Bette and Joan

Olivia de Havilland.



Jamás hubo rivalidad como la suya.
Se odiaron profundamente durante casi medio siglo y nosotros ¡las adorábamos por ello!.
Lo cierto es que el auténtico nombre de Joan era Lucille Fay Le Sueur, ella se crió en la más absoluta miseria. Literalmente. Fregaba retretes antes de llegar a Hollywood.
En la cumbre de la depresión, que fue cuando yo empecé a trabajar, ella era la mujer que todo hombre deseaba y que toda mujer deseaba ser.
Muchos la consideran la mayor estrella de todos los tiempos, bueno, mi querida amiga, Betty, pues te diré que, francamente, ella fue la actriz más maravillosa que haya pisado Hollywood.
Durante la guerra interpretó todo los mejores papeles, y lo hizo con un, no sé cómo decirlo, con una férrea intensidad que ninguno, ni hombre ni mujer, se hubiera atrevido.
Únicamente rodaron una película juntas.
Y cómo fue aquello y lo que sucedió después, bueno, digamos que es la historia de una enemistad de proporciones bíblicas.
Las enemistad no se basan nunca en el odio.
Las enemistades nacen del dolor, del resentimiento.



Bette Davis.
¿Qué?.

Hombre.
A venida a verla una mujer.

Bette.
¿Quién es?.

Hombre.
Joan crawford.

Bette.
Venga ya, ¡no me jodas!.

Joan Crawford.
¡Bette!.

Bette.
Lucille, ¿Qué te trae al teatro?.

Joan.
Pues tú, querida. Has estado fabulosa, iluminas el escenario. No me puedo creer que no tengas mejores críticas. A los críticos de New York no les gusta que los de Hollywood vengamos y nos apoderemos de su ciudad. Yo digo: ¿Que les den!.



Bette.
Ve al grano Lucille, me está esperando el coche para llevarme al campo.

Joan.
Adivina, Bette. Por fin he encontrado el proyecto perfecto para las dos.
Yo siempre he soñado con trabajar contigo. ¿te acuerdas de cómo le suplique a Jack Warner que nos pusiera juntas en Ethan Frome?

Bette.
Con el señor Gary Cooper.

Joan.
Veo que te acuerdas.

Bette.
Querías ser la joven sirvienta mientras yo hacía de la bruja de su mujer. Pero olvídalo.

Joan.
Pero ahora es distinto: son dos papeles memorables.

Bette.
No gracia Lucille, tengo ofertas mucho mejores.

Joan.
Ha, ha, ¡Venga ya!.
Sé la clase de ofertas que recibes: exáctamente ninguna. Las mismas que me llegan a mí.
¡Ya no se hacen películas de mujeres!.
No como las que hacíamos antes.

Bette.
Siempre hay ciclos. Ya volverán a ponerse de moda.

Joan.
¡Pero nosotras no!.
Si queremos que pase algo tenemos que hacer que pase.
Nadie quiere en su película mujeres de nuestra edad; pero juntas, no se atreverían a decirnos que no.
Nos necesitamos, Bette.



Bette.
¿Qué Fue de Baby Jane?.
¿Y qué narices fue de ella, de baby Jane?

Joan.
Leelo, descúbrelo.
¡Ah, lo que te estoy ofreciendo es el papel que le da título!.

Bette.
¿La protagonista?.

Joan.
Podrías llamarlo así.



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