Hace poco obtuve, en wikiloc, una ruta de 4x4 que recorría, presumiblemente, pistas forestales y caminos de campo del Baix Camp y Ribera d'Ebre.
Como la presentaban como fácil, y hacía poco que había pinchado, me dije de hacerla y ver que tal se comportaba el vehículo con el nuevo neumático. La verdad es que me esperaba otra cosa.
El recorrido por el Baix Camp es poco cosa. Si, la pista es fácil, pero gran parte de ella está cementada.
Luego se tienen que hacer unos buenos kilómetros en asfalto entre Pratdip y Gavadà para circular por la pista que nace cerca del Coll d'Aumet. Esta pista acaba en Tivissa y no tiene ninguna complicación.
Ambas pistas son estrechas, para un vehículo y poco más, con el consiguiente trastorno si nos encontramos a alguien de cara.
Circulando por la T-310, entre el km 19 y el 20 nace una pista en el lado montaña.
Es el Camí de l’Aufinac. Tiene los indicadores B5 - B8 en el inicio. Nos llevará al Coll de la Llena y a Pratdip.
Circulamos por ese camino con vistas a la Serra de Llaveria hasta encontrar un cruce. El margen izquierdo tiene unas piedras pintadas en naranja y enfrente vemos los restos de una barraca, la Barraca Doble, apuntan en Google, por sus dos entradas.
Giramos a la izquierda y circulamos por el Camí de la Maçonilla hasta el Coll de la Llena. Es bastante paralelo al Barranc de la Palma Negra.
Es un camino muy popular entre los ciclistas.
En un lugar se puede observar a nuestra derecha, de subida, ya en el término de Pratdip, una zona de escalada.
La Paret dels Rappels es un discreto y local lugar de escalada cerca de la población de Pratdip, a la sombra de las cercanas zonas más potentes como Serra de Llaberia, Masriudoms, Tivissa. Pocas vías pero resultonas.
Tras pasar por delante de las ruinas del Mas de l’Hereua llegamos al Coll de la Llena y conectamos con el Camí de Pratdip a Colldejou, también conocido como Camí del Canal.
La Sierra de Llabería, omnipresente desde casi cualquier lugar del recorrido, es una sierra de la Cordillera Prelitoral Catalana entre las Montañas de Prades y las Montañas de Tivissa-Vandellòs.
Son característicos de esta sierra los riscos calizos muy regulares y claros. Administrativamente se extiende por los municipios de Colldejou y Pratdip, en el Baix Camp, y de Tivissa, en Ribera d'Ebre, con una elevación máxima de 918,3 metros.
Dejando aparte la escalada y las rutas en coche, la sierra de Llaberia es un paraíso para los amantes del excursionismo. Es un punto de visita obligado por el mundo excursionista gracias a la espectacularidad de sus paisajes y la existencia de una abundante red de caminos y veredas que permiten descubrirla lentamente y saborear el paisaje en conjunto. Muchos de los caminos han estado objeto de recuperación y otros han sido arreglados para facilitar el paso. Al mismo tiempo, existen numerosos itinerarios señalizados que permiten adentrarse en la sierra bajo diferentes temáticas argumentales.
El Camí de Pratdip a Colldejou contacta con la T-310 (según Google Maps, T-311 según el ICGC) al llegar a Pratdip. Giramos a la derecha dirección Tivissa.
Pratdip, conocido por la gente de los alrededores y del mismo pueblo como El Prat, es un topónimo de origen prerromano, según Joan Coromines.
La villa tiene una leyenda que indica que los alrededores del pueblo estaban habitados por unos animales llamados dips, que acabarían dando nombre a la localidad, Pratdip.
Se parecían mucho a los perros, tal como puede verse en su representación en el retablo antiguo de Santa Marina. Se dice que estos dips salían por las noches y, como si fueran perros vampiros, se alimentaban de la sangre del ganado del pueblo.
