MINDHUNTER.-
Mindhunter es una gran serie de Tv, estrenada en Netflix,
La ficción cuenta con David Fincher (Zodíaco, Perdida) como productor ejecutivo y director de varios episodios. La actriz Charlize Theron, Joshua Donen y Cean Chaffin completan el equipo de productores ejecutivos.
Entre el reparto encontramos a los actores Anna Torv, Holt McCallany, Jonathan Groff, Cotter Smith y Hannah Gross.
Ambientada en la década de 1970, la serie explora los inicios de la psicología criminal y la creación de perfiles en el seno del FBI. Dos agentes radicalmente opuestos, Holden Ford (Jonathan Groff), que trabaja como profesor en Quantico y Bill Tench (Holt McCallany), especialista en conducta criminal. comienzan a entrevistarse con unos asesinos enrevesados y que nadie entendía en un intento entender sus motivaciones y de aplicar lo que aprendan para resolver o incluso prevenir casos presentes. Ellos, junto con Wendy Carr (Anna Torv) como jefa del departamento, empezarán un camino nada sencillo para forjar unos nuevos procedimientos, además de la formalización de nuevo vocabulario que abrirá nuevas vías de anticipación e investigación.
El esquema narrativo de ‘MINDHUNTER’ es la de ir avanzando a través de las diferentes entrevistas a estos asesinos para elaborar unos principios básicos que ayuden a fundar lo que hoy en día se conoce como psicología criminal. Y en esto reside la verdadera complejidad de la serie, en la dificultad de analizar un mundo tan retorcido y truculento: el de navegar a través de unas mentes más desalmadas y desequilibradas para averiguar modelos de conductas y motivaciones.
Evidentemente estos mundos tan sórdidos, reflejados fielmente en la pantalla, llevarán adherido un coste personal muy alto para Holden Ford y Bill Tench y les afectará tanto a nivel emocional como sentimental. Todos los vínculos afectivos de ambos protagonistas se verán afectados progresivamente de una manera negativa; pero incluso esta degeneración les afectará a nivel profesional ya que según avanza la temporada serán mayores los conflictos morales y éticos, sobre todo para Holden que le llevará a tomar decisiones profesionales erróneas que de alguna manera afectarán a otros personajes. Todo con el fin de llevar adelante un proyecto que cambiará el FBI.
El verdadero combustible de ‘MINDHUNTER’ es la catarata de entrevistas que se producen con Ed Kemper (interpretado magnificamente por Cameron Britton. La interpretación de Bitton es magistral y su transformación física casi idéntica. Este material deja en evidencia cómo el guión reproduce con exactitud algunas de las frases del asesino.), Monte Rissell (Sam Strike), Jerry Brudos (Happy Anderson) y Richard Speck (Jack Erdie). Ellos son la gasolina que hace a la serie avanzar y que abre un terrible pero, a la vez, apasionante mundo de los asesinos en serie. El espectador se sitúa en los albores de una ciencia que necesita definirse y formarse incluso a nivel léxico. Toda simplificación sería un error.
En ‘MINDHUNTER’ todo gira alrededor de las entrevistas, no sólo con los asesinos, y que, a través de esas complicadas y comprometidas “relaciones”, intervendrán de una manera relevante en el devenir de los protagonistas y de la historia. Estos diálogos están construidos tanto textualmente como audiovisualmente de una forma muy inteligente, buscando sacar el máximo partido tanto al subtexto como a la puesta en escena. Todo es relevante en cada secuencia dialogal: la importancia de la palabra, el lenguaje no verbal y la disposición de cada uno.
El drama está basado en el libro de 1996 Mind Hunter: Inside the FBI's Elite Serial Crime Unit, título que podría traducirse como Cazador de mentes: dentro de la unidad de élite del FBI especializada en crímenes en serie. En él John Douglas, ex agente del FBI y coautor de la obra junto a Mark Olshaker, cuenta sus 25 años de carrera persiguiendo asesinos en serie como uno de los primeros expertos en el desarrollo de perfiles criminales. Este título da una idea bastante acabada de qué tratará la serie: cómo el FBI empezó a incorporar conocimientos que no eran estrictamente policiales para poder atrapar a los asesinos seriales, que representaban otro tipo de criminales.
