Bueno cambiamos un poco las cosas, o las recuperamos, ¿quién sabe?,
Cuando inicié este blog estaba convalensciente y era multitemático, como se encarga de enunciar el banner de entrada.
Con el paso del tiempo se centró más en la escalada. Era lo que tocaba, y ya que hacer la entradas consume su tiempo era mejor centrarse en lo que parecía más prioritario.
Durante ese tiempo echaba de menos el resto de actividades y uno de de los leit motiv lo desarrollé como texto de encabezamiento. No lo guardaba pues no era algo generado por mi, aunque fuera una mera descripción de una excursión, sin más; sino que cada texto nuevo sobrescribía al anterior.

Con el paso del tiempo he echado en falta que esos textos, copias directas de los hablado o leído en diversos media, no quedaran guardados y a disposición de quién los buscara.
Así que he decidido almacenarlos como entradas en el blog.
No hace falta avisar, creo, pero lo recalco que son mis gustos, que la emoción que despiertan dependen del momento en que me encuentre y de un visionado muy continuado, a veces, de la materia a la que hacen referencia y que "para gustos colores".

Suerte, bienvenidos al Caos (esa escalera que se sube) y que los disfrutéis.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Pizzeria Mongee (Haiti Enero'10)

Con todo el impacto mediático-social del tema yo no tenía intención de hacerme eco de más noticias esquinosas del terremoto de Haití. Los medios dan una profusa y variada información sobre el tema.
Pero leí una noticia que venía equilibrar por el lado positivo la negatividad de los dos post anteriores y que habla que dentro de la adversidad es posible encontrar a personas positivas entre los propios afectados.
Es una noticia en la que se relata como se hace realidad aquella famosa frase de “No te preguntes que puede hacer tu país por tí, pregúntate mejor que puedes hacer tú por él”.
O recordando unas palabras Eduard Punset del primer post: “el tonton-macoûte que me hacía de chófer sabía menos de política monetaria que yo, pero mil veces más de la química del amor y de las emociones humanas, del impacto del ritmo de la música y de la pintura naif en el alma naif.”

Los hermanos Bailly proceden de una dinastía de prósperos e inquietos empresarios, “orgullosos de ser haitianos”, que manejan diversas empresas. Su deseo es capear el temporal lo mejor que puedan y ayudar a levantar de nuevo su isla.

Patrick Bailly es un gigante orondo, creó hace 12 años Mongee, donde hornean las pizzas más famosas de la ciudad. Lo hizo junto a su hermano Gilbert y otro socio de Petion Ville, uno de los pocos distritos de clase media-alta, salpicados de manzanas de pobreza. El desastre no causó el menor daño ni a un solo miembro de su extensa familia ni al local de dos pisos, que además tiene un bar con billar.
Desde hace unos años crearon el carnaval popular de Petion Ville, que celebran en la calle, junto a su restaurante, para que la gente se divierta y baile con los conjunto musicales que instalan en una tarima. “Buscamos también patrocinadores y regalamos o sorteamos lo que nos dan, camisetas y otras cosas que los asistentes disfrutan”,. Este año celebraron un solo día, el domingo 10 de enero, el programado para una semana más tarde lo clausuro el terremoto.

Se acordaron de los hambrientos y cada tarde, religiosamente desde que ocurrió el terremoto, cocinan y reparten en su pizzería 1.000 cenas, sabrosas según cuentan quienes las prueban. De forma ordenada, sin tumultos. Horas antes distribuyen un brazalete por religioso orden de llegada, hasta que se agota el millar de cupos.
Teníamos comida y pensamos que para que no se tirara, la cocinaríamos para la gente que estaba pasando hambre”.
Mis padres nos llevaban los 25 de diciembre a un asilo de locos y a un hospital de gente pobre para que les diéramos comida”, recuerda Patrick, el segundo de cinco hermanos. “Teníamos ese espíritu de que el que da mucho recibe mucho”.
Su mujer de origen Dominicano, cree que hubo una intervención divina en su buena fortuna y que ahora deben devolver a los necesitados lo mucho que han recibido.

La mayoría de los que hacen cola en la calle jamás podrán probarlas porque no tiene con qué pagarlas y seguramente ni las conocen, pero se habituaron a la sensibilidad social de una familia que creció consciente de la obligación moral de ayudar a los que menos tienen.
Quienes aguardan en la calle agradecen el gesto.
Es algo que le sale del corazón “-explica un chico-
Somos ocho en casa y venimos dos. Lo compartimos”. Dice un adolescente

Delante de la Pizzeria

Los haitianos les dicen, aunque ellos van a lo suyo y no les interesa:
Debería postularse para Presidente o para alcalde, que lo haría muy bien, usted o su hermano: trabajarían por la gente. Ningún dirigente haitiano, ha hecho nada por los ciudadanos que lo perdieron todo. Además, muchos ricos salieron corriendo hacia Estados Unidos.”

Adaptado de Salud Hernández Mora para El Mundo del 23 de enero de 2,010. Sección Mundo

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