A primera vista, destaca el castillo que corona el pueblo pero también se conservan dos hermosas torres cuadradas de defensa de la muralla antigua y la notable iglesia parroquial, gótica con portada románica. Destaca también, en su término municipal, el santuario de Santa Marina, de gran devoción en la zona, con fuentes de agua medicinales.
A medio camino entre los km 31 y 32 de la T-310. encontramos la Ermita de Santa Marina y sus edificios adyacentes.
El Conjunto Arquitectónico del Santuario de Santa Marina, incluido al Inventario de Patrimonio Arquitectónico de la Generalitat de Cataluña, está formado actualmente por cinco edificios:
La Ermita de Santa Marina.
La casa de la Font.
La casa de los ermitaños.
La Casa Grande.
El antiguo Balneario.
También encontramos la Font de Santa Marina, bastante concurrida por su agua fresca y de propiedades curativas, y una área de ocio.
Santa Marina es objeto de devoción de los habitantes de Pratdip y del resto de pueblos de la comarca. Ya desde principios del siglo XVII se organizaban romerías y encuentros el 18 de julio, día de santa Marina. El conjunto de la ermita está formado actualmente por cinco edificios que se construyeron durante el siglo XVIII; la nueva casa de los ermitaños, la Casa Grande, que albergaba los cuadros en la planta baja y la hospedería en la parte de arriba, y la casa de la Font, que con porches cubría la fuente de tres salidas y ampliaba el alojamiento.
Etimológicamente el nombre significa 'del mar'. Hay historias de las que no hay muchos datos reales pero están envueltas en un aura de misterio y leyenda. En este caso hay dos Santa Marina, ambas vírgenes, ambas mártires. Una Nacida en Galicia durante el Imperio romano y por lo gravados del retablo la aquí venerada es la siguiente:
En la Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine se describe la historia de una Marina, hija única, cuyo padre decidió ingresar en un monasterio y para no dejarla sola, pues aún era una niña, resolvió llevarla con él ocultando su condición femenina. Para lograr este propósito la vistió de varón y la presentó ante la comunidad, rogando a los frailes que los aceptaran a ambos. Con el nombre de fray Marino la muchacha creció en obediencia y observancia, prometiendo a su padre en el lecho de muerte que nunca revelaría su secreto. Tiempo después fue acusada de haber violado a una moza y ser el padre del hijo que esperaba; Marina asumió la culpa, sin revelar su verdadera condición, por lo que fue expulsada del convento. Vivió a partir de entonces de limosnas, rechazada por todos y soportando infamias y vejaciones, hasta que, conmovidos los religiosos ante las penalidades que sufría, la volvieron a acoger de nuevo en el monasterio, a cambio de que desempeñara los oficios más bajos y viles. Cuando falleció, y los monjes amortajaron su cadáver, se dieron cuenta de la injusticia cometida y de la capacidad de sacrificio de Marina, por lo que en desagravio decidieron enterrarla en un lugar destacado del templo monacal. Al descubrirse el engaño, la mujer que la había calumniado fue poseída por el demonio, pero se salvó tras acudir al sepulcro de la santa y pedir su perdón.
El primer retablo del que se tiene constancia es el del año 1602. Es un retablo pintado de estilo gótico con indicios de trazados renacentistas. Este fue trasladado a la iglesia de Santa Maria de Pratdip (donde se conserva actualmente) y substituido en 1730 por un retablo barroco espléndido, con una magnífica talla de santa Marina, probablemente aprovechada del anterior, que durante años sería la joya de la ermita. Este retablo fue destruido durante la Guerra Civil y hasta 2002 la ermita permaneció sin retablo, momento en el que se instaló el que hay actualmente.
