En una ruta anterior me llegué a la playa de L'Arrabassada, de Tarragona, y me quedé con las ganas de seguir más allá.
Planifiqué una ruta en la que para llegar a Tarragona tampoco tendría que usar los arcenes de la N-340 ni de la C-31B. Empleé parte de una ruta de Alejandro 1967, "Tarragona - Mont-roig y carril bici T323", que pasa por Vila-Seca y La Canonja. Una ruta similar pero con otro trazado a una empleada con anterioridad.
A partir de la playa de L'Arrabassada intenté seguir una ruta de abd1994 "Tarragona (Arrabassada) - Platja Llarga, Cala Fonda - Cala de Becs - Platja de la Mora - Tarragona". Pero no la seguí mucho pues tuve problemas de ubicación y no me acabó de convencer. El tránsito por la Playa Llarga supongo que debió hacerse toda ella a pie; y tampoco me hace especial ilusión emplear el lateral de la N-340 como carril-bici. Aún así me llegué a la platja de la Mòra, pero desistí de ir a buscar la Torre La Mora. Igual hay que darle otra oportunidad. Pero no será en este año.
Salí de La Pineda y me llegué a Vila-Seca.
En Vila-Seca me paré en la plaza de Miquel Martí i Pol, en el barrio Miramar – Les Illes donde se encuentra la escultura ‘El Pany de la Memòria’ de Eva Mar, en homenaje al poeta catalán que da nombre a la plaza.
Se trata de una escultura cortada en piedra de Calatorao, en una de las caras se ubica la cerradura que le da nombre (pany) y en la otra cara está grabado el poema ‘El poble’. La acompaña una placa a sus pies destinada a reflexionar sobre el paso del tiempo.
De este punto me fui en busca del polígono industrial Mas Sunyer, que sigue con sus obras. En esta ocasión lo abordé por la derecha y fue bastante fácil y cómodo.
Y por el Camí de la Creu dels Horts me dirigí a La Canonja.
Primero me paré en el Castell de Masricart.
Aquello que los canonginos llaman, desde siempre, el Castell de Masricart, es en realidad un gran cortijo o casalici señorial que preside el pequeño casco antiguo del antiguo pueblo de Masricart. No se tiene una fecha clara de cuando fue construido el Castillo, a pesar de que, si se empieza a mencionar documentalmente lo “manso Ricardi” a partir del año 1228, habrá que creer que el cortijo ya estaba y que estaba situado donde ahora debería haber estado el Castillo. La estructura arquitectónica que hoy en día podemos contemplar es típicamente gótica. La construcción es de varias épocas y está realizada con materiales humildes. Probablemente fue durante la segunda mitad del siglo XVI, siendo señores de Masricart los Castellví y los Ponç, que el Castell adquirió su forma actual. Tal como corresponde en un edificio rural, la planta baja estaba destinada a cuadra y bodega, con grandes cubas donde se almacenaba el vino de los campesinos masricardencs. También estaba la prisión y, seguramente, alguna dependencia destinada al Alcalde y al común. La primera planta era la planta noble, con las habitaciones del señor. Arriba de todo, la buhardilla, con toda aquella fila de aperturas, muy habitual en los cortijos catalanes del siglo XVIII, que aseguraba una buena ventilación para secar los frutos o el grano. En una esquina de la barbacana apareció la inscripción del año 1748, lo cual permite datar la parte alta de la construcción. El ultim señor de Masricart fue el Conde de Llar. Sus herederos lo vendieron a La Caixa de Ahorros de la Diputación de Tarragona en 1965. Después de un tiempo de reivindicación del Castell como centro cultural, la misma Caja lo vendió en 1984 a la reciente creada Entidad Local Menor de la Canonja por el precio simbólico de una peseta. Posteriormente, en dos etapas, se procedió a la consolidación del edificio y a su reutilización como equipación cultural al servicio del pueblo. Actualmente, a las instalaciones del Castell se encuentra la Biblioteca Pública, el Fondo Ricard Salvat y el Fondo del Centro de Estudios Canongins, el Archivo Municipal, sala de exposiciones, salón de actos y polivalente y despachos de la administración.
Y también observé la escultura Arbres Fèrrics.
