miércoles, 21 de abril de 2010

Elinor Smith


Tal como escribe Alberto Ferreras, las siguientes palabras pueden resumir el espíritu de muchos pioneros de la aviación que, a ambos lados del Atlántico, arriesgaron sus vidas a los mandos de frágiles aeroplanos, con la bolsa de la experiencia vacía en una mano y la de la ilusión llena en la otra. Ellos y ellas abrieron un camino que ha permitido concebir hoy día el vuelo como algo cotidiano y a los que, en la mayoría de los casos, el reconocimiento público a su dedicación les llegó demasiado tarde.
"La nube ignora por qué se desplaza en una determinada dirección, y a una velocidad específica. Siente un impulso... ese es el rumbo del momento. Pero el cielo conoce las razones y las configuraciones que hay detrás de todas las nubes, y tú también las conocerás cuando te eleves a la altura indispensable para ver más allá de los horizontes". (Ilusiones de Richard Bach)


Elinor Smith nació el 17 de agosto de 1917 en Long Island (Nueva York) y murió el 19 de marzo de 2010 en Palo Alto (California), en un hogar de ancianos a los 98 años.
Fue, junto a Ruth Nichols y Margaret Mary Lynn, una de las pioneras que vivieron a la sombra de la fama de Amelia Earhart, la primera mujer en cruzar en solitario el Atlántico; compitiendo entre ellas para batir récords y franquear nuevas barreras.

Su padre, Tom Ward, fue quién le transmitió su pasión por volar. Era un actor de vodevil que odiaba los coches y los trenes, por lo que decidió aprender a volar para desplazarse por el país con sus bolos.
Tenía ocho años cuando recibió de su padre su primera lección aeronáutica teórica y también práctica.
Mi primer recuerdo fue en una cena, en la que papa nos explicó con un cuchillo cómo manejar los mandos de un avión”. Unas semanas después realizó su primer vuelo en un rudimentario avión de los que existían a principios de los años 20.
Recuerdo tan vivamente mi primera vez en el aire, que aún puedo oír el viento zarandeando los alambres de las alas mientras descendíamos”, escribió en su libro autobiográfico “Aviatrix” “En el momento en que las ruedas tocaron el suelo, supe que mi futuro eran los aviones y volar, y que era algo tan inevitable como las pecas de mi nariz”.
Fue Elinor quién insistió a su padre para tomar lecciones de vuelo.; y a los diez años le convenció para recibir clases de pilotaje de uno de los pioneros de la aviación americana, Clyde Pagborn, primer piloto en volar sin escalas a través de Pacífico.
Después continuó con el instructor Red Devereaux, pero con la condición impuesta por su padre de que ella no estuviera a los mandos ni al despegue ni al aterrizaje, por seguridad. Sin embargo, y aprovechando un viaje de negocios de su progenitor, la madre de Elinor levantó la prohibición y tras 10 días de intensa instrucción, hizo su primer vuelo en solitario con 15 años.
Tenía miedo porque Russ (su profesor) no me había dicho que ese día volaría sola”. De repente, mientras estaban a punto de despegar, el profesor salto de la cabina y le grito “¡Adelante!”.



A los 16 años ya tenía el permiso correspondiente, siendo una de las mujeres pioneras de la aviación más jóvenes de la historia. (firmada por Orville Wright, quien voló el primer aeroplano autopropulsado, fabricado junto a su hermano Wilbur)

Empezó trabajando, siendo menor de edad, transportando pasajeros en vuelos regionales.
Como ello no era suficiente se empezó a marcar nuevos retos.
Para empezar y movida por las burlas de sus compañeros de Instituto, en 1928, paso por debajo de los cuatro puentes del East River, en Nueva York, concretamente el de Queensboro, el de Williamsburg, el de Manhatann y el de Brooklin de una tacada, en una maniobra prohibida por todas las normas aeronauticas y municipales. Su travesura apareció el día siguiente en el New York Times y fue castigada con 10 días de suspensión de su permiso de aviación. Tras ese arriesgado vuelo (que no ha vuelto a realizar nunca ningún otro piloto), se la consideró la más joven y temeraria aviadora de los años veinte, y recibió el apodo de Flying Flapper (algo así como la minifaldera voladora).

Puentes de Brooklyn, Manhattan y Williamsburg

En enero de 1929, con 18 años, batió la marca femenina de vuelo de mayor duración, con 13 horas y media. Tres meses más tarde dobló esa cifra, con una travesía de 26 horas.
Al año siguiente batió la barrera de los 10.000 metros de altura; gesta que estuvo a punto de costarle la vida. Cuando se encontraba en el punto de máxima altura, el motor se estropeó y se produjo un escape en el depósito de combustible. A causa de las turbulencias, se dio un golpe y perdió la conciencia. Se despertó y el avión ya había perdido 1.500 metros de altitud y dibujaba una trayectoria descendente.

Elinor Smith con Bobbi Trout, 1929

Fue la primera mujer en aparecer fotografiada con su avión en una caja de cereales de una marca estadounidense (1934).

Renunció a volar para formar una familia. Tras casarse con el legislador del Estado de Nueva York, Patrick H. Sullivan, en 1933 y ser madre de cuatro hijos (3 hijas y un hijo), sólo volvió a ponerse a los mandos de un avión tras la muerte de Sullivan en 1956, dos décadas después de su último vuelo. Obtenido el permiso de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, pudo pilotar el reactor de entrenamiento T-33, y el C-119, avión de transporte de paracaidistas. Su pasión por el vuelo nunca cesó y, con 88 años, en un simulador de la NASA, fue la mujer con más edad en lograr aterrizar con total éxito un transbordador espacial. Hay que recordar que la lanzadera espacial hace honor a un lema de los ingenieros aeronaúticos que dice "Hasta un ladrillo vuela con el motor adecuado". Es un avión con muy limitada capacidad de maniobra en la reentrada atmosférica, y la mayoría de los candidatos a pilotarlo fracasan en la primera ocasión en el simulador, hace falta mucha concentración y reflejos de gato.

Un año más tarde, en la base Langley (Virginia) voló en un C-33 experimental de la Fuerza Aérea norteamericana.

Mia Wasikowska as Elinor Smith and Richard Gere in Mira Nair biography

Adaptado de un artículo de Ricard González para El Mundo de 31 de marzo de 2010, sección Obituarios; y otras webs, uno, dos

4 comentarios:

  1. Pues gracias.
    De vez en cuando, tampoco sin excederme, me gusta colgar historias de gente que me llama la atención por lo que han hecho con el tiempo que les ha sido dado.

    S2

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  2. Y ademas su nombre es hermoso : Elinor!...como yo!...jejeje

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  3. Sobre gustos no hay nada escrito, pero me alegro.

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