Antes de recalar en el FBI y convertirse en uno de sus mejores agentes, Douglas había tenido una adolescencia díscola y unas notas mediocres. Su inteligencia, su capacidad de observación y su suerte le hicieron destacar en los equipos de béisbol y de fútbol americano de la universidad donde estudiaba para ser veterinario y como portero de bares y discotecas, y también le sacaron de varios líos con la policía relacionados con el consumo de alcohol sin tener la edad permitida. Tras fracasar en su primera etapa universitaria, hizo el servicio militar en las fuerzas aéreas, en Amarillo, Texas, donde consiguió tener una trayectoria más o menos plácida a cargo de las instalaciones deportivas de la base, al tiempo que aumentaba su interés por la psicología. Acabada su etapa en el ejército, de donde le invitaron a marcharse discretamente otorgándole la baja tras un altercado, Douglas tocó fondo; pero en un gimnasio conoció a un agente del FBI que cambió su vida de manera providencial al animarse a presentarse como candidato para la agencia.
Douglas se unió al FBI en 1970, su primera asignación fue en Detroit, Michigan. Como agente de campo sirvió como francotirador en el equipo Swat local y después se convirtió en negociador de rehenes. Fue transferido a la Unidad de Ciencia del Comportamiento, BSU por su siglas en inglés, del FBI en Quantico, en 1977, donde enseñó técnicas de negociación de rehenes y utilizó la psicología criminal en la Academia del FBI en Quantico, Virginia a agentes de nuevo ingreso, agentes de campo y oficiales de policía de todo el país. Creó y encabezó el programa del FBI de Perfiles Criminales y más tarde fue promovido como jefe de la Unidad de Apoyo Investigativo , una división del Centro Nacional para el Análisis de Crímenes Violentos (NCAVC).
Mientras trabajaba a lo largo del país proporcionando entrenamiento a la policía local, Douglas y su colega Robert Ressler comenzaron a entrevistar asesinos seriales y otros criminales sexuales violentos en diferentes prisiones en busca de los patrones de actuación del delincuente en la escena de crimen y las motivaciones que llevan a estas personas, a cometer repetidamente estos actos aberrantes. Algunos de los más notables criminales de la historia reciente fueron entrevistados como parte de un estudio sin precedentes, incluyendo nombres como David Berkowitz, Ted Bundy, John Wayne Gacy, Charles Manson, Lynette Fromme, Arthur Bremer, Sarah Jane Moore, Edmund Kemper, James Earl Ray, Sirhan Sirhan, Dennis Rader, Richard Speck, Monte Rissell, Donal Harvey, Joseph Kondro y Joseph Paul Franklin. El resultado fue el libro "Homicidios Sexuales: Patrones y Motivos" seguido por "Manual de Clasificación Criminal" (CMM). Douglas recibió dos premios Thomas Jefferson por excelencia académica de la Universidad de Virginia por su trabajo en el estudio de criminales violentos.
Las propuestas de Douglas para profundizar en la psicología criminal y conseguir anticiparse a los actos de las mentes criminales más perturbadas se estrellaron una y otra vez contra la reticencia de un FBI que todavía se limitaba a investigar los hechos concretos y las evidencias tangibles. Los códigos profesionales y morales de la agencia seguían bajo la alargada sombra de John Edgar Hoover, el hombre que la dirigió con mano de hierro desde 1924 (once años antes de que tomara su nombre definitivo, Federal Bureau of Investigation) hasta 1972 y la convirtió en el cuerpo de investigación criminal más famoso del mundo.