En el año 2016 se inauguró, en el jardín de acceso al Castell de Mariscart, el conjunto escultórico de Jordi Rocosa (Barcelona, 1957) titulado "Natural·lúrgia. Árboles Férricos". Son dos estructuras en forma de árbol formadas por una innumerable cantidad de pequeñas piezas de hierro, de formas variadas, entrelligadas por alambre.
De ahí me fui a visitar la plaza 15 de abril.
Pilarín Bayés, pòpular ilustradora catalana y de reconocida trayectoria, es la autora de un mural artístico que recorre la historia de la Canonja y que se ubica en la Rambla 15 de abril. Se trata de un mural de grandes dimensiones hecho en gres porcelánico que retrata los lugares, personajes y espacios emblemáticos de La Canonja. Las ilustraciones que conforman el mural muestran personajes destacados de la historia de la Canonja como el Obispo Borràs, el escultor Salvador Martorell, el músico Pau Vidal, la pintora Adela Llop, el pintor Josep Martorell, el violinista Antoni Brosa, entre otros. También aparecen alcaldes como Josep Canadell Rongés, alcalde durante la segunda República, Josep Canadell Veciana, primer alcalde de la Entidad Municipal Descentralizada y el actual alcalde Roc Muñoz. El mural plasma diferentes elementos festivos, culturales y edificios históricos del pueblo. Y también hace una referencia al pasado rural y agrario y a la industria química, actual motor económico del municipio. También aparecen los hallazgos arqueológicos del yacimiento del Barranco de la Boella.
Doce surtidores colocados en forma de “S” enrasados a tierra brotan hacia arriba de doce a la una y media del mediodía y de siete de la tarde a manantial de la noche, haciendo una secuencia que hace todavía más divertido el juego de los más pequeños. El suelo de la fuente es antideslizante y el agua recircula, recibiendo todos los controles sanitarios de una piscina para garantizar la seguridad de los usuarios. A partir de las nueve de la noche, además, se encienden las luces LED que dan color al agua.
La fuente está rodeada de cenadores que hacen sombra y está acompañada por “La Bañista”, una escultura de bronce de dos metros, que es una réplica cuatro veces superior del original del escultor Salvador Martorell Ollé, hijo ilustre de la Canonja.
Como el tiempo no es un lujo del que se pueda prescindir de La Canonja me llegué a Tarragona. Circulando por el carril-bici de la N-340 o Ctra de Valencia me llegué a El Serrallo.
Y de el Serrallo al carril-bici del paseo Marítimo Rafael Casanova, bajo la antena mirada del anfiteatro de Tarraco.
El Anfiteatro de Tarraco es un edificio romano construido muy cerca del mar, tras la muralla de la ciudad de Tarraco, capital de la provincia romana Hispania Citerior Tarraconensis.
Fue construido a finales del siglo II d. C., en un espacio que había sido un área funeraria.
Tenía un aforo para 14.000 personas y una forma arquitectónica: elipse (130x102 metros en forma elíptica).
Durante el imperio de Heliogábalo, a del siglo III d. C., en el anfiteatro se llevaron a cabo diversas reformas. En conmemoración de este hecho, el pódium se coronó con una gran inscripción monumental, de la que se conservan numerosos fragmentos.
El 21 de enero del año 259, en el marco de las persecuciones contra los cristianos en época del emperador Valeriano, fueron quemados vivos en la arena del anfiteatro el obispo de la ciudad, Fructuoso y sus diáconos, Augurio y Eulogio.
En él se disputaban todo tipo de espectáculos, como la munera (lucha de gladiadores) o las venationes (luchas con animales). También cacerías, exhibiciones atléticas y suplicios de muerte (así como matanzas de cristianos).
Se construyó cerca del mar en la parte baja de la ciudad por su fácil acceso tanto para el público asistente a los espectáculos como para el desembarco en la playa de los animales usados para ellos. Está colocado en una pronunciada pendiente, aprovechando la roca para recortar parte de las gradas. En las demás partes donde no se podía aprovechar la topografía, las gradas se levantaron sobre bóvedas. Se combinó el uso de hormigón (opus caementicium) y el de grandes sillares de piedra (opus quadratum).
Se sabe que en determinadas ocasiones se desplegaba una enorme carpa (velum) que protegía a los espectadores del sol.
