John Francis - Planetwalker

Llevaba una temporada algo depre pues aparte de colgar entradas sobre escalada, también me gusta hacerlo sobre excursiones -muy escasas y esporádicas por motivos laborales- y también hacerme eco de aquellas personas o grupos de personas que rompen con la monotonía del día a día, son como exploradores de terrenos prohibidos. La noticia de estas personas me llega a través de la prensa escrita.
Ante la falta de material serio durante estos meses y siendo lo único relevante el como hacerse rico con del poker -ya en el mundo real ya en el virtual- o las hazanas sexuales de personas varias y tras los relevantes espots de la campaña electoral catalana en la que un candidato que antes salía desnudo ahora sale vestido rodeado de gente desnuda; otra candidata sale envuelta en un una toalla tras una sesión de jadeos insinuando lo que no se ve; y otro candidato promete multiorgasmos, en principio solo femeninos y sin que las asociaciones feministas se le hayan echado al cuello, cuando se deposita la papeleta de voto con su nombre en la urna; yo ya estaba por hacer una entrada porno-erótico-sexual cuando cayó en mis manos la historia de John Francis.

Normalmente la fuente original de la historia la completo buscando otras en otros relatos y detalles. En este caso la mejor fuente es el mismo, así que se puede optar entre leer el texto o visionar la charla en la que da cuenta de su experiencia. Son 20 minutos en inglés subtitulados en español, como mínimo.

John Francis

17 de enero de 1971: dos petroleros chocan en la bahía de San Francisco y John Francis, con poco más de veintepocos años- siente su particular parte de culpa cuando cruza en coche el Golden gate.
Su une a voluntarios que combaten la marea negra, pero algo le dice que no es suficiente.
Meses después decide no volver a usar un vehículo motorizado y moverse exclusivamente a pie.

Sus amigos le preguntan: ¿Crees que andando vas a cambiar el mundo?.
Harto de discusiones inútiles da un paso más allá y hace un “voto de silencio”.

Al principio piensa que su doble decisión: caminar y callar no pasará del año. Conforme van pasando los meses más implacable es su decisión.
En 1983 hace las maletas y se embarca en una travesía de costa a costa.
Entre caminatas y silencio fue capaz de licenciar se en Estudios Ambientales en 1988.
“Pero las principales lecciones me las dio la naturaleza y también la gente. La sostenibilidad no es más que una relación de los unos con los otros. La forma en que nos tratamos los humanos es un indicio de cómo nos relacionamos con la naturaleza. Mientras exista la opresión, la explotación y las guerras no podemos avanzar. Tenemos que hacer las paces con nosotros mismos para hacer las paces con el planeta”.
En 1991 la ONU le otorga el título de embajador de Buena Voluntad de la ONU, ocasión que aprovecha para romper su voto de silencio tras 17 años de iniciarlo pero sin dejar de continuar caminando acompañándose de un banjo y con la mochila acuestas.
Con este título en el bolsillo se sube a un barco y parte rumba a Cuba y a Antigua para acabar en Venezuela y atravesar a pie Sudamérica hasta Tierra de Fuego. Fueron cinco años de caminata que finalizaron en 1994, que en el computo global vendrían a ser unos 22 años caminando.

Planetwalker

A sus 64 años sigue caminando hasta 32 km diarios y mira el pasado con nostalgia y satisfacción.
Su libro de bitácora: Planetwalker ha despertado el interés de Hollywood. National Geographic hizo un documental sobre él y ahora prepara una serie educativa para enseñar a los pequeños a extraer las lecciones impagables del “camino”.
“Caminar es la mejor manera de calibrar donde estás, de dónde vienes y hacia donde avanzas”.
“Una sola persona puede marcar la diferencia y mostrar a los demás el sendero menos trillado. Pero cada cual debe seguir su propio camino: el mío fue ese, echar a andar como respuesta a un vertido de petróleo. Aprendí cosas maravillosas”.
Ha caminado hasta la fecha unos 56.000 km, una vuelta a la tierra y algo más.
“El silencio me enseñó a escuchar, y cuando volví a hablar decidí hacerlo en nombre del planeta. Al fin y al cabo, el Día de la Tierra nació como respuesta al vertido frente a las costas de Santa Bárbara y no me cabe duda de que surgirán acciones como respuesta al derrame del Golfo de México. BP tiene una enorme responsabilidad, pero también nosotros la tenemos”.


De C. Fresneda para El Mundo de 16-11-2010. El Zoo del Siglo XXI