humillación no pude ser más absoluta.
Por supuesto me plantee dejarla.
Pero luego me imaginé mi vida, pobre e insulsa, y comprendí que cuando de verdad adoras a alguien tan perdida e irremediablemente, como nos ocurra a tí y a mí, lo soportas todo.
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Isabel, Su Majestad la Reina de Inglaterra.
Era el Secretario de Prensa de Palacio. En su opinión los pasos que hemos dado no ha sido suficientes.
Los rumores siguen sin desaparecer.
Estarás de acuerdo en que no podemos seguir así.
Por eso podríamos aprovechar esta oportunidad, sin niños, sin distracciones... para dejar las cosas claras, y hablar con franqueza por una vez sobre lo que tiene que cambiar para que este matrimonio funcione.
Felipe, Duque de Edimburgo.
Está bien, ¿Quién va primero?.
¡Qué tontería!. Si algo he aprendido es que yo siempre voy segundo.
Isabel.
Si voy a ir yo primero empezaría por ahí: por tus quejas.
Felipe.
¿Mis quejas?.
Isabel.
Son incesantes, llorando y pataleando como un crío.
Felipe.
¿Y te sorprende?.
Con esos bigotones que dirigen el Palacio que no dejan de infantilizarme.
Isabel.
Si no dejaras de comportarte como un niño.
Felipe.
Me dan listas, me envían instrucciones: haz esto, no hagas eso, ponte esto, no te pongas eso, no digas eso… ¿Imaginas algo más humillante?.
Isabel.
Sí. La verdad es que sí.
He aprendido más de humillaciones en las últimas semanas de lo que esperaba en toda una vida.
Jamás me había sentido tan sola como en estos 5 meses.
Felipe.
¿Y por qué crees que es?.
Isabel.
¡Por tu conducta impropia!.
Felipe.
Porque tú me mandaste de gira.
Isabel.
¿Y por qué crees qué lo hice?.
Felipe.
No lo sé, Isabel, dímelo tú.
Isabel.
Porque estás perdido. Estás perdido en tu papel y estás perdido en tí mismo.
Felipe.
Diosss.
Isabel.
Oye, comprendo que este matrimonio ha resultado ser muy distinto a lo que nos imaginábamos.
Felipe.
Por decirlo suavemente.
Isabel.
Y que nos encontramos en una..
Felipe.
prisión.
Isabel.
Una situación que és única.
Nuestro matrimonio es único y singular porque… la salida que está abierta para todos los demás...
Felipe.
El divorcio.
Isabel.
Sí, el divorcio. No es opción para nosotros.
Jamás.
Felipe.
No.
Isabel.
Este descontento tuyo tiene que quedar en el pasado, eso es lo que necesito.
Lo que nuestra familia necesita.
La monarquía es demasiado frágil, tú siempre me lo dices.
Un escándalo más, una vergüenza nacional más y todo se irá a pique.
¿Qué te lo pondría más fácil?. Para estar dentro, no fuera.
¿Qué haría falta?.
Felipe.
¿Me preguntas por mi precio?.
Isabel.
Te pregunto: ¿Qué haría falta?.
Felipe.
Está bien. Para que funcione, para que sea soportable, necesitaría el respeto y el reconocimiento de los bigotones.
Isabel.
Por favor, deja de llamarlos así.
Felipe.
Dejaré de llamarlos así cuando no todos tengan bigote y acaben con sus prejuicios, cuando dejen de mirarme con altanería por ser extranjero y tener un pasado que no entienden.
Isabel.
Te ganarás su respeto con tu conducta.
Felipe.
No, no no.
Me ganaré sus respecto con lo único que esos monstruos entienden: un gesto, una declaración, algo irrefutable que les callé y les exija su respecto.
¡Ahora mismo tengo menos rango que mi hijo de 8 años!.
Isabel.
¡Por supuesto, es el heredero al trono!.
Felipe.
Soy su padre, Isabel.
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Su Majestad La Reina aprueba por Decreto Real con le Gran Sello del Reino y con fecha de 22 de febrero de 1957 conceder a su Alteza Real el Duque de Edimburgo la calidad y el título nobiliario de Príncipe del Reino Unido de Gran Bretaña y de Irlanda del Norte.
El Duque de Edimburgo pasará a ostentar el título de su Alteza Real El Príncipe Felipe Duque de Edimburgo.
Un famoso hijo de Inglaterra.
Aquí estás.
Grande por tierra
y grande por mar.
Nuestra isla te adora con fervor.
Nuestro mejor marino desde que el mundo empezó.
Y ahora el sordo redoble del tambor,
que el mejor soldado ya llegó.
Por qué éste es Él, ¡Oh dadle la bienvenida!.
Este es Él, el mejor hijo de la nación,
aquel que 100 combates ganó,
y jamás un cañón inglés perdió.
The Crown -2x03- Lisbon
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