miércoles, 14 de diciembre de 2011

Creatividad Vertical -01-


“El arte que merece la pena es autobiográfico, abierto o de una forma velada. Siempre debe funcionar como un debate permanente entre futuro y pasado”.
Jeff Wall, Entrevista en El Cultural 11-11-2011

Se dice que la escalada es una forma de vida. Por otra parte es más probable que tengan razón aquellos que afirman que no es una forma de vida pero si que es una actividad que cambia tu vida. No sólo es una cuestión de roca, naturaleza y aire libre; es que piensas en ella para ocupar tu tiempo libre, tus amistades o la gente con la que te relacionas más a menudo pertenece a este ámbito, la mayor parte de la información que buscas o recibes es de escalada,...
Es más que probable que a partir de la segunda propuesta se llegue a la primera pues el que está envenenado, quien ha cogido el bacilo del amor por la escalada, no puede liberarse fácilmente, aunque desee hacerlo.



La escalada tiene una vertiente creativa que contribuye a esa adicción de mayor o menor relevancia según la modalidad de escalada practicada. En la escalada clásica, basada en la progresión por medio de material removible, el componente creativo es muy alto; en la deportiva el componente creativo en la progresión queda muy al margen. En esta última actividad el componente creativo se puede considerar que sería alto en la escalada a vista y sin rastro de magnesio en la línea; por desgracia esta situación no es la más frecuente, ni la más buscada, y hoy en día, sin restarles el mérito, hay más “a vista” magnesiado, o clecado que “a vista real”. Es un deporte.
Aún así, la escalada deportiva tiene un componente creativo en el aspecto que más a contribuido a su expansión: el equipamiento.

El equipamiento en escalada deportiva va más allá de descolgarse por una cuerda con un taladro autosuficiente en la mano y llenar una pared de anclajes fijos.
El equipamiento en la escalada deportiva no sólo refleja la percepción de lo que debe ser esa modalidad de escalada para un gran número de individuos, sino que también exterioriza la percepción del propio aperturista y sus capacidades. Y si de tal palo tal astilla, por encima del ego y de la satisfacción que da el reconocimiento de los escaladores a la obra nacida de este trabajo manual, a veces tras no poco esfuerzo, está en manos del equipador la creación o apertura de líneas de escalada “seguras”, divertidas pero también exigentes y comprometidas. Técnica, poderío y control mental.

Silvia en La Pedriza (No tengo más referencias, fotógrafo y vía)

Se puede pensar que el equipador equipa para el mismo. Es mentira. El equipador equipa para putear a los demás y verlos sufrir. El aperturista trabaja según su criterio, matizado por la experiencia que previamente ha adquirido a base de escalar mucho en diferentes tipos de roca y en vías abiertas bajo los criterios y mentalidades de los que le han precedido. El equipar es un acto creativo, íntimo, pero que resultaría vacío y fútil si el resto del público no pudiera valorarlo y por tanto hay que compartirlo. Es como el cuadro, escultura, obra arquitectónica, etc… que si no es compartida y no pasa a formar parte del ente colectivo adquiriría una dimensión grotesca y absurda. Hay equipadores que rozan el nivel de lo místico que se mueven bien en “petit comité”, pero no llegan al nivel del cerrado egoismo o exclusión.

Lo aparentemente sencillo puede ser complicado, o los humanos lo hacemos complicado.

Hay equipadores cuya motivación es abrir líneas de dificultad, de una dificultad determinada y normalmente alta y es por lo que se mueven.
A otros en cambio lo que les motiva es abrir líneas. Las líneas que creen vislumbrar cuando ven un paño de pared y les impulsa el deseo de capacitarlas, independientemente en principio de su dificultad y a veces de la calidad de la roca.
Ambas actitudes tienen en su base un mismo planteamiento o proceso creativo: posibilitar la progresión de la escalada más natural y más lógica desde el punto de arranque al de llegada, sea reunión o cima. Marcar el itinerario en base a las zonas de menor resistencia de la pared y ubicar los seguros en los puntos más idóneos. Las tecnovías también estarían incluidas. Si bien se emplea este término para hacer referencia a una vía con presas picadas o artificiales, una línea que ha sufrido una buena labor de saneamiento, eliminando piedras sueltas o limpiando de tierra arena sus presas, también se podría considerar una tecnovía pues o se han eliminado agarres que eran visibles, aunque inestables, o se han puesto al descubierto agarres que antes estaban ocultos. El resultado final del trayecto no es el mismo que había en su estado natural o salvaje.

Las vías bonitas son las vías lógicas, no es una verdad al 100% pero se acerca, ya que lo habitual es que el escalador se encuentre más cómodo, a gusto y disfrute más en una línea abierta con sentido que no en una que le lleva de un lado a otro de forma antinatural.