Lo que más costó al FBI, tal y como refleja también la serie de Netflix, fue aceptar que Douglas se entrevistara en las cárceles de todo el país con los criminales en serie más famosos con el objetivo de estudiar su conducta, algo que sin duda alimentaba el ego de estos asesinos. Para Douglas, era un desperdicio tener a estos criminales encerrados sin más, y supo ver que ellos mismos eran la mejor fuente de conocimiento sobre sus motivaciones y modus operandi. Finalmente el FBI aceptó el método de Douglas tras comprobarse su eficacia a la hora de trazar perfiles psicológicos que ayudaron a resolver los primeros casos reales.
El enfoque novedoso de Douglas surgió de una epifanía. Un día, hablando con un corredor de apuestas clandestinas que acababa de detener, este le dijo que jamás conseguirían acabar con el juego ilegal: “No puedes pararnos, John, hagas lo que hagas. Somos así”. Aquel “somos así” le hizo pensar que “había algo inherente, en lo más profundo de la mente y la psique del criminal, que lo empujaba a hacer las cosas de una determinada manera. Más tarde, cuando empecé a estudiar las mentes y las motivaciones de los asesinos en serie, cuando empecé a analizar las escenas del crimen en busca de pistas de comportamiento, buscaba el elemento o conjunto de elementos que hacían que saliera a la luz el crimen y el criminal, ‘que representara lo que era'. Al final encontré el término ‘firma' para describir ese elemento único y obsesión personal, que se mantenía estático. Lo utilizaba para distinguirlo del tradicional modus operandi, que es fluido y puede cambiar. Se convirtió en el núcleo de lo que hacemos en la Unidad de Apoyo a la Investigación”.
Cuando por fin sus logros fueron reconocidos por la agencia, el trabajo de Douglas no hizo más que aumentar. En 1983 su ritmo era tan frenético, con vuelos continuos a lo largo y ancho del país para dar conferencias, instruir a nuevos agentes y ayudar a los departamentos de policía locales con casos complicados, que el estrés le provocó una hemorragia cerebral que lo dejó en coma. Los médicos estaban seguros de que moriría, pero logró sobrevivir y tras una penosa recuperación volvió al trabajo meses después.
Además de contar la trayectoria de Douglas y desentrañar los pormenores de algunos de los casos más importantes de asesinatos en serie en la historia reciente de Estados Unidos, Mindhunter ofrece un interesante testimonio de la evolución ideológica y metodológica del FBI entre las décadas de 1970 y 1990. Cuando Douglas comenzó su formación como agente especial, la inmensa mayoría de sus miembros eran blancos y no había ninguna mujer. Había una lista oficial de palabrotas que los agentes debían aprenderse y, en caso de que en alguno de sus informes apareciera alguna de ellas, debían dárselo a transcribir a una taquígrafa determinada, más veterana que las demás y, por ende, menos propensa a escandalizarse por la lectura de aquellos vocablos.
Douglas consiguió que el FBI le pagara los estudios académicos que le ayudaron a profundizar en la psicología criminal. En la universidad se topó con el desprecio y la desconfianza de estudiantes y profesores, que lo veían como a un espía infiltrado gracias a una reputación que el FBI se había ganado a pulso desde la década anterior por su reacción a los movimientos contraculturales, muy vinculados al ámbito universitario.
“Aprendí que si puedes vender a la gente tus ideas y mantener su interés, puedes tenerlos de tu parte. [...] Sin embargo, debo admitir que, hasta cierto punto, es el mismo talento que usan los manipuladores y depredadores criminales para escapar”.
John Douglas es autor de una docena de ensayos (la mayoría de ellos escritos, como este, junto al novelista y ensayista Mark Olshaker), además de su célebre método, Crime Classification Manual: A Standard System for Investigating and Classifying Violent Crimes, firmado junto a sus colegas Ann W. Burgess (la psicóloga en la que se basa el personaje de la serie Wendy Carr, interpretado por Anna Torv), Allen G. Burgess y Robert K. Ressler (su compañero del FBI en el que se inspira el personaje Bill Tench, interpretado por Holt McCallany).