En 1992 se iniciaron las obras de rehabilitación del interior de la ermita, y una de las tareas que se llevaron a cabo fue la creación de un nuevo retablo de santa Marina. El encargado de realizarlo fue Carles Arola. El nuevo retablo consta de 7 mesas policromadas y doradas con oro de hoja, donde se representa la vida de la santa y está coronado por la Natividad de la Virgen. La iconografía, temática y estructura, es parecida a la del retablo renacentista, y las mesas representan: el ingreso al convento de santa Marina, la falsa acusación, la expulsión, la penitencia, la muerte y la gloria. Y en la predela, la parte inferior del retablo, se representan escenas de la pasión. Las pinturas murales del camarín, la cúpula y las puertas también las decoró Carles Arola.
En el presbiterio están representadas las principales ciudades desde donde vinieron las reliquias de santa Marina: Alexandria, Venecia, Barcelona y Pratdip. La cúpula está decorada con un lenguaje plástico contemporáneo con resonancias barrocas propias del estilo personal del artista. En las puertas se representan los dips, las criaturas vampíricas que forman parte de la historia mitológica de Pratdip.
Dejamos atrás Santa Marina y no dejamos de circular por esta carretera. Al llegar al Coll Roig pasa a ser la T-311 (según Google Maps).
Al llegar al Coll de Fatxes contacta con la C-44.
Giramos a la izquierda, dirección Vandellós hasta encontrar, entre los km 13 y 14, el desvío a Gavadà.
Es el Camí de la Genessies o Pista de Gavadà, según la fuente que consultes.
Tras dejar atrás el Mas de Genessies encontramos las ruinas de Gavadà.
Gavadà es un pueblo abandonado situado dentro del término municipal de Vandellòs, en la comarca del Baix Camp, y nunca tuvo iglesia ni cementerio propios.
Actualmente, solo se conservan los restos de una torre circular de defensa construida el siglo XVI -conocida como Torre de Gavadà- para proteger los habitantes de la zona de los ataques de piratas otomanos. Estos, provenían de las costas del norte de África y llevaban a cabo incursiones en las costas de los territorios cristianos.
Celebraba su fiesta mayor por Santa Quitèria.
A tocar de Gavadà encontrmaos la Capella de Sant Martí de Porres.
LLegando al Pla d'Aumet nace una pista a mano derecha.
Es el Camí de Mas d'en Sedó.
Hay una bifurcación. La pista de la izquierda nos lleva a la torre d'Aumet. Años atrás pasé para ver la torre, en esta ocasión estaba cerrada.
Nosotros hemos de circular por la derecha, el camí de Mas d’en Sedó.
Circulamos y vemos el paisaje, como La Mola de Genessies.
A pesar de no ser una de las montañas más altas, permite divisar un extenso territorio en un radio de 360 grados. Desde su cumbre de 711 metros de altura todo se convierte en un auténtico espectáculo visual. Se pueden contemplar vistas espectaculares que se extienden desde el Camp de Tarragona y el litoral hasta el Delta del Ebro y els Ports. A levante, las montañas de Vandellòs se levantan majestuosamente, mientras que hacia el norte se puede apreciar la imponente sierra de Montsant y las Montañas de Prades.
Vamos dejamos atrás los cruces de camino, nos encontramos restos de edificaciones abandonadas, como el Corral de Severino, y llegamos al Coll de Monetze, el punto más alto del camino, y luego empezar el descenso.
Al poco de empezar el descenso encontramos caminos de desvió para el acceso a las zonas de escalada de Tivissa.
San Blai es una ermita a 2,5 km de Tivissa, en una vertiente del Coll del Ventall, que está coronado por los restos del castillo de San Blai.
San Blai, o Blasi, (casto., Blas) fue obispo de Sebaste, en Armenia, y según la tradición sufrió el martirio el 3 de febrero del año 316 durante la terrible persecución de Licini. Es uno de los catorce santos auxiliadores y en Occidente su culto se remonta al siglo VIII. A ras del descubrimiento de América, los misioneros llevaron la devoción de san Blai al Nuevo Mundo, siendo hoy el patrón principal del Paraguay.