Debajo de la arena donde se celebraba el espectáculo, en los sótanos inferiores, se hallaban unos montacargas que, mediante un sistema de poleas y contrapesos accionados por tornos, levantaban las jaulas con las fieras, los gladiadores o diversos elementos escenográficos de los juegos. En las fosas o sótanos también había zonas de descanso y de culto.
En la zona norte de la fosa transversal se encontró una pintura al fresco (hoy conservada en el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona) dedicada a la diosa Némesis, que decoraba una pequeña capilla destinada a la invocación de esta diosa protectora de los gladiadores.
En el siglo VI se construyó encima la arena una basílica paleocristiana, sobre la cual se edificó durante el siglo XII una iglesia románica dedicada a Santa Maria de Miracle y de la cual se pueden contemplar los restos.
Siguiendo por al Paseo Marítimo Rafel Casanovas antes de llegar al Fortín Sant Jordi encuentras al Fortín de La Reina
El Fortín de La Reina es un baluarte defensivo construido por los ingleses a partir del año 1709, durante la guerra de Sucesión, encima de las rocas costeras para proteger la playa de Miracle. Tiene planta trapezoidal y está hecho con masonería y piedra picada.
En el 1754 se hicieron reparaciones bajo la dirección del coronel de ingenieros Miguel Marín con la colaboración del comandante Antonio de Olmedo.
Parece que Durante el siglo XIX fue utilizado sobre todo en el asedio y defensa de Tarragona durante la Guerra del Francés (1811), y en las guerras civiles a lo largo de todo el siglo XIX.
El año 1988 se interiorizó, en un intento de socializar el lugar, un restaurante neorománico que no alteraba el perímetro exterior original, tuvo que ser derrocado en 2008 después de un largo proceso judicial.
Siguiendo circulando por el Paseo Marítimo Rafael Casanovas encontramos una estatua de San Magín. No he podido encontrar el autor.
San Magín fue un ermitaño de Tarragona del siglo III y comienzos del siglo IV nacido en Tarragona quien, muertos sus padres, hizo vida eremítica en una cueva del monte Brufagaña (en el actual término de Pontils, cerca del término vecino de Bellprat) durante treinta años.
A la llegada de Publio Daciano a Tarragona persiguiendo a los cristianos conforme al edicto del emperador Maximiano, Magín salió a convencerles de la fe, siendo prendido y hecho prisionero en Tarragona. Libertado milagrosamente, salió de la ciudad por la puerta del Carro, llamada posteriormente de San Magín, donde tiene dedicada una capilla y volvió al monte Brufagaña.
Preso en la cueva de nuevo, fue llevado a Tarragona y en el torrente del Gaiá hizo brotar unas fuentes para apagar la sed de sus verdugos, siendo finalmente degollado el 25 de agosto de 306.
Es copatrón de Tarragona y en su honor se celebra la fiesta mayor el 19 de agosto.
De la playa de L'Arrabassada me ubicó en el arcén de la N-340 y voy recorriendo metros y kilómetros.
La Platja dels Capellans, popularmente conocida como Cala Romana, es una pequeña playa del municipio de Tarragona (Tarragonès), situada en medio del espacio natural Los Morrots, entre la playa Larga en el nordeste y la playa de la Savinosa en el suroeste. Tiene una longitud de 50 metros y una anchura media de 60 metros, formada por arena fina.
Tras la Cala Romana toca un parada en la Platja Llarga.
Como no me apetecía caminar por la playa empujando la bicicleta volví a la N-340.
A la altura del km 1169 encontramos la Torre de Los Escipiones.
Es un monumento funerario construido en forma de torre, con material de una cantera cercana, la pedrera dels escipions en la primera mitad del siglo I d.c junto a la Via Augusta, en las proximidades de Tarraco.
Está formado por tres cuerpos superpuestos que -por comparación con estructuras similares de la misma época- se cree que estaría rematado por una cubierta de estructura piramidal, hoy desaparecida.
En el interior del cuerpo se hallaba la cámara funeraria para depositar las urnas con las cenizas de los difuntos. En la fachada principal de ese cuerpo se conserva, muy desgastado, un bajo relieve con dos figuras, que representan, probablemente, a las personas enterradas en el monumento. En la fachada del cuerpo intermedio se representan -en alto relieve y posición simétrica- dos figuras que tradicionalmente -pero erróneamente- han estado identificadas con los hermanos Escipiones, origen del nombre con el que se conoce popularmente este monumento.