Desde su retiro en 1990 de este organismo, ha prestado asesoramiento a la policía de diversos países en la investigación de asesinatos en serie, y ha sido convocado a menudo como testigo experto en causas penales e incluso civiles, fue asesor de diversas películas.
Fue consultor de Thomas Harris, el autor de la célebre novela El silencio de los corderos y otras novelas protagonizadas por Hannibal Lecter. El escritor basó en él su personaje Jack Crawford, el instructor de la detective Clarice Starling, y también está inspirado en él la versión de otro personaje de Harris, Will Graham, en la serie de televisión Hannibal, así como los dos personajes principales de la serie Mentes criminales.
Actualmente cree que el móvil del 90 por 100 de los serial killerses de carácter sexual, mientras que sólo un 10 por 100 actúa por otro tipo de impulsos,
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FUNDACIÓN.-
"Lewis Pirenne se hallaba muy ocupado frente a su mesa del despacho, en la única esquina bien iluminada de la habitación. Tenía que coordinar el trabajo. Tenía que organizar el esfuerzo. Tenía que atar todos los cabos".
Ese es el primer párrafo que se pudo leer de una de las obras de ciencia ficción que más impactó en la primera mitad del siglo XX: Fundación, esa saga de novelas de ciencia-ficción publicadas por Isaac Asimov, prolífico escritor y divulgador.
En sus inicios fue El Ciclo de Trantor: Fundación, junto con otros libros ‘Los límites de la Fundación’ y ‘Fundación y Tierra’. Y está inspirado en la “Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano”, de Edward Gibbon; (El general Bel Riose de Fundación está inspirado en el Belisario romano) y en la evolución posterior de la humanidad hacia la Edad Media y el Renacimiento. La historia comenzó como una colección de relatos publicados en la revista Astounding Magazine en 1942.
Un joven Asimnov, de veintipocos años, recién acabado su posgrado en química y que trabajaba en la Estación Meteorológica del Philadelphia Navy Yard, cogió el coche para reunirse con su editor. En el coche tuvo una idea. La idea. ¿Qué tal contar la historia de la caída de un Imperio Galáctico? Cuando se la contó a John Campbell, su editor, la idea le encantó. Tanto que no quería malgastarla en una sola historia. Campbell quería una serie de historias, a ser posible: una serie que no se acabara. Isaac arrancó a contar esa caída que no era más que una forma de contar la Historia de la humanidad. Ahí fue cuando se le ocurrió la idea de una ciencia que pudiera predecir el futuro sobre una base estadística que le sirviera como forma de unificar todas las entregas de la serie. Así fue como un jovencísimo Asimov de veintipocos años escribió las primeras historias de la Fundación y, de paso, creó la psicohistoria.
Estos 5 relatos cortos que se publicaron por primera vez en un libro de forma conjunta por Gnome Press en 1951. Cuatro de las historias fueron publicadas originalmente en la revista Astounding, dirigida por John W. Campbell entre 1942 y 1944. El nombre que se le dio a las historias fue diferente a los que tienen en el libro. La quinta historia se añadió cuando se recopilaron en forma de libro.
Y luego se convirtió en una trilogía de libros en 1951, galardonada con el Premio Hugo (1966) a "la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos". Posteriormente, Asimov amplió la saga con secuelas y precuelas subsecuentes, y con otras novelas nacidas de sus inquietudes y que en principio no tenían nada que ver con la idea original, en particular su Ciclo de los Robots; ambas temáticas acaban fundiéndose, transcurren en el mismo universo.
Así pues la saga de la Fundación no es una típica space opera, sino que se centra más en el debate y la intriga política que en la acción, y se desarrolla a lo largo de cientos de miles de años, cambiando a menudo de personajes entre historias.
Es el blog Escrito en el Agua hay una buena cronología de los sucesos y cómo se interrelacionan las dos sagas
Ciclo de la Fundación (o Ciclo de Trántor)
1) Prelude to Foundation (Preludio a la Fundación) (1988). Primera precuela a la serie de la Fundación. Hari Seldon esboza las bases de la psicohistoria y queda atrapado en una competencia política por obtener sus conocimientos.