Es un santo particularmente invocado para las enfermedades de la garganta por cuanto curó a un chico que se había tragado una espina de pescado y que se le había clavado en el cuello. San Blai tiene una gran tradición en Cataluña,donde fue uno de los antiguos patrones del campesinado, que lo invocaba contra las plagas de orugas que afectaban los cultivos. Hay un adagio ampurdanés que dice
"Per Sant Blai, sembra l’all".
o el refranero castellano: “Por San Blas, la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves”.
Antiguamente, en el lugar había existido una capilla, de la que no queda ningún vestigio.
En 1858 se erigió una nueva ermita, de estilo gótico, bajo la dirección del entonces rector de Tivissa, Pere Rius.
Tiene una sola nave de 20 m. de longitud por 6 m. de ancho, con seis capillas laterales. Antes de la última guerra civil tenia dos altares, el mayor dedicado a San Blai y otro dedicado a San Francesc del siglo XVII-XVIII (desaparecido el año 1936).
La festividad de San Blai es el 3 de febrero.
La fuente tiene 3 caños. Por encima de la fuente existe una cavidad donde brota el agua subterránea que alimenta la fuente.
Por debajo de la fuente se van formando pequeños saltos y balsas.
Seguimos bajando camino de Tivissa por esa estrecha pista y llegamos a Tivissa.
En Tivissa aprovecho para acercarme a la Pça de la Baranova y a la Iglesia parroquial de Sant Jaume.
La plaza de la Baranova, es el espacio más representativo del pueblo, situado al lado de la iglesia parroquial de Sant Jaume; en un extremo del núcleo poblacional. Es la plaza más grande del pueblo, un lugar privilegiado mirador de les comarcas de la Ribera d’Ebre, la Terra Alta y el Priorat, donde se observan las montañas de Prades, la sierra del Montsant, Pàndols y Cavalls, els Ports y la sierra de Cardó.
La iglesia Arciprestal de Sant Jaume de Tivissa es curiosa por qué sí. Se trata de un edificio majestuoso, de gran interés arquitectónico, donde se mezclan los estilos gótico, renacentista y barroco.
El conjunto de la iglesia de San Jaume se construye en tres etapas.
A partir del siglo XIII se inicia la iglesia gótica con cabecera de planta rectangular y bóveda de cinco caras sobre trompas en las aristas.
Entre los siglos XVI y XVII, el cura Jaume Amigó termina la nave gótica, construye el coro al pie de la nave, las capillas laterales, las dos portadas y el campanario, siguiendo una traza renacentista. En el lado izquierdo de la nave y sobrepasando el límite de la muralla medieval, Josep Ribera construye al segundo tercio del siglo XVIII la Capilla del Roser.
El año 1859 el rector Pere Rius inicia la construcción de una nueva iglesia superpuesta a la existente. Sobre las vueltas del viejo templo se construyeron unas nuevas más altas que cubren toda la iglesia vieja, por lo que una queda dentro de la otra, hecho que hace único este magnífico templo.
De ahí a la entrada de Tivissa en la C-44 y regresé al Campo Base.
Gran parte de la info se ha obtenido de turismetivissa.
La Roca Rodona (escalada)
Como la presentaban como fácil, y hacía poco que había pinchado, me dije de hacerla y ver que tal se comportaba el vehículo con el nuevo neumático. La verdad es que me esperaba otra cosa.
El recorrido por el Baix Camp es poco cosa. Si, la pista es fácil, pero gran parte de ella está cementada.
Luego se tienen que hacer unos buenos kilómetros en asfalto entre Pratdip y Gavadà para circular por la pista que nace cerca del Coll d'Aumet. Esta pista acaba en Tivissa y no tiene ninguna complicación.
Ambas pistas son estrechas, para un vehículo y poco más, con el consiguiente trastorno si nos encontramos a alguien de cara.
Circulando por la T-310, entre el km 19 y el 20 nace una pista en el lado montaña.
Es el Camí de l’Aufinac. Tiene los indicadores B5 - B8 en el inicio. Nos llevará al Coll de la Llena y a Pratdip.

