Persona varón de 35 años de origen marroquí que es traído en ambulancia al centro asistencial.
De aspecto sereno y tranquilo. Manifiesta que ayer noche jugando un partido de fútbol se hizo daño en el tobillo-pierna derechos; no queda claro si fue en el transcurso de una carrera, al dar un salto, o...
Al parecer ha pasado una noche aceptable pues no refiere dificultad para conciliar el sueño.
Esta mañana al irse a poner de pie su problema se complica con una entorsis del tobillo derecho y la aparición de dolor e impotencia funcional para la deambulación.
La extremidad afectada y dolorida presenta un buen aspecto, está discretamente hinchada pero ni hay signos de hematoma subcutáneo ni de fallo de riego sanguíneo. El buen aspecto del paciente en reposo y su actitud después del incidente futbolistico hacen pensar en un esguince de ligamentos o en una fractura de peroné como mucho.
Rx pierna y tobillo derechos: Fractura en varios fragmentos del tercio inferior de la tibia.
Es derivado al Hospital de referencia del área asistencial del centro de primaria.
Se confirma que la lesión presenta un buen relleno periférico, con una movilidad distal y sensibilidad conservada (dedos pies).
Se orienta la lesión como: Fractura del Pilón Tibial y Tercio Distal de la Tibia Derecha.
Dado que no había lesiones externas, ni fractura peroneal asociada y la buena perfusión distal (con una saturación O2 del 100%) sin signos de lesión vascular periférica se procede a una oclusión cerrada, que acerca los fragmentos de la lesión entre si, y a una férula cruropédica.
Luego es derivado al hospital de referencia de la población donde está viviendo.
Y ahi se le pierde la pista.
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En líneas muy generales y sin entrar en muchos detalles, pues eso ya no es mi materia...
Las fracturas intraarticulares de la parte distal de la tibia se denominan fracturas de pilón tibial, son de difícil tratamiento, y en la mayoría de las ocasiones se resuelven con un resultado funcional mediocre.
En la mayoría de las ocasiones no es posible caminar, aunque de forma muy poco frecuente puede darse la circunstancia de que la fractura no se haya desplazado y se pueda apoyar la pierna y caminar cojeando.
Se han clasificado según la localización, grado de desplazamiento y fragmentación de la misma.
El objetivo de su tratamiento es obtener la consolidación de la fractura y un tobillo que se mueva y funcione normalmente sin dolor.
Los métodos de tratamiento cerrado tienen el riesgo de no conseguir la reducción adecuada de la superficie articular. Y eran el tratamiento base hasta 1960.
El inicio de la cirugía de las fracturas del pilón tibial se encuentra hacia finales de la década de 1960 con los estudios de Rüedi y Allgöwer.
Desde entonces, las pruebas de imagen y los implantes de osteosíntesis han progresado, lo que ha permitido un tratamiento mejor adaptado.
La reducción articular abierta y la fijación interna permiten restaurar mejor la anatomía de la articulación, pero con el riesgo y coste de un elevado porcentaje de graves complicaciones quirúrgicas.
Lo primero es tratar las lesiones de los tejidos blandos y de la piel si las hubiera, pues es prioritario conseguir su restauración, y una vez reparados pasar a tratar las fracturas óseas
Si hay lesiones externas se coloca un fijador externo en el lado medial de la pierna y pie, pudiendo estabilizar el peroné. Al cabo de unos días, cuando ha bajado la inflamación y se han curado los tejidos blandos se procede a evaluar la magnitud de la lesión por medio de pruebas de imagen y se procede a la reconstrucción anatómica, no sólo de la parte externa del hueso sino sobre todo de la cara articular de la tibia.
Cuando la calidad ósea es buena y la fractura lo permite se pueden utilizar clavos o placas atornilladas específicamente desarrolladas para mantener los fragmentos óseos correctamente alineados mientras se forma el callo de fractura.
Hay ocasiones en las que si la capacidad de marcha del paciente estaba muy diminuida antes de la fractura o si la situación general del paciente es muy mala (enfermedades importantes mal controladas) se puede optar por no operar; asumiendo que la capacidad para caminar va a quedar muy disminuida
En la mayoría de los casos se intentara levantar de la cama al paciente en las primeras 24 o 48 horas.
Habitualmente se suele inmovilizar el tobillo con una vendaje reforzado con escayola (férula posterior).
Lo habitual es que no se permita apoyar la pierna. Generalmente es necesario utilizar un andador o unas muletas para repartir el peso del cuerpo. Son muy importantes los ejercicios de rehabilitación para recuperar la fuerza de los músculos que se han debilitado después de la fractura. Generalmente no hace falta seguir un programa específico para volver a caminar. Lo habitual es que se pierda agilidad y fuerza después de la fractura. Pero lo normal es que si la persona era capaz de desenvolverse de forma independiente antes de la caída lo recupere con el tiempo.
Con una ayudita en la parte técnica proveniente de:
Traumatólogo en casa .
Blog del dr. Fernando Noriega .
Instituto Internacional Ortopédico de la Cirugía del Pie (IIOCP) .
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