La pasión por los aviones es una droga dura que pone en juego los resortes últimos del hombre, los relacionados con la supervivencia y el instinto, y que combina como pocas el chute de adrenalina con el estudio y dominio de las leyes físicas.
En Elegidos para la Gloria, Tom Wolfe (Philip Kaufman, película) retrataba a los pilotos que acaudillados por el coronel Chuck Yeager probaban los primeros aviones supersónicos; en el desierto de Sonora, en la base de la Fuerza Aérea de Edwards. Un equipo de pilotos, en un ambiente salvaje, que batía una y otra vez la velocidad el sonido y compartia paseos hiperveloces sobre el manto amarillo del desierto con un bourbon para cenar y carreras de coches.
De entre todos ellos destacó sin embargo Robert Michael White, un buen chico católico, asceta, estudioso y madrugador, poco amigo de las pasadas que atraían a sus colegas.
Nació el 6 de julio de 1924 en Nueva york y ha muerto a los 84 años en Orlando, el 17 de marzo de 2010 con el rango de general.
Sirvió en el grupo 355 de Combate de la Fuerza Aérea durante la II Guerra Mundial, participó en medio centenar de misiones, fue derribado sobre Alemania en 1945, en su misión nº52, y hecho prisionero.
Al regresar a EE.UU. tuvo tiempo para estudiar y para volar.
Se gradúa en Ingeniería Eléctrica en la Universidad de New York el año 1.951 y en 1.966 se gradúa también en Administración y Dirección de Empresas en la Universidad George Whasington.
Luego participó como piloto de combate en el conflicto de Corea.
Estar en el grupo de Yeager tenía como adosado el paso a la fama. Había que conquistar la Luna y él era uno de quienes volaron para empedrar el camino.
Entre el 13 de abril 1960, y 14 de diciembre 1962, realizó 16 vuelos en los aviones propulsados por cohetes. Fue un gran piloto de pruebas, pasaron por sus manos prototipos varios: el F-102 delta Dagger, el F-89 Scorpion, el F-105 Thunderchief o el X-15.
A bordo de este último voló a 66 y 96 km de altitud siendo uno de los pocos en conducir un avión fuera de la atmosfera terrestre. Fue el primer ser humano en ver la curvatura de la tierra.
También batió el record de la velocidad varias veces, el 9 de noviembre de 1961 llegó a los 6590 km/hora, unas seis veces la velocidad del sonido.
No lo hizó por la fama ni por la portada que Life le dedicó (en agosto de 1962); era un soldado, cumplía con su oficio y soportaba como una carga la fama asociada al mismo en aquellos días de publicidad militarista y exaltación de los bloques.
Tras deambular por bases aéreas de alemania y USA en 1.967 se marcha a combatir en la Guerra de Vietnam donde realiza 70 misiones sobre Vietnam del Norte.
A su vuelta asume el mando del Air Force Flight Test Center de la Base Edwards. En 1.975 es ascendido a General y se retira en 1.981.
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