Circulamos por ese camino con vistas a la Serra de Llaveria hasta encontrar un cruce. El margen izquierdo tiene unas piedras pintadas en naranja y enfrente vemos los restos de una barraca, la Barraca Doble, apuntan en Google, por sus dos entradas.

Giramos a la izquierda y circulamos por el Camí de la Maçonilla hasta el Coll de la Llena. Es bastante paralelo al Barranc de la Palma Negra.
Es un camino muy popular entre los ciclistas.

En un lugar se puede observar a nuestra derecha, de subida, ya en el término de Pratdip, una zona de escalada.
La Paret dels Rappels es un discreto y local lugar de escalada cerca de la población de Pratdip, a la sombra de las cercanas zonas más potentes como Serra de Llaberia, Masriudoms, Tivissa. Pocas vías pero resultonas.

Tras pasar por delante de las ruinas del Mas de l’Hereua llegamos al Coll de la Llena y conectamos con el Camí de Pratdip a Colldejou, también conocido como Camí del Canal.

La Sierra de Llabería, omnipresente desde casi cualquier lugar del recorrido, es una sierra de la Cordillera Prelitoral Catalana entre las Montañas de Prades y las Montañas de Tivissa-Vandellòs.
Son característicos de esta sierra los riscos calizos muy regulares y claros. Administrativamente se extiende por los municipios de Colldejou y Pratdip, en el Baix Camp, y de Tivissa, en Ribera d'Ebre, con una elevación máxima de 918,3 metros.
Dejando aparte la escalada y las rutas en coche, la sierra de Llaberia es un paraíso para los amantes del excursionismo. Es un punto de visita obligado por el mundo excursionista gracias a la espectacularidad de sus paisajes y la existencia de una abundante red de caminos y veredas que permiten descubrirla lentamente y saborear el paisaje en conjunto. Muchos de los caminos han estado objeto de recuperación y otros han sido arreglados para facilitar el paso. Al mismo tiempo, existen numerosos itinerarios señalizados que permiten adentrarse en la sierra bajo diferentes temáticas argumentales.



El Camí de Pratdip a Colldejou contacta con la T-310 (según Google Maps, T-311 según el ICGC) al llegar a Pratdip. Giramos a la derecha dirección Tivissa.
Pratdip, conocido por la gente de los alrededores y del mismo pueblo como El Prat, es un topónimo de origen prerromano, según Joan Coromines.
La villa tiene una leyenda que indica que los alrededores del pueblo estaban habitados por unos animales llamados dips, que acabarían dando nombre a la localidad, Pratdip.
Se parecían mucho a los perros, tal como puede verse en su representación en el retablo antiguo de Santa Marina. Se dice que estos dips salían por las noches y, como si fueran perros vampiros, se alimentaban de la sangre del ganado del pueblo.
A primera vista, destaca el castillo que corona el pueblo pero también se conservan dos hermosas torres cuadradas de defensa de la muralla antigua y la notable iglesia parroquial, gótica con portada románica. Destaca también, en su término municipal, el santuario de Santa Marina, de gran devoción en la zona, con fuentes de agua medicinales.

A medio camino entre los km 31 y 32 de la T-310. encontramos la Ermita de Santa Marina y sus edificios adyacentes.
El Conjunto Arquitectónico del Santuario de Santa Marina, incluido al Inventario de Patrimonio Arquitectónico de la Generalitat de Cataluña, está formado actualmente por cinco edificios:
La Ermita de Santa Marina.
La casa de la Font.
La casa de los ermitaños.
La Casa Grande.
El antiguo Balneario.


También encontramos la Font de Santa Marina, bastante concurrida por su agua fresca y de propiedades curativas, y una área de ocio.
Santa Marina es objeto de devoción de los habitantes de Pratdip y del resto de pueblos de la comarca. Ya desde principios del siglo XVII se organizaban romerías y encuentros el 18 de julio, día de santa Marina. El conjunto de la ermita está formado actualmente por cinco edificios que se construyeron durante el siglo XVIII; la nueva casa de los ermitaños, la Casa Grande, que albergaba los cuadros en la planta baja y la hospedería en la parte de arriba, y la casa de la Font, que con porches cubría la fuente de tres salidas y ampliaba el alojamiento.
Etimológicamente el nombre significa 'del mar'. Hay historias de las que no hay muchos datos reales pero están envueltas en un aura de misterio y leyenda. En este caso hay dos Santa Marina, ambas vírgenes, ambas mártires. Una Nacida en Galicia durante el Imperio romano y por lo gravados del retablo la aquí venerada es la siguiente:
En la Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine se describe la historia de una Marina, hija única, cuyo padre decidió ingresar en un monasterio y para no dejarla sola, pues aún era una niña, resolvió llevarla con él ocultando su condición femenina. Para lograr este propósito la vistió de varón y la presentó ante la comunidad, rogando a los frailes que los aceptaran a ambos. Con el nombre de fray Marino la muchacha creció en obediencia y observancia, prometiendo a su padre en el lecho de muerte que nunca revelaría su secreto. Tiempo después fue acusada de haber violado a una moza y ser el padre del hijo que esperaba; Marina asumió la culpa, sin revelar su verdadera condición, por lo que fue expulsada del convento. Vivió a partir de entonces de limosnas, rechazada por todos y soportando infamias y vejaciones, hasta que, conmovidos los religiosos ante las penalidades que sufría, la volvieron a acoger de nuevo en el monasterio, a cambio de que desempeñara los oficios más bajos y viles. Cuando falleció, y los monjes amortajaron su cadáver, se dieron cuenta de la injusticia cometida y de la capacidad de sacrificio de Marina, por lo que en desagravio decidieron enterrarla en un lugar destacado del templo monacal. Al descubrirse el engaño, la mujer que la había calumniado fue poseída por el demonio, pero se salvó tras acudir al sepulcro de la santa y pedir su perdón.