En realidad, estas figuras son la representación de Atis, divinidad oriental originaria de Frigia (Asia Menor), protectora de los difuntos y de su resurrección.
Están de pie, sobre dos pedestales moldurados, con la pierna exterior cruzada en posición de descanso. Visten la característica indumentaria orietnal: túnica corta con mangas, ceñida en la cintura, bragas persas sujetas en los tobillos, un largo manto y la cabeza cubierta con un sombrero frigio. Encima de las figuras de Atis se conserva una inscripción dentro de una tabula ansata la cual, de acuerdo con las últimas investigaciones, se puede traducir como: “Enalteced las obras que dejó al morir; olvidándose de él, erigió para los suyos un solo sepulcro donde tienen que permanecer para siempre”. Estos monumentos funerarios, situados a lo largo de las vías, tenían como objetivo perpetuar la memoria de los difuntos.
Tras esta visita sigo pedaleando y entre los km 1170-1171, a mano derecha se encuentra el acceso al Bosque de La Marquesa, es un paso por debajo de la vía del tren.
La pista se bifurca tras pasar por debajo de la vía del tren. En lugar de ir hacia la derecha sigo recto.
Es un camino a veces muy estrecho por unos pequeños derrumbamientos.
Y llegamos a La Móra y a su playa de La Móra.
La playa de la Móra, de Tarragona, es una playa semiurbana situada dentro de la Urbanización de La Móra. De más de medio kilómetro de longitud (520 metros), la playa de la Móra es de arena fina y dorada, tiene un fácil acceso al mar, y sus aguas son cristalinas, tranquilas y cálidas.
Aunque está dentro de la Urbanización de La Móra, la playa también está integrada en el Plan Especial de Interés Natural Tamarit - Punta de la Móra, rodeada de vegetación autóctona.
La playa de la Móra disfruta del galardón de Bandera azul, que acredita la excelente calidad de la arena y sus aguas, así como de los servicios que ofrece.
Según los mapas, de la Playa de La Móra debe haber comunicación directa para ir a la Torre de La Móra pero estaba todo en obras y no me aclaré con las posibilidades secundarias.
Opté por dar terminada la excursión y regresé al punto de partida.
A partir de la playa de L'Arrabassada intenté seguir una ruta de abd1994 "Tarragona (Arrabassada) - Platja Llarga, Cala Fonda - Cala de Becs - Platja de la Mora - Tarragona". Pero no la seguí mucho pues tuve problemas de ubicación y no me acabó de convencer. El tránsito por la Playa Llarga supongo que debió hacerse toda ella a pie; y tampoco me hace especial ilusión emplear el lateral de la N-340 como carril-bici. Aún así me llegué a la platja de la Mòra, pero desistí de ir a buscar la Torre La Mora. Igual hay que darle otra oportunidad. Pero no será en este año.
Salí de La Pineda y me llegué a Vila-Seca.
En Vila-Seca me paré en la plaza de Miquel Martí i Pol, en el barrio Miramar – Les Illes donde se encuentra la escultura ‘El Pany de la Memòria’ de Eva Mar, en homenaje al poeta catalán que da nombre a la plaza.
Se trata de una escultura cortada en piedra de Calatorao, en una de las caras se ubica la cerradura que le da nombre (pany) y en la otra cara está grabado el poema ‘El poble’. La acompaña una placa a sus pies destinada a reflexionar sobre el paso del tiempo.
De este punto me fui en busca del polígono industrial Mas Sunyer, que sigue con sus obras. En esta ocasión lo abordé por la derecha y fue bastante fácil y cómodo.
Y por el Camí de la Creu dels Horts me dirigí a La Canonja.
Primero me paré en el Castell de Masricart.