Cuando se abre una vía es importante obtener una percepción no solo visual de su recorrido: estructura y fisionomía del terreno, de su calidad, de las sensaciones que aporta y de cómo se va a relacionar con las vías del entorno cercano, si las hubiera.
Cada pared admite un determinado número de líneas. A veces es difícil establecer el punto de equilibrio entre el aprovechamiento lógico de un paño de pared y el abstracto, pero comprensible, concepto de que “la pared necesita respirar”. Pero es evidente que este punto se rompe cuando las lineas comienzan hacer un sobreuso excesivo de los mismos agarres y/o apoyos, o cuando se cruzan entre ellas sin respetar los itinerarios ya abiertos. Cuando se llega a ese extremo es mejor deshacer el trabajo hecho pues lo más seguro es que nuestro trabajo pase a engrosar la lista negra de “truños destacables”, que no atraen a nadie, y de paso esa pared o paño entre en la categoría de “lugar feo, liante y, por tanto, poco recomendable”; y de ahí al olvido.

Hay equipadores que hacen un estudio integral de la ruta antes de equiparla y van marcando la posible ubicación de los seguros, con un rotulador por ejemplo, y hay quienes lo hacen por secciones. Hay quienes buscan ubicar la reunión lo primero de todo y hay quienes la ponen la final y trabajan desde una provisional. Cada cual tiene su manera de trabajar.

Una vez escogido el punto de arranque la lógica está en la piel de la pared, en sus formas, geografía y accidentes, a veces muy evidentes. El trabajo del aperturista es interpretarlo, darle forma. Unas veces es muy claro, que no sinónimo de sencillo, y una ascensión en la línea casi vertical es la forma más idónea y clara de progresión. Otras no y hay que ir haciendo eses y caracoleando por todo el paño de pared, aunque la ubicación de los seguros puede dar la impresión al escalador de que se ha de enfrentar a una línea vertical, y los seguros pueden estar en el sitio que toca. En otras ocasiones hay suerte y la ubicación de las chapas ya advierte de los vaivenes hacia uno u otro lado.
Es que el camino más lógico no es siempre por la vertical. Si en el momento de la apertura tienes un paso duro o muy difícil en la vertical y moviéndote a un lado u otro la sección es más fácil, lo lógico es que se abra línea por esa sección. Siempre buscando la línea de menor resistencia.

Riccardo Scorian - El Muro de Trazan, 8b - Cavalla Tigre

En un momento dado el currante vertical se puede encontrar con que lo equipado hasta ese momento, siguiendo la lógica de buscar la línea de menor resistencia, se continúa con un tramo de pared que no le convence. No le convence pues transmite unas sensaciones que van en contra de lo abierto hasta ese punto, bien sea porque se rompería la homogeneidad de la vía o bien sea por que no se corresponde a el diseño o el carácter que el equipador desea imprimir a esa línea en concreto. La homogeneidad puede responder tanto a criterios de dificultad como de estética.

A veces es lo que hay, y no hay más remedio que aceptarlo tal cual.

Pero a veces es factible continuar por un paño de pared, de una dificultad objetiva más alta pero mucho más golosa desde el punto de vista del escalador. Y la línea equipada hasta ese punto se dirige hacia esa sección de roca.
La lógica de la progresión gestual de lo más fácil posible, la de menor dificultad, ha sido substituida por la lógica de la progresión más mantenida, o la más masoquista.
En estas situaciones en que por sobre la lógica que imprime la roca, el aperturista es quien ha de tomar la decisión, ayuda mucho el tener experiencia como escalador, y como equipador, para dar con la opción más equilibrada.

4 comentarios:

  1. Yo hago diferencias bñásicamente, como en otras cosas de la vida: hay líneas que inspiran y líneas que quedan en el olvido...es mi único baremo.

    Lo que sugiere una via és personal, i por lo tanto, simplemente, se trata que el qeuipador logre conectar más o menos con los gustos de uno o de la mayoria...da igual...

    i , igualmente, decir que dicha inspitación no es lo mismo a lo largo de nuestra evolucion como escaladores, tanto en grado como en gusto...

    Con lo cual sólo puedo concluir con ésa gran frase: "Y el PLUS pal salónnnn!"

    salute

    ResponderEliminar
  2. Salute; y si hay percepciones van cambiando a lo largo de la vida, o igual es que a medida que maduras las expresas y saboreas mejor.

    ResponderEliminar
  3. Hola Fernando.

    La foto de la chica en la Pedriza es una amiga nuestra de Santander, se llama Silvia

    Felices fiestas

    ResponderEliminar
  4. Felices Fiestas too, gracias por la info.

    ResponderEliminar