El primer retablo del que se tiene constancia es el del año 1602. Es un retablo pintado de estilo gótico con indicios de trazados renacentistas. Este fue trasladado a la iglesia de Santa Maria de Pratdip (donde se conserva actualmente) y substituido en 1730 por un retablo barroco espléndido, con una magnífica talla de santa Marina, probablemente aprovechada del anterior, que durante años sería la joya de la ermita. Este retablo fue destruido durante la Guerra Civil y hasta 2002 la ermita permaneció sin retablo, momento en el que se instaló el que hay actualmente.
En 1992 se iniciaron las obras de rehabilitación del interior de la ermita, y una de las tareas que se llevaron a cabo fue la creación de un nuevo retablo de santa Marina. El encargado de realizarlo fue Carles Arola. El nuevo retablo consta de 7 mesas policromadas y doradas con oro de hoja, donde se representa la vida de la santa y está coronado por la Natividad de la Virgen. La iconografía, temática y estructura, es parecida a la del retablo renacentista, y las mesas representan: el ingreso al convento de santa Marina, la falsa acusación, la expulsión, la penitencia, la muerte y la gloria. Y en la predela, la parte inferior del retablo, se representan escenas de la pasión. Las pinturas murales del camarín, la cúpula y las puertas también las decoró Carles Arola.
En el presbiterio están representadas las principales ciudades desde donde vinieron las reliquias de santa Marina: Alexandria, Venecia, Barcelona y Pratdip. La cúpula está decorada con un lenguaje plástico contemporáneo con resonancias barrocas propias del estilo personal del artista. En las puertas se representan los dips, las criaturas vampíricas que forman parte de la historia mitológica de Pratdip.







Dejamos atrás Santa Marina y no dejamos de circular por esta carretera. Al llegar al Coll Roig pasa a ser la T-311 (según Google Maps).
Al llegar al Coll de Fatxes contacta con la C-44.
Giramos a la izquierda, dirección Vandellós hasta encontrar, entre los km 13 y 14, el desvío a Gavadà.
Es el Camí de la Genessies o Pista de Gavadà, según la fuente que consultes.
Tras dejar atrás el Mas de Genessies encontramos las ruinas de Gavadà.
Gavadà es un pueblo abandonado situado dentro del término municipal de Vandellòs, en la comarca del Baix Camp, y nunca tuvo iglesia ni cementerio propios.
Actualmente, solo se conservan los restos de una torre circular de defensa construida el siglo XVI -conocida como Torre de Gavadà- para proteger los habitantes de la zona de los ataques de piratas otomanos. Estos, provenían de las costas del norte de África y llevaban a cabo incursiones en las costas de los territorios cristianos.
Celebraba su fiesta mayor por Santa Quitèria.



A tocar de Gavadà encontrmaos la Capella de Sant Martí de Porres.

LLegando al Pla d'Aumet nace una pista a mano derecha.
Es el Camí de Mas d'en Sedó.
Hay una bifurcación. La pista de la izquierda nos lleva a la torre d'Aumet. Años atrás pasé para ver la torre, en esta ocasión estaba cerrada.
Nosotros hemos de circular por la derecha, el camí de Mas d’en Sedó.
Circulamos y vemos el paisaje, como La Mola de Genessies.
A pesar de no ser una de las montañas más altas, permite divisar un extenso territorio en un radio de 360 grados. Desde su cumbre de 711 metros de altura todo se convierte en un auténtico espectáculo visual. Se pueden contemplar vistas espectaculares que se extienden desde el Camp de Tarragona y el litoral hasta el Delta del Ebro y els Ports. A levante, las montañas de Vandellòs se levantan majestuosamente, mientras que hacia el norte se puede apreciar la imponente sierra de Montsant y las Montañas de Prades.