2) Forward the Foundation (Hacia la Fundación) (1993). Segunda precuela a la Fundación. Hari Seldon continúa el desarrollo de la psicohistoria, tanto desde su despacho en la universidad como desde el gobierno imperial.
3) Foundation (Fundación) (1951). Primera novela sobre La Fundación. Relata los comienzos del largo camino de la Fundación hacia la creación del Segundo Imperio Galáctico.
4) Foundation and Empire (Fundación e Imperio) (1952). Segunda novela sobre La Fundación. Cuenta la colisión del Imperio con la Fundación y su posterior caída y muerte.
5) Second Foundation (Segunda Fundación) (1953). Tercera novela. La Fundación se enfrenta a enemigos no previstos por la psicohistoria de Hari Seldon así como a la sombra de una misteriosa Segunda Fundación. Junto con Fundación y Fundación e Imperio, constituye la clásica Trilogía de la Fundación, o Ciclo de Trántor.
Asimov le reveló a la BBC que la idea del "Mulo" no surgió de él sino de su editor, John Campbell.
"Me sugirió que introdujera un individuo lo suficientemente inusual como para quedar fuera de la visión original de la psicohistoria. Algo que no se podía haber anticipado", contó.
"Una de las suposiciones de la psicohistoria es que los seres humanos serán seres humanos y aquí tienes un ser humano mutante con poderes inusuales cuya existencia no fue anticipada, pero que puede cambiar la Historia".
Estas tres novelas pueden ser leídas independientemente del resto de la serie.
6) Foundation's Edge (Los límites de la Fundación) (1982). Continúa la historia de la Fundación. Lo que comienza siendo una búsqueda del planeta Tierra lleva a un descubrimiento increíble. Gaia, Galaxia.
7) Foundation and Earth (Fundación y Tierra) (1986). Última novela sobre la Fundación que finaliza la serie. Termina donde empezó todo: la Tierra, y llevará a descubrimientos asombrosos.
En la saga se aborda y desarrolla la primera y reñida expansión humana en la Galaxia mediante la colonización de los primeros mundos espaciales, la lucha de estos con la Tierra por el predominio galáctico, la derrota final de los espaciales a manos de los colonos terráqueos, la decadencia de la Tierra como planeta civilizado por efecto de una radiactividad inducida, la gran diáspora que significó la huida de la población humana de la Tierra y su dispersión por la Galaxia, la colonización de millones de mundos por la humanidad, la formación del Imperio Trantoriano, su conversión en Imperio Galáctico y la decadencia del mismo. En paralelo a esto se narra el desarrollo de la ciencia robótica y la influencia que los robots tienen sobre las sociedades humanas. Un momento clave y decisivo es la creación del robot R. Daneel Olivaw, personaje mítico que abarca con su presencia explícita o velada toda la saga. El Imperio, formado originalmente por la expansión de los seres humanos en el espacio exterior (origen del que se ha perdido la memoria), agrupa millones de planetas de nuestra Galaxia. Su decadencia sucede en un futuro muy lejano y el planteamiento central es el problema de evitar el dolor y la destrucción de vidas y bienes que se producirá con la desaparición de su sistema absolutista de gobierno galáctico.
Trántor, es el planeta capital del Imperio Galáctico, que ha existido durante 12.000 años.
Trántor, un planeta íntegramente destinado a las tareas administrativas, totalmente independiente de los suministros exteriores… y por ello extremadamente vulnerable… Aunque esta organización política de trillones de personas aparentemente se mantiene estable y fuerte, el Imperio ha ido decayendo imperceptiblemente durante cientos de años.
En ese Imperio Galáctico el matemático Hari Seldon desarrolla una rama de las matemáticas conocida como psicohistoria, un concepto de sociología matemática, a partir de la psicología y del análisis de grandes conjuntos de datos.
