martes, 3 de febrero de 2009

La División Azul

Cuando era pequeño la División Azul o bien era un gesto pequeño que tuvo Franco para con Hitler por no haber participado de forma activa en la II Guerra Mundial y así salvar las apariencias o bien era una falacia, un bulo, no había existido.
Os propongo dos temas, el Angel Exterminador