El Pla de Busa

Una de las excursiones que más ilusión me hacía era la del Pla de Busa, esa enorme meseta sita a más de 1.200 metros y cortado por los riscos de tintes montserratinos del agreste, bello e imponente Cingle de Busa. Es una sierra del prepirinero al sur de la Serra dels Bastets e incluido en el EIN Serres de Busa -Els Bastets - Lord.
Como en una mis anteriores excursiones me equivoqué de salida para llegar a la C-462 intenté en esta ocasión entrar por el punto de salida de esa excursión anterior, pues hay un punto de encuentro común entre estas dos excursiones, el coll d’Arques. Y una vez en el coll d’Arques tirar hacia el Pla de Busa.



Me dirijo desde sant Llorenç de Morunys hacia el Pantà de la Cola Del Cavall por la C-462.
Tras dejar atrás el Pla de Les Cases hay que estar atento a la entrada que queda a mano izquierda, enfrente de Les Cases de Posada, al poco de dejar atrás el indicador del km 15.

Es una pista asfaltada en su metros iniciales y en subida.
En teoría tenía que haberme encontrado con las ruinas de la casa de Peumul, que dan nombre las Rues de Peumul (que son atravesadas por un túnel de la C-462 antes de llegar a la presa), pero no la supe ver. En el primer cruce que creo importante giro a la izquierda y sigo subiendo. Más adelante hay otro cruce importante y vuelvo a girar a la izquierda.
En teoría debía a tocar las ruinas de la casa de Ravell pero no supe ver nada.
Bueno continué mi viaje circulando siempre por la que consideraba la pista principal.
Tampoco supe ver la ruinas de la casa de les Llitzes.









Sea como fuese acerté con el camino, llegue al paso de ganado y enfile la pista en ascenso que me llevó al coll d’Arques.
En este cruce de pista tenemos en el lado sur la pista principal y asfaltada que comunica con la C-26 de une Solsona con Berga pasando por Navès.
A la derecha hay una pista particular.
El itinerario sigue por la pista que nace a la izquierda siguiendo el indicador de Busa.



A unos 200 metros encontramos a la izquierda un desvíos a la casa Coll d’Arques y a la pequeña capilla de Sant Jaume de Coll d’Arques, de construcción rectangular y totalmente abandonada. A la izquierda de la puerta hay una cruz grabada en pieda.



Antes de pasar por un barrera de ganado nos encontramos con el desvío a la casa d’Ordigues, a la derecha. Y tras pasar la barrera con una magnifícas vistas de la paredes de Busa, La Guàrdia con sus antenas, su puesto de vigilancia contra incendios y un punto geodésico, que nos disponemos a superar circulando por el Grau de la Creu.





Llegamos a un cruce de pistas. La carretera que viene por la derecha lo hace desde Sant Llei de la Vall d’Ora. Giramos hacia la izquierda y comenzamos la subida del Grau de La Creu. La subida está cementada o asfaltada según el tramo.
No fue hasta mediados del siglo pasado en que se abrió la primera pista. Hasta entonces solamente era posible acceder por senderos, caminos de abasto y algún camino carretero que superaban las sierras a través de varios pasos o estrechos esparcidos por los cuatro puntos cardinales. Estos antiguos caminos y estrechos a través de estas abruptas y bellas paredes de conglomerado son transitados solamente por excursionistas.
El Grau de la Creu fue acondicionado para subir con vehículos en el año 1952, hasta esa fecha las mercancías y herramientas se tenían que subir por medio de caballería.



Tras finalizar la subida tenemos una magnífica y amplia vista de la parte occidental del Pla de Busa.



El Pla de Busa está por todos los lados por altas sierra, se extiende desde la Vall de l’aigua d’Ora hasta la del Cardener. Tiene una extensión de 3 km de largo por 1 de amplio.
Su punto más alto es el Serrat de Les Gralles con la cima del Cogull (1.526 m.), que queda enfrente del lugar en que estoy, mirando el pla de busa tras subir por el Grau de la Creu.
A la izquierda, hacia poniente, está la cima de La Guàrdia.
En el extremo nord-occidental destaca El Capolatell, o prisión de Busa.
Hasta el siglo XVII formaba parte del priorato de Sant Pere de Graudescales. En ese siglo se crea la jurisdicción parroquial de Sant. Cristòfol de Busa.
Buena parte de esta meseta es tierra de pastoreo, cultivo y bosque de pino rojo.



El cariz de atalaya inexpugnable, hizo del Pla de Busa un bastión militar durante la Guerra del Francés y las carlinas.
Durante la estancia de los franceses en Solsona, donde prendieron fuego a la catedral, mucha gente huyó en las montañas; el obispo de Solsona, que se había refugiado al Santuari de Lord, pasó el río, subió al Coll d’Arques, y estuvo en este lugar bastante tiempo.
En julio de 1811 la Junta de Gobierno del Principado residía en Solsona. El 11 de juilio de ese año el general Lluís Lacy fue denominado en Vic capitán general de las fuerzas españolas en Cataluña, y a continuación vino a Solsona.
Aconsejado por el teniente coronel Francesc X. Cabanes y Escofet, que era solsoní, aprovechó el Pla de Busa, lugar muy estratégico como campamento. Aquí trajo el colegio general de cadetes y montó una escuela de cornetas y tambores y un hospital.
Se llegaron a concentrar hasta 8.000 hombres, alojados en barracas de madera.

