No te puedes fiar del vecino de al lado, vete a saber quién es en realidad.
Sean O'Neil es un típico representante del sueño americano. Es un inmigrante norirlandés de 49 años, sus negocios en Filadelfia iban viento en popa y su vida parecía tan perfecta como la de una serie de TV. Tanto se parecía a una serie de TV que su familia se ha visto envuelta en una situación de serie televisiva tipo CSI.
En el 2.006 durante un viaje de fin de semana junto a su mujer, el hijo de ambos, Sean Jr. de 17 años, aprovechó para organizar una fiesta en la casa familiar. Cuando su hermana llegó de madrugada se encontró con la siguiente escena: Sean intentaba reanimar a su amigo Scott, que yacía casi desangrado de un disparo en la cara. O'Neil Jr había cogido la pistola de su padre para fardar antes sus amigos. Había bebido y la mala suerte quiso que el arma se disparase cuando apuntaba a su amigo a la cara.
Durante la investigación la policía encontró varias armas compradas de forma ilegal y unos documentos enterrados en el jardín que relevaron sus años como terrorista convicto del IRA.
Una auditoría a su empresa descubrió que llevaba una doble contabilidad.
Total que se le persigue porque: “El sistema legal norteamericano está lleno de prejuicios contra los católicos y los irlandeses...” y que “los cargos que se me imputan sólo pretenden convencer al jurado de que soy un terrorista irlandés católico violento y propenso a comprar armas”.
Sean ONeil, el abogado y Sean Jr. |
Sean O'Neil nació en 1.960 en Coasiland, Irlanda del Norte.
En 1.977, a los 17 años, entró en la cárcel, acusado de pertenecer al grupo Fianna na h'Eireann, asociado al IRA.
En 1.983, a los 23 años, aprovechando un permiso de 6 meses en la cárcel norirlandesa en la que cumplía condena, marchó a los EE.UU. Un matrimonio fraudulento le permitió obtener la tarjeta de residencia. Para entonces ya se había hecho con varias armas y estaba inscrito en el censo electoral bajo una identidad falsa.
En 1.986 se caso con su actual mujer, olvidando decirle que nunca se había divorciado de su primer matrimonio.
Actualmente se enfrenta a 146 años de cárcel, a una multa de 4 millones de dólares y a una prácticamente segura deportación
De una historia de Sara Polo, para la sección El Zoo del Siglo XXI de El Mundo del 28/07/09
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