Aquello que los canonginos llaman, desde siempre, el Castell de Masricart, es en realidad un gran cortijo o casalici señorial que preside el pequeño casco antiguo del antiguo pueblo de Masricart. No se tiene una fecha clara de cuando fue construido el Castillo, a pesar de que, si se empieza a mencionar documentalmente lo “manso Ricardi” a partir del año 1228, habrá que creer que el cortijo ya estaba y que estaba situado donde ahora debería haber estado el Castillo. La estructura arquitectónica que hoy en día podemos contemplar es típicamente gótica. La construcción es de varias épocas y está realizada con materiales humildes. Probablemente fue durante la segunda mitad del siglo XVI, siendo señores de Masricart los Castellví y los Ponç, que el Castell adquirió su forma actual. Tal como corresponde en un edificio rural, la planta baja estaba destinada a cuadra y bodega, con grandes cubas donde se almacenaba el vino de los campesinos masricardencs. También estaba la prisión y, seguramente, alguna dependencia destinada al Alcalde y al común. La primera planta era la planta noble, con las habitaciones del señor. Arriba de todo, la buhardilla, con toda aquella fila de aperturas, muy habitual en los cortijos catalanes del siglo XVIII, que aseguraba una buena ventilación para secar los frutos o el grano. En una esquina de la barbacana apareció la inscripción del año 1748, lo cual permite datar la parte alta de la construcción. El ultim señor de Masricart fue el Conde de Llar. Sus herederos lo vendieron a La Caixa de Ahorros de la Diputación de Tarragona en 1965. Después de un tiempo de reivindicación del Castell como centro cultural, la misma Caja lo vendió en 1984 a la reciente creada Entidad Local Menor de la Canonja por el precio simbólico de una peseta. Posteriormente, en dos etapas, se procedió a la consolidación del edificio y a su reutilización como equipación cultural al servicio del pueblo. Actualmente, a las instalaciones del Castell se encuentra la Biblioteca Pública, el Fondo Ricard Salvat y el Fondo del Centro de Estudios Canongins, el Archivo Municipal, sala de exposiciones, salón de actos y polivalente y despachos de la administración.
Y también observé la escultura Arbres Fèrrics.
En el año 2016 se inauguró, en el jardín de acceso al Castell de Mariscart, el conjunto escultórico de Jordi Rocosa (Barcelona, 1957) titulado "Natural·lúrgia. Árboles Férricos". Son dos estructuras en forma de árbol formadas por una innumerable cantidad de pequeñas piezas de hierro, de formas variadas, entrelligadas por alambre.
De ahí me fui a visitar la plaza 15 de abril.
Pilarín Bayés, pòpular ilustradora catalana y de reconocida trayectoria, es la autora de un mural artístico que recorre la historia de la Canonja y que se ubica en la Rambla 15 de abril. Se trata de un mural de grandes dimensiones hecho en gres porcelánico que retrata los lugares, personajes y espacios emblemáticos de La Canonja. Las ilustraciones que conforman el mural muestran personajes destacados de la historia de la Canonja como el Obispo Borràs, el escultor Salvador Martorell, el músico Pau Vidal, la pintora Adela Llop, el pintor Josep Martorell, el violinista Antoni Brosa, entre otros. También aparecen alcaldes como Josep Canadell Rongés, alcalde durante la segunda República, Josep Canadell Veciana, primer alcalde de la Entidad Municipal Descentralizada y el actual alcalde Roc Muñoz. El mural plasma diferentes elementos festivos, culturales y edificios históricos del pueblo. Y también hace una referencia al pasado rural y agrario y a la industria química, actual motor económico del municipio. También aparecen los hallazgos arqueológicos del yacimiento del Barranco de la Boella.
Doce surtidores colocados en forma de “S” enrasados a tierra brotan hacia arriba de doce a la una y media del mediodía y de siete de la tarde a manantial de la noche, haciendo una secuencia que hace todavía más divertido el juego de los más pequeños. El suelo de la fuente es antideslizante y el agua recircula, recibiendo todos los controles sanitarios de una piscina para garantizar la seguridad de los usuarios. A partir de las nueve de la noche, además, se encienden las luces LED que dan color al agua.
La fuente está rodeada de cenadores que hacen sombra y está acompañada por “La Bañista”, una escultura de bronce de dos metros, que es una réplica cuatro veces superior del original del escultor Salvador Martorell Ollé, hijo ilustre de la Canonja.
Como el tiempo no es un lujo del que se pueda prescindir de La Canonja me llegué a Tarragona. Circulando por el carril-bici de la N-340 o Ctra de Valencia me llegué a El Serrallo.