Entre 1811 y 1812 se fortificaron, con muros y atalayas de defensa, los puntos más débiles como los Graus de la Guàrdia y de la Creu.
Estos trabajos fueron proyectados por el matemático y geógrafo Agustí Canellas y Carreres, de quien se conserva un mapa de Busa.
En aquel tiempo el Grau de la Creu sólo era accesible a pie o con animales. Cualquier útil grande de guerra o carruaje se tenía que subir desmontado, pero esto hacía más seguro el lugar, por otro lado muy espacioso y elevado.



Pero de toda esta historia militar, el que más ha conservado la memoria popular es el acicate del Capolatell, conocido por la Prisión de Busa.
El zona del Pla llamada Capolatell, fue adaptada como prisión para los soldados napoleónicos. Se accedía por una parasela hecha con gordos troncos. Era una locura escaparse por los riscos debido a que son verticales. murió algún prisionero francés en el intento de huir. Se cuenta que los prisioneros franceses, extenuados de frío y de hambre, se suicidaban lanzándose al vacío exclamando: "Mourir a Busa te resurgir à Paris"
Después de la proclamación de las Cortes en Cádiz, al campamento de Busa fue el primer lugar de España donde se proclama esta Constitución, el 19 de marzo de 1812 ante 8.000 soldados y de la gente del país.

Una vez se ha llegado al Pla por el Grau de la Creu, desde el parking donde se encuentra la Creu de Busa vale la pena hacer una corta caminata hacia el Mirador de la Creu en el Serrat de la Capella que queda a la derecha (mirando el Pla de frente). Tendremos una visión de estos riscos, en concreto de la zona conocida como Cingle de la Creu, nos daremos cuenta del por qué el general Lacy escogió este lugar.



Nos dirigimos al siguiente cruce de pistas.
En línea recta y en suave descenso llegaríamos a la casa del Rial. El Rial es el único mas que queda habitado en todo el Pla de Busa. En el siglo XIV habían 17, a princiios del Xx quedaban 5. A mediados del siglo XVIII la parroquia de Sant Cristòfol cuidaba de unos 63 habitantes.
Actualmente los habitantes de Ca El Rial pueden ofrecer un servicio de comidas caseras muy recomendables según se comenta en el libro.







Hay que seguir la pista mano derecha por entre los campos de cultivo y tras pasar un pequeño bosque llegamos a otro cruce de caminos. El camino de la izquierda nos llega a los rincones más interesantes del pla de Busa y luego nos vuelve a traer a este mismo sitio. al camino de la derecha nos lleva en dirección de la Vall de Valielles.







Al poco de tirar hacia la izquierda encontramos un desvío a nuestra derecha, es el que nos llevará a la iglesia de Sant Cristòfol de Busa. Hay una barrera de ganado, doble, con la que hay que tener cuidado. Esta situada en lugar elevada desde el que se tiene una buena visión de toda al meseta.
Sant Cristòfol de Busa es una iglesia bien conservada. La primera referencia escrita al lugar de Busa la encontramos el 29 de diciembre del año 989, cuando el conde Ermengol de Urgell vendió la montaña de Llord con la iglesia de Santa Maria al levita Cixilià. Estas posesiones limitaban con la montaña de Busa (“monte de Businus”).

Se reformó totalmente en el 1.758. De la antigua iglesia románica se conservan algunos fragmentos de su estructura original integrados en ese nuevo edificio, al que se le cambió la orientación. Consta que en 1693 algunas personas prendieron fuego a la iglesia y vicaría de Busa, movidas por el resentimiento de la abolición de la parroquia de St. Pere de Escaleras.
Más tarde, en tiempo de la desamortización, se trae a esta iglesia la pintura de St. Pere que había al monasterio de St. Pere Graudescales. Desde ese día se celebra la Fiesta mayor por St. Pere y en la explanada del lado de la iglesia se acostumbra a hacer la bendición del término y baile de acordeón por la tarde.



Una vez visitada la iglesia volver al camino principal y volvemos a girar a la derecha.
En pocos metros encontramos el indicador de la font de l’Espedraguer. Hay que caminar unos 150 metros hasta una pequeña depresión cercana a Ca El Rial.





Llegamos a la Casa Vila, (1357 m). Vecina de El rial y fue unos de las últimas masías habitadas. Ahora está deshabitada y se utiliza como corral para los rebaños de ovejas y vacuno.



Desde este punto la pista sigue y se adentra en el bosque. Hay un punto en que se ensancha y forma un lugar donde poder aparcar cómodamente. Desde este punto hay que caminar bien para dirigirse al mirador de la Creueta, bien para visitar de paso el Capolatell o prisión de Busa o bien para descender hasta el pie de pared y dedicarse a escalar alguno de los itinerarios que hay por allí.



