De guerra fueron aquellos tiempos,
en los que cuatro hermanos se encontraron desamparados.
Para sobrevivir fueron separados,
y con el paso del tiempo se dieron por perdidos,
aunque nunca fueron olvidados.
Con confianza fue acogida
por una familia conocida.
No fue por la sangre,
tampoco se puede decir que por la tierra.
que tanto la que es mi madre,
como la que inspira estas notas
acabaran ambas siendo como hermanas
hasta el final de los días.
Tuvo una existencia laboral monótona,
tuvo una existencia vital anodina,
aún y todo fue irrepetible y única.
Tuvo un carácter fuerte,
caprichoso y algo rebelde,
de no atender más que a sus deseos
y apreciado por pocos.
Bueno para la propia supervivencia.
que le hizo aferrarse a la vida,
exprimirla hasta la última gota,
hasta que no quedo nada.
Estando ya jubilada y soltera,
Un regalo, más propio de un espíritu ladino
le ofreció el destino:
Tras toda la vida separados,
ignorantes unos de otros,
los hermanos perdidos,
por fin serían reencontrados.
El que debía ser un momento de júbilo
se torno cruel y amargo,
dolorosamente despiadado,
y quedo marcada hasta su óbito.
La columna vertebral de sangre se inundó
y parapléjica de por vida quedó,
su fisiología se alteró
y el dolor en su cuerpo se instaló.
Con el devenir de los años
su karma vital cambio,
cual penitente rosario
de desconocidos pecados.
De un cáncer de colon fue curada,
de repetidas uretritis era tratada,
de hemorroides fue operada.
Más tarde se añadió sordera
y una lenta e inexorable ceguera.
La osteoporosis y una caída tonta el fémur le fracturaron
y poco después esa pierna le amputaron.
Con glucosa y tensión repartió medicinas,
ella y artrosis se hicieron amigas,
y con un tal Kaposi compartió filosofías.
Hace 11 días sangre por el ano brotó
y al hospital volvió.
En el delgado se tapono la lesión
pero luego este se perforó.
El quirófano visitó, no hubo opción
y poco a poco todo el intestino se le quitó.
Una débil esperanza de penosa existencia,
se perdió cuando el poco intestino que tenía
por la sutura se deshacía.
No murió rápido sino en lenta agonía,
ya os decía que carácter tenía.
Por la parca fue visitada,
mientras exhalaba su último aliento de vida,
sedada y dormida.
En todo momento acompañada
por aquella que también anciana,
mucho la amaba y era su hermana.
Teresa Marfil Bernal murió a los 82 años el 18 de junio de 2.009
.
Despues de leer completamente tu homenaje, me ha inundado tristeza.
ResponderEliminarTan solo puedo decirte que lo siento.
Un abrazo
Gracias Ferran.
ResponderEliminarLa verdad es que aliviados, pues no salía de una y entraba en otra al poco, y cuanto más mayor menos tardaba. Desde que pudo conocer a sus hermanos su existencia fue un cúmulo de desgracias aumulativas. La verdad es que no era vida, era una pura y simple tortura.
Salu2
Hola Fernando, mis condolencias a tu familia. Nunca había leído antes un poema, un adiós como el que has escrito. Imagino que se debe ser médico para mirar directamente y expresar sin filtros ni maquillajes, todo este dolor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Gatta.
ResponderEliminarIgual es que soy un poco bestia, a veces.
a veces la vida va demasiado lejos con la crueldad que impone con la enfermedad..y aun con toda la crudeza tampoco llegaríamos nunca a poder expresar tanto sufrimiento.
ResponderEliminarCualquiera puede dominar un sufrimiento, excepto el que lo siente.(W.Shakespeare)
Pudieron reencontrarse los hermanos, eso fue lindo,pero el dolor no tardó en llegar.
Mis condolencias, un abrazo Fernando.
Gracias Buji
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