jueves, 11 de septiembre de 2014

Infierno Húmedo


El infierno, ese lugar…¿caliente y ardiente?.
El infierno es algo más... ¡es húmedo!.
Una humedad agobiante que te va deshidratando poco a poco y te deja atontado mientras los mosquitos, de uno en uno o en grupo, te chupan la poca sangre que te va quedando.
Una buena representación de la troupe, Aram, Magda, Pep, Laura & Arnau, Oskar, Jesús y yo fuimos a escalar a las Penyes de Can Marcer.
De las tres ocasiones que he ido este verano, esta ha sido la peor.
Nada más llegar fuimos atacados por una oleada de mosquitos. Todo el mundo estaba más pendiente de ir aplastado a los alados, entre imprecaciones y exclamaciones de todo tipo, en lugar de prepararse para escalar. Era para filmarlo, pero el cámara contratado para la ocasión decidió que era más importante su salvaguarda personal que filmar, y se dedicó a matar mosquitos también.
Aedes fue el menor de los problemas, una vez Aedes estuvo bien alimentado dejo de molestar, o simplemente nos acostumbramos a su presencia y los ignoramos. Lo que nos machacó fue la humedad.

Pep Micó en Springool

Al contrario de lo diría un ex Molt Honorable: Este día tocaba.
Tres días he venido este año a Can Marcer. este ha sido el peor.
A pie de vía si no hacías nada, salvo respirar, estabas bien. En cuanto empezabas a escalar notabas que la cosa no iba bien ya que los agarres romos y finos eran un problema. Bajabas de la vía empapado en sudor, algunos hasta duchados. Por suerte no fue una repetición del día de la piscina de hace unos dos años.
Además de repelente, a ser posible Trophy, hay que venir con desodorante.
Sea como fuera, sobrevivimos al día hasta que nos exprimió, se podía escalar mientras no tuvieras que apretar de micro, o romos delicados, y hasta dió tiempo de probar lo que eran los deberes del día.

> Alvar Archila, 6b.-
Mientras para calentar se montaban los V+ más agradables del lugar, otros ya empezamos directamente con algo un poco más complicado.
En la siempre tengo dificultades. La humedad estuvo a punto de hacerme coger en una cinta. No sé porque no lo hice, total era una vía para calentar y ya he encadenado este problema unas cuantas veces; también lo he visto cuadrado en otras. Igual era para no sentar un precedente de malas actitudes que pudiera manchar o deshonrar mi actuación en las posteriores escaladas.

Jesús en Alvar Archila

> Satán, 6b+/c.-
Jesús y yo nos dirigimos a las vías que hay a la izquierda, las que son de un largo de unos 40 metros. Hace mucho que no las hago y tengo un buen recuerdo de ellas. Propongo hacer la que se conoce como Satán, que tiene un grado intermedio, para acabar de calentar
Recuerdo que la primera vez que la hice me salió como muy bien y fácil. Hoy se hace valer y por poco me amarga el día. Me paso un buen rato parado en un tramo en el que me cuesta encontrar la secuencia correcta. Toco por aquí y toco por allá (este agarre bueno, éste mejor ni tocarlo) en una sección que no permite una postura de reposo muy cómoda, y la humedad no ayuda a tener la tranquilidad necesaria para estudiarlo bien.
Con un poco de inspiración encuentro la postura salvadora y consigo encadenarla como Dios manda.

Jesús en Satán

Mientras el resto del grupo dedica su tiempo a otras vías bonitas del lugar, Jesús y yo nos encaminamos a la vía problema. Como Jesús es la primera vez que viene a esta zona le da igual una vía que otra, así que la que yo he escogido ya le está bien.

K en Manuel Muñoz

> La Hoz y El Martillo, 7a.-
Dejando aparte el hecho de que la entrada es un poco taquicárdica, de que no le hubiera venido mal otro seguro y de que hay que tener algo de fe (algo de fe en que no se va a romper aquello de lo que estás pillado y te vas a comer el suelo), consigo matizar bastante la línea.
Tenía dos secciones pendientes y ahora sólo queda una.
El problema es que la sección que tengo pendiente creo que es una de esas cuyas maniobras gestuales me superan. Tanto por la capacidad de bloque necesaria (pero con la humedad ambiental es un dato que se ha de coger con reservas) como por las maniobras posturales que hay que hacer con las piernas.
Habrá que darle una nueva oportunidad, un día en mejores condiciones ambientales.
Jesús estudió la vía en el primer pegue y la encadenó en el segundo con mucha autoridad.

Jesús en La Hoz y El Martillo

En el segundo pegue me encontré peor que en el primero, cosas que habían salido fáciles ahora costaban más. Optamos por recoger.
Supongo que a esas alturas, y tras haber aprovechado el día lo que este podía dar, ese sentimiento era generalizado pues al llegar a donde estaba el resto de la peña, estos o estaban recogiendo o ya lo habían hecho.
Tras la escalada, sin contar el litro de agua que bebí al pie de vía luego me bebí cerca de dos litros de líquido: una clara de medio inmediatamente después, lo que bebí en la comida y algo más de un litro adicional hasta la hora de ir a dormir.

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