El día 26 de abril aproveché para seguir equipando en la zona de El Pas de La Mala Dona.
En mi última sesión de equipamiento, hacía unas dos semanas, había acabado muy agotado y estaba más preocupado, y centrado en no equivocarme, con los cambios de cuerda y reuniones y no irme hacia abajo, que por otra cosa. De tal manera que la cuerda intermedia que dejo en una reunión provisional a media pared debió quedar con un cabo suelto.
Teóricamente no debía haber pasado nada, pues se supone que ya que te estas dejando el esfuerzo, las horas y el dinero de tu bolsillo en ese empeño, a la luz del día y en una zona frecuentada, que todo el mundo que pasa te ve, el material como mínimo se te respeta.
Pues al descolgarme ese día, la cuerda y los mosquetones habían desaparecido.
Es posible que lo hicieran al bajarse de la Crime Scene, un péndulo no es difícil, o que subieran por el cabo que quedaba suelto y a ras del suelo.
Ellos sabrán si vale la pena fiarse de una cuerda de la que no saben nada. No saben los años que tiene la cuerda ni el tute a que ha sido sometida. La tengo desde hace bastantes años, que yo me juegue la vida con ella es cosa mía, es una cuestión personal.
En todo caso, con todo mi cariño y de buen rollo, claro, les deseo que se les parta en unos cuantos trozos, y sin acritud tampoco, por supuesto, que se lleven un buen susto. Les desearía más cosas pero eso sería empezar a hacer tratos con el Diablo y eso es del todo desaconsejable.