Rostit sense ví,
no val un comí;
pilota sense pebre,
estofat sense chocolata,
no val una patata.
no val un comí;
pilota sense pebre,
estofat sense chocolata,
no val una patata.
Una aproximación al mundo gastronómico de la escalada catalana debe hacerse obligatoriamente a partir de esas zonas de escalada local, alejadas del bullicio y del entorno mediático-publicitario de “las grandes”.
Todas ellas aportan un gran conjunto de formas y calidades con el añadido de un impacto visual lleno de color y pedigrí.
Todos estos lugares han tenido su momento de gloria, unos en el pasado otros en el momento presente. Las Penyes de Can Marcer es un lugar de gloria pasada. Gracias a la actual remodelación y lavado de cara se puede afirmar, a falta de los ajustes culinarios de rigor, que su materia previa es impecable y su técnica culinaria está al alcance de paladares exigentes e inconformistas, y es capaz de ofrecer desde el plato clásico y elaborado hasta unas atrevidas líneas de grado medió con un discreto pie en la cocina del grado superior.
Estas zonas pequeñas, a veces muy aisladas entre ellas, obligan a los maitres a un gran esfuerzo culinario y a agrupar mucho sus trabajos, en un esfuerzo por lograr un equilibrio perfecto entre el máximo disfrute y el respeto a la materia prima, la roca. Aunque de la impresión de que está sobre trabajada, una vez puestos en situación nos damos cuenta de que la lógica gestual de la línea y las reglas del juego nos hacen saborear caminos totalmente diferentes unos de otros tanto de aromas, como de gustos y texturas.
Los aromas y sabores predominantes de la cocina escaladora catalana tales como: chocolate, canela, laurel, tomillo, menta y orégano se mezclan de forma tranquila y equilibrada en los platos de la siguiente carta:
> Hace Falta Valor, 6a+/b (V+ en reseñas)
Si nos guiamos por la reseñas de la guía de BCN y alrededores, y puede que con estas que he colgado, hay que tener en cuenta que nos podemos encontrar en la misma situación en que se encontraba Europa antes de que en siglo XIX los rusos le enseñaran a comer siguiendo un orden diferenciado.
Hay platos en los que la composición más que orientadora es imaginativa. De igual modo que tanto en Cataluña como en las mesas nobles y burguesas del resto de España, sobre el XVIII, no se establecía orden de servicio que obligara al comensal al ahora tradicional servicio de primeros, segundos y postres y se comía libremente, saltando de un sabor dulce a uno salado, de un plato de carne a uno de pescado; bien te puedes encontrar que un V+ es un 6b clavado y que la preparación de la jornada culinaria a base de sucesivos platos de mayor complejidad puede saltar por los aires.
A mi entender, digo mi pues Quim fue incapaz de acabarla ya que iba programado para calentar en un V+ y aquello le hacía sudar y salir humo por las orejas de lo caliente que estaba el entrante, es un gran 6b. Técnico, completo, exigente, que te hace arriesgar. Lo de 6a+/b es porque unos locales con los que nos encontramos nos indicaron ese grado, y ya se sabe que a vista, poniendo cintas y sin saber muy bien donde te metes aprietas,... aprietas mucho más de lo necesario.
Es muy recomendable chapar el clavo entre la 2ª y 3ª chapa, si tienes la mala suerte de caer... te comes el suelo, por mucho que el asegurador se esfuerze en que no.
La entrada ya te advierte de que puede que ... |
> Terminator, 6b/b+ (6b en reseñas)
Antes de que por las lineas de escalada actuales llegara el boom de la escala catalana en el mundo, hay que reconcer a aquellos platos que ya eran grandes antes de esos acontecimientos y que se fundamentaban en los inalterables esquemas de rigen siempre a un plato pensado en esta tierra: técnica, poderío y control mental
La Terminator es como la picada, la sencillez, el mejor material de la huerta, el mar o el corral, y porqué no, el delirio, el exceso que conduce a una cocina excelsa, clásica en su concepción, pero sorprendente para el que no la conoce.
Este plato aumenta tu implicación a medida que subes hasta la sección orgásmica final del superviviente.
Actualmente la han alargado. Se ha subido la reunión a la repisa, circunstancia que no aporta nada y que permite un buen reposo, y se ha extendido en un largo que se ve interesante hasta la cornisa.
Superando el bombito final |
> Titis Mus, 6c+/7a? (6c en reseñas)
La cocina es un campo de experimentación donde rige el buen gusto y el sentido común
Se trata de no dar por prohibido ningún valor, que no se haya constatado previamente, que vale la pena olvidar.
Joaquím degusta la vía paso a paso hasta que llega un punto, al inicio de la 2ª mitad, en que se le atraganta. Un movimiento muy forzado, casi imposible.
Yo me rebote con casi todo le itinerario, y aunque conociéndolo podría haber hecho mejor en un segundo pegue, la sección indigesta para Quim para mi es intragable. He visto 6c más asequibles y seguro que los seguiré viendo. La dejo para otro día, mejor momento o para la eternidad.
En Titis Mus |
> Via 43, 6c+
El gusto equilibrado a partir de sensaciones contradictorias, junto con las nuevas texturas, son el concepto definitorio de una nueva manera de enfrentarse a una de los hechos más sensuales de la existencia: la escalada.
Aunque ya me la hayan decotado de 7a a 6c+, no deja de ser una gran vía.
Quim se la trabaja a vista.
En la vía 43 |
> Vía 41 , 6b.
Sentirse bien con el cuerpo o el aspecto físico aumenta la autoestima permitiendo una mejor relación con uno mismo y con el otro.
El desafío es encontrar el camino que permite el equilibrio, escalar sano no ha de estar reñido con una sabrosa comida. Hay una gran variedad de alimentos dotados de un sabor, olor, consistencia y textura única y diferente en cada uno.
Una línea muy sana. Continuidad con algún pasito picante. Muy sabrosa. Un montón de expreses, 15 o 16, alguna muy larga.
Dos problemas:
1- Asegurando desde abajo la cuerda roza y pesa un montón. Igual lo mejor es hacer reunión en la reunión encima del árbol.
2- Con una cuerda de 75 mt no se llega al suelo, hay que hacer una parada en la reunión ya nombrada.
De nuevo en la vía 43 |
> Springool, 6b (6b+ en reseñas)
Es un receta sencilla, nada sosa pero discontinua. Una buena vía para acabar el día. Empieza bien, te tensa al principio y se hace soñar con una larga secesión de pasos técnicos, a veces exigentes, pero que se dejan digerir y ¡durante 30 metros de vía!; pero no, afloja mucho antes de la mitad y se transforma en una sección de V+, de ir haciendo y dejar que el cuerpo se vaya relajando.
No tan dura como Terminator y muy similar a la 41 en cuanto dificultad.
Nos vemos ante una cerveza y un pa amb tomaquet i embutit. Embotits del tot.
Con la ayuda de: Colección: Nuestra Cocina. Cataluña. Biblioteca Metrópoli. Ciro Ediciones
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