Y de el Serrallo al carril-bici del paseo Marítimo Rafael Casanova, bajo la antena mirada del anfiteatro de Tarraco.
El Anfiteatro de Tarraco es un edificio romano construido muy cerca del mar, tras la muralla de la ciudad de Tarraco, capital de la provincia romana Hispania Citerior Tarraconensis.
Fue construido a finales del siglo II d. C., en un espacio que había sido un área funeraria.
Tenía un aforo para 14.000 personas y una forma arquitectónica: elipse (130x102 metros en forma elíptica).
Durante el imperio de Heliogábalo, a del siglo III d. C., en el anfiteatro se llevaron a cabo diversas reformas. En conmemoración de este hecho, el pódium se coronó con una gran inscripción monumental, de la que se conservan numerosos fragmentos.
El 21 de enero del año 259, en el marco de las persecuciones contra los cristianos en época del emperador Valeriano, fueron quemados vivos en la arena del anfiteatro el obispo de la ciudad, Fructuoso y sus diáconos, Augurio y Eulogio.
En él se disputaban todo tipo de espectáculos, como la munera (lucha de gladiadores) o las venationes (luchas con animales). También cacerías, exhibiciones atléticas y suplicios de muerte (así como matanzas de cristianos).
Se construyó cerca del mar en la parte baja de la ciudad por su fácil acceso tanto para el público asistente a los espectáculos como para el desembarco en la playa de los animales usados para ellos. Está colocado en una pronunciada pendiente, aprovechando la roca para recortar parte de las gradas. En las demás partes donde no se podía aprovechar la topografía, las gradas se levantaron sobre bóvedas. Se combinó el uso de hormigón (opus caementicium) y el de grandes sillares de piedra (opus quadratum).
Se sabe que en determinadas ocasiones se desplegaba una enorme carpa (velum) que protegía a los espectadores del sol.
Debajo de la arena donde se celebraba el espectáculo, en los sótanos inferiores, se hallaban unos montacargas que, mediante un sistema de poleas y contrapesos accionados por tornos, levantaban las jaulas con las fieras, los gladiadores o diversos elementos escenográficos de los juegos. En las fosas o sótanos también había zonas de descanso y de culto.
En la zona norte de la fosa transversal se encontró una pintura al fresco (hoy conservada en el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona) dedicada a la diosa Némesis, que decoraba una pequeña capilla destinada a la invocación de esta diosa protectora de los gladiadores.
En el siglo VI se construyó encima la arena una basílica paleocristiana, sobre la cual se edificó durante el siglo XII una iglesia románica dedicada a Santa Maria de Miracle y de la cual se pueden contemplar los restos.
Siguiendo por al Paseo Marítimo Rafel Casanovas antes de llegar al Fortín Sant Jordi encuentras al Fortín de La Reina
El Fortín de La Reina es un baluarte defensivo construido por los ingleses a partir del año 1709, durante la guerra de Sucesión, encima de las rocas costeras para proteger la playa de Miracle. Tiene planta trapezoidal y está hecho con masonería y piedra picada.
En el 1754 se hicieron reparaciones bajo la dirección del coronel de ingenieros Miguel Marín con la colaboración del comandante Antonio de Olmedo.
Parece que Durante el siglo XIX fue utilizado sobre todo en el asedio y defensa de Tarragona durante la Guerra del Francés (1811), y en las guerras civiles a lo largo de todo el siglo XIX.
El año 1988 se interiorizó, en un intento de socializar el lugar, un restaurante neorománico que no alteraba el perímetro exterior original, tuvo que ser derrocado en 2008 después de un largo proceso judicial.
Siguiendo circulando por el Paseo Marítimo Rafael Casanovas encontramos una estatua de San Magín. No he podido encontrar el autor.
San Magín fue un ermitaño de Tarragona del siglo III y comienzos del siglo IV nacido en Tarragona quien, muertos sus padres, hizo vida eremítica en una cueva del monte Brufagaña (en el actual término de Pontils, cerca del término vecino de Bellprat) durante treinta años.
A la llegada de Publio Daciano a Tarragona persiguiendo a los cristianos conforme al edicto del emperador Maximiano, Magín salió a convencerles de la fe, siendo prendido y hecho prisionero en Tarragona. Libertado milagrosamente, salió de la ciudad por la puerta del Carro, llamada posteriormente de San Magín, donde tiene dedicada una capilla y volvió al monte Brufagaña.