Vamos dejamos atrás los cruces de camino, nos encontramos restos de edificaciones abandonadas, como el Corral de Severino, y llegamos al Coll de Monetze, el punto más alto del camino, y luego empezar el descenso.


Al poco de empezar el descenso encontramos caminos de desvió para el acceso a las zonas de escalada de Tivissa.

San Blai es una ermita a 2,5 km de Tivissa, en una vertiente del Coll del Ventall, que está coronado por los restos del castillo de San Blai.
San Blai, o Blasi, (casto., Blas) fue obispo de Sebaste, en Armenia, y según la tradición sufrió el martirio el 3 de febrero del año 316 durante la terrible persecución de Licini. Es uno de los catorce santos auxiliadores y en Occidente su culto se remonta al siglo VIII. A ras del descubrimiento de América, los misioneros llevaron la devoción de san Blai al Nuevo Mundo, siendo hoy el patrón principal del Paraguay.
Es un santo particularmente invocado para las enfermedades de la garganta por cuanto curó a un chico que se había tragado una espina de pescado y que se le había clavado en el cuello. San Blai tiene una gran tradición en Cataluña,donde fue uno de los antiguos patrones del campesinado, que lo invocaba contra las plagas de orugas que afectaban los cultivos. Hay un adagio ampurdanés que dice
"Per Sant Blai, sembra l’all".
o el refranero castellano: “Por San Blas, la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves”.

Antiguamente, en el lugar había existido una capilla, de la que no queda ningún vestigio.
En 1858 se erigió una nueva ermita, de estilo gótico, bajo la dirección del entonces rector de Tivissa, Pere Rius.
Tiene una sola nave de 20 m. de longitud por 6 m. de ancho, con seis capillas laterales. Antes de la última guerra civil tenia dos altares, el mayor dedicado a San Blai y otro dedicado a San Francesc del siglo XVII-XVIII (desaparecido el año 1936).
La festividad de San Blai es el 3 de febrero.


La fuente tiene 3 caños. Por encima de la fuente existe una cavidad donde brota el agua subterránea que alimenta la fuente.
Por debajo de la fuente se van formando pequeños saltos y balsas.

Seguimos bajando camino de Tivissa por esa estrecha pista y llegamos a Tivissa.

En Tivissa aprovecho para acercarme a la Pça de la Baranova y a la Iglesia parroquial de Sant Jaume.
La plaza de la Baranova, es el espacio más representativo del pueblo, situado al lado de la iglesia parroquial de Sant Jaume; en un extremo del núcleo poblacional. Es la plaza más grande del pueblo, un lugar privilegiado mirador de les comarcas de la Ribera d’Ebre, la Terra Alta y el Priorat, donde se observan las montañas de Prades, la sierra del Montsant, Pàndols y Cavalls, els Ports y la sierra de Cardó.


La iglesia Arciprestal de Sant Jaume de Tivissa es curiosa por qué sí. Se trata de un edificio majestuoso, de gran interés arquitectónico, donde se mezclan los estilos gótico, renacentista y barroco.
El conjunto de la iglesia de San Jaume se construye en tres etapas.
A partir del siglo XIII se inicia la iglesia gótica con cabecera de planta rectangular y bóveda de cinco caras sobre trompas en las aristas.
Entre los siglos XVI y XVII, el cura Jaume Amigó termina la nave gótica, construye el coro al pie de la nave, las capillas laterales, las dos portadas y el campanario, siguiendo una traza renacentista. En el lado izquierdo de la nave y sobrepasando el límite de la muralla medieval, Josep Ribera construye al segundo tercio del siglo XVIII la Capilla del Roser.
El año 1859 el rector Pere Rius inicia la construcción de una nueva iglesia superpuesta a la existente. Sobre las vueltas del viejo templo se construyeron unas nuevas más altas que cubren toda la iglesia vieja, por lo que una queda dentro de la otra, hecho que hace único este magnífico templo.



De ahí a la entrada de Tivissa en la C-44 y regresé al Campo Base.

Gran parte de la info se ha obtenido de turismetivissa.

La Roca Rodona (escalada)

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