Esta ciencia, usando una especie de psicología de masas, y basándose fuertemente en la historia, permite predecir el comportamiento de grandes cantidades de personas de forma estadística ((del mismo modo que la teoría cinética de los gases puede predecir el comportamiento global de millones de moléculas, pero no de una molécula determinada).
Seldon prevé la inminente caída del Imperio Galáctico, que abarca toda la Vía Láctea, y una edad oscura que duraría 30000 años antes de que surja un segundo gran imperio.
Los funcionarios del Imperio, ya que éstos creen que Seldon conspira contra el Imperio y ven en su capacidad de vaticinar el futuro una amenaza.
Hari Seldon, a causa del arresto de Gaal Dornick, hace pública su predicción de que el Imperio caerá antes de cinco siglos, y después de la caída la humanidad sufrirá un período de barbarie de 30.000 años hasta que un Segundo Imperio sea establecido. Según Seldon, la caída es inevitable debido a la gran inercia de los hechos históricos, pero todavía es posible reducir el período de barbarie a 1000 años, de forma que la humanidad sufrirá menos. Seldon revela que el Proyecto consiste en salvaguardar la ciencia en una Enciclopedia Galáctica que almacenará todo el conocimiento acumulado por la humanidad a lo largo de miles de años para que no se pierda, y no sea necesario empezar desde cero. Finalmente, los aristócratas que gobiernan el Imperio deciden exiliar al Proyecto a Términus, un planeta situado en la Periferia Galáctica y con pocos recursos estratégicos, con la esperanza de quitarse el problema de encima.
Sin embargo, Seldon muestra a Gaal Dornick que todo ha sido convenientemente planeado por los líderes del Proyecto, que ya tenían planeado el "exilio" a Términus pero querían hacerlo de forma que no atrajera sospechas (después de todo, resultaría sospechoso que cien mil personas se fueran a un planeta sin colonizar) e indica sutilmente que el verdadero propósito del Proyecto no está directamente relacionado con la Enciclopedia.
Los cálculos de Seldon también muestran que hay una manera de limitar este caótico período a solo mil años. Para asegurar el resultado más favorable y reducir la miseria humana durante el tiempo intermedio, Seldon crea las Fundaciones.
La Primera Fundación, pública, es un grupo de talentosos científicos e ingenieros posicionados en un extremo de la galaxia, en Términus, para preservar y expandir el conocimiento colectivo de la humanidad, y así convertirse en la base para el resurgimiento acelerado de este nuevo imperio galáctico.
La Segunda Fundación, también ubicada en el otro extremo de la galaxia, y cuya existencia es secreta, totalmente desconocida para los fundadores de la Primera Fundación y para el resto del Imperio, se asegura de que el curso de la psicohistoria no se altere: El Plan Seldon original sólo fue un esbozo y una de las misiones de la Segunda Fundación es enmendar la plana al maestro y recalcular continuamente el futuro.
La saga se cierra con un enlace entre el ciclo de los robots y el de la Fundación propiamente dicha, mediante la exposición del plan Gaia-Galaxia de Daneel Olivaw, como respuesta a la necesidad de hacer frente a una hipotética invasión alienígena. La psicohistoria, al parecer, no basta para asegurar el futuro de la especie humana, sino que es necesario ir un paso más allá, y crear una conciencia galáctica que sea un eficaz escudo frente al caos y las entidades alienígenas.
Sin embargo, Asimov dejó planteada una gran contradicción: el plan Gaia-Galaxia contrapuesto a la efectiva formación del Segundo Imperio Galáctico, atestiguado este último por la publicación de la Enciclopedia Galáctica en el futuro del plan diseñado por Hari Seldon, un parámetro difícil de obviar. Asimov no tuvo tiempo de explicar la contradicción y han sido otros autores los encargados de aventurar una solución. Por ejemplo, David Brin, en "El triunfo de la Fundación", apuesta que la Fundación prevalecerá al fin sobre Gaia, sea mediante una transacción, una incorporación o una absorción. Donald Kingsbury en Crisis psicohistórica prescinde totalmente del plan de Daneel y supone la efectiva creación del Segundo Imperio bajo la dirección de los psicohistoriadores de la Segunda Fundación; en ciertos pasajes del capítulo 12 hasta hace una ironía del famoso robot asimoviano, presentando a Danny-Boy, un viejo robot aún activo, polifuncional, en poder de un experto en antigüedades, el cual sospecha que su origen se remonta a los comienzos de la colonización galáctica.