Hay que contar cerca de una hora de caminata hasta llegar al mirador con vistas a la Vall de Lord, el Port de Comte y la Serra de Verd.
Unos paneles identificativos ayudan a distinguir algunas de las montañas de los Prepirineus catalanes que se ven desde aquí. Los más inspirados podrán escribir sus impresiones en una libreta que cuelga de un pequeño buzón, donde hay todo tipo de dedicatorias a la montaña.
Hasta el Capolatell hay unos 10 minutos desde el mirador; unos indican media hora. Se accede pòr medio de una pasarela/ puente de hierro que salva una caída de 109 metros de altura.

Visto el rato que se tenía que estar caminando es una excursión que me salté. Quizás en el futuro.

Se desanda el camino hasta la pista principal y se circula. Hay campos de cultivo cercanos a la abandona casa de ca l’Artiller, que queda a la derecha.
Llegamos a una depresión en que encontramos otro desvío de pistas. la de la recha se dirige a Ca La Bertolina. En la actualidad es un alojamiento rural completamente rehabilitado que respeta la antigua edificación según escritos que datan del segle X.

Nada más pasar la collada de El collar cierra la pista una cadena. hay que desmontarla y montarla en su sitio tras pasar. A la altura del Grau de Les Collades encontraremos otra cadena y hay que repetir la operación.
Tenemos una buena panorámica de la parte más oriental del Pla de Busa, conocida como El Coscoller, formada por los campos de cultivo y pasto cercanos a Ca la Bertolina.
Al poco de pasar el Collar también nos tendremos que encontrar con la antigua pista que superando el Grau de Vilamala comunicaba la Vall de Valielles con el Pla de Busa. Pero esta pista sufrió un deslizamiento de tierras y no se ha vuelto a reabrir. Se habilitó la pista que se sigue a continuación y que se junta con la antigua pista justo después de donde se produjo el deslizamiento.







Al llegar al final del Pla la pista empieza a bajar y el paisaje empieza a cambiar.
En una pronunciada curva de derechas nace un desvío que se dirige a la casa d’orriols.
Luego llegamos al Grau de Les Collades y un nuevo cruce de pistas. La de la derecha se dirige a la casa d’orriols, a la vall d’Ora y al Molí de St. Quirze.
Pero hay que girar a la izquierda. Circulamos entre una arboleda de pinos y la pista presenta algún tramo no muy bueno que puede ser complicado en época de lluvias.









Si hay suerte a mano derecha nace una pequeña pista que en unos 200 metros llega a la fuente del Pujàs situada al pie de una haya gigante.
Siguiendo recto la pista conecta con el trazado de la primitiva pista del Grau de Vilamala. La vegetación cambia radicalmente y los pinos dan paso a las hayas. Si es posible es recomendable hacer este camino en el otoño para disfrutar de la policromía de los colores mezclados con los rayos del sol.
Presidida por el Tossal de la Vídua la pista baja por Els Faigs de Busa a caballo entre la Serra de Busa al sur y la dels Bastets en el norte.





Llegados a la Ogaba de Valielles la pista gira a la derecha y cambia de sentido hasta que encontramos la casa de Vilamala a nuestra derecha. Está restaurada.



Seguimos la pista principal en bajada y hacia la izquierda, por l’estret de Vilamala, hacia la rasa de Valielles.
Cuando la pista enfila hacia el final del valle pasamos cerca de la casa de Valielles de Busa, la cual está habitada todo el año.
A la derecha del a cas encontramos la pequeña iglesia de Sant Andreu de Valielles.
En un principio estaba agregada a la Busa, y más tardea la de Sisquer. En la actualidad es una capilla particular que depende de la Parroquia del Valle de Guixers.
Su forma rectangular, 4,70 x 6,50 m, está orientada hacia levante. Sin ábside, la vuelta es de aristas separadas por un arco toral. El campanario es de espadanya con un ojo. A su interior hay una pequeña pila bautismal en un solo bloque de piedra y sin decorar.





Cerca de la casa, en el antiguo camino que comunicaba esta casa con el monasterio de St Pere Graudescales, hay un magnífico bosque de bojes gigantes que han sido protegidos para evitar la suya tala.

Saliendo de los campos y de la explanada de Valielles al fondo vemos el Coll de Vera que sirve de nexo de unión entre la serra de Busa al sur y la dels Bastets al norte. La pista continúa por la vertiente oriental de la Serra dels Bastets que es denominada como serra d’Avellanes.
Llegamos a un cruce de pistas al lado de río Aigua d’Ora. A la derecha tenemos la pista que se dirige a la vall d’Ora y atraviesa el río por un estrecho puentecito. Justa tras pasar este puentecito encontramos las edificaciones del Molí de Bancell (Vancells), habitadas a temporadas.



Circulamos por la pista que sigue recto y paralela al río y llegamos a la carretera LV-4241 que une Berga y a Sant Llornç de Morunys.
Si giramos a la derecha en pocos metros a la izquierda se encuentra el pont de l’Espingard. La pista asfaltada que nace de él nos lleva al municipio de Llinars y al càamping Aigua d’Ora. Bueno, yo gire hacia a la iquierda, dirección Sant Llorenç de Morunys y ya di por finalizada la excursión.