Preso en la cueva de nuevo, fue llevado a Tarragona y en el torrente del Gaiá hizo brotar unas fuentes para apagar la sed de sus verdugos, siendo finalmente degollado el 25 de agosto de 306.
Es copatrón de Tarragona y en su honor se celebra la fiesta mayor el 19 de agosto.
De la playa de L'Arrabassada me ubicó en el arcén de la N-340 y voy recorriendo metros y kilómetros.
La Platja dels Capellans, popularmente conocida como Cala Romana, es una pequeña playa del municipio de Tarragona (Tarragonès), situada en medio del espacio natural Los Morrots, entre la playa Larga en el nordeste y la playa de la Savinosa en el suroeste. Tiene una longitud de 50 metros y una anchura media de 60 metros, formada por arena fina.
Tras la Cala Romana toca un parada en la Platja Llarga.
Como no me apetecía caminar por la playa empujando la bicicleta volví a la N-340.
A la altura del km 1169 encontramos la Torre de Los Escipiones.
Es un monumento funerario construido en forma de torre, con material de una cantera cercana, la pedrera dels escipions en la primera mitad del siglo I d.c junto a la Via Augusta, en las proximidades de Tarraco.
Está formado por tres cuerpos superpuestos que -por comparación con estructuras similares de la misma época- se cree que estaría rematado por una cubierta de estructura piramidal, hoy desaparecida.
En el interior del cuerpo se hallaba la cámara funeraria para depositar las urnas con las cenizas de los difuntos. En la fachada principal de ese cuerpo se conserva, muy desgastado, un bajo relieve con dos figuras, que representan, probablemente, a las personas enterradas en el monumento. En la fachada del cuerpo intermedio se representan -en alto relieve y posición simétrica- dos figuras que tradicionalmente -pero erróneamente- han estado identificadas con los hermanos Escipiones, origen del nombre con el que se conoce popularmente este monumento.
En realidad, estas figuras son la representación de Atis, divinidad oriental originaria de Frigia (Asia Menor), protectora de los difuntos y de su resurrección.
Están de pie, sobre dos pedestales moldurados, con la pierna exterior cruzada en posición de descanso. Visten la característica indumentaria orietnal: túnica corta con mangas, ceñida en la cintura, bragas persas sujetas en los tobillos, un largo manto y la cabeza cubierta con un sombrero frigio. Encima de las figuras de Atis se conserva una inscripción dentro de una tabula ansata la cual, de acuerdo con las últimas investigaciones, se puede traducir como: “Enalteced las obras que dejó al morir; olvidándose de él, erigió para los suyos un solo sepulcro donde tienen que permanecer para siempre”. Estos monumentos funerarios, situados a lo largo de las vías, tenían como objetivo perpetuar la memoria de los difuntos.
Tras esta visita sigo pedaleando y entre los km 1170-1171, a mano derecha se encuentra el acceso al Bosque de La Marquesa, es un paso por debajo de la vía del tren.
La pista se bifurca tras pasar por debajo de la vía del tren. En lugar de ir hacia la derecha sigo recto.
Es un camino a veces muy estrecho por unos pequeños derrumbamientos.
Y llegamos a La Móra y a su playa de La Móra.
La playa de la Móra, de Tarragona, es una playa semiurbana situada dentro de la Urbanización de La Móra. De más de medio kilómetro de longitud (520 metros), la playa de la Móra es de arena fina y dorada, tiene un fácil acceso al mar, y sus aguas son cristalinas, tranquilas y cálidas.
Aunque está dentro de la Urbanización de La Móra, la playa también está integrada en el Plan Especial de Interés Natural Tamarit - Punta de la Móra, rodeada de vegetación autóctona.
La playa de la Móra disfruta del galardón de Bandera azul, que acredita la excelente calidad de la arena y sus aguas, así como de los servicios que ofrece.
Según los mapas, de la Playa de La Móra debe haber comunicación directa para ir a la Torre de La Móra pero estaba todo en obras y no me aclaré con las posibilidades secundarias.
Opté por dar terminada la excursión y regresé al punto de partida.
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