Asimov fue un profesional universitario que escribió también excelentes libros de divulgación científica. El rigor científico con que están escritos sus libros se refleja, por ejemplo en las frecuentes citas de la ficticia Enciclopedia Galáctica, monumental obra que recopila los saberes de todos los habitantes de la galaxia. Los siguientes son cortos fragmentos de algunas de las informaciones que la enciclopedia brinda sobre la Psicohistoria
Psicohistoria:
...Gaal Dornick, utilizando conceptos no matemáticos, ha definido la Psicohistoria como la rama de la Matemática que estudia las reacciones de los conglomerados humanos ante determinados estímulos sociales y económicos... Implícitamente, en todas estas definiciones se presupone que el conglomerado humano de que se trata debe ser lo suficientemente grande como para poder admitir un tratamiento estadístico. La magnitud necesaria para tal conglomerado puede determinarse por el Primer Teorema de Seldon que dice... Otra condición necesaria es que el conglomerado humano no debe ser consciente de ese análisis psicohistórico, con el objeto de que las reacciones sean realmente auténticas…
Literariamente no es gran cosa, Asimov, el mismo lo reconocía, no era un literato de altos vuelos, se conformaba con ser claro y directo, sus personajes están definidos con unas pocas pinceladas (por otro lado, suficientes en la mayoría de los casos) y tampoco se recrea especialmente en los escenarios, Trantor, quizá, está más trabajado, pero no hay referencias arquitectónicas a la Fundación, nunca pierde el tiempo en vestuario y enseres, siempre se centra directamente en la narración de los hechos.
Los primeros escritos son hijos de su época y al leerlos puede ser chocante la preponderancia de lo "atómico" y de cómo el manejo de esa energía es lo que permite a Términus sobrevivir y ganar el liderato en el sector de su Galaxia en los primeros años; así como el uso de la religión o que la única organización humana capaz de sobrevivir a una caída social sea la feudal: Reinos y reyes, sin que otras formas de gobierno sean más populares. Supongo que debe ser un recurso de simplifación literaria pero le hace pecar de ingenuo.
El gran acierto de Asimov en la trilogía de las Fundaciones es plantear, por un lado, una hipótesis plausible del hundimiento del Imperio Galáctico, monolítico en su estructura, que sin enemigos externos que lo amenacen y sin motivaciones para explorar, expandirse, ha perdido toda vitalidad y se desmorona sobre si mismo; simplemente se deshace y sus cenizas se las lleva el viento de la historia.
Apple ha encargado la producción de la serie ‘Fundación‘, un drama televisivo basado en la saga Isaac Asimov.
El proceso de trasladar las páginas de la Fundación a la pantalla ha sido largo. New Line Cinema gastó millones tratando de adaptar la trilogía de la Fundación al cine, pero no pudo lograrlo. Columbia Pictures y Sony obtuvieron los derechos en 2009, con la esperanza de que Roland Emmerich, director de ‘Independence Day‘, dirigiera la adaptación. Eso también fracasó, y HBO adquirió los derechos en 2014. Jonathan Nolan subió a bordo para producir y escribir la serie, pero esta versión nunca llegó a suceder (Nolan se iría y haría ‘Westworld‘ para HBO en su lugar). Actualmente, los derechos los tiene Skydance Television, que ha estado recientemente detrás de varias series de éxito en servicios de streaming en los últimos tiempos, habiendo producido ‘Grace and Frankie’ y ‘Altered Carbon‘ para Netflix, así como ‘Jack Ryan‘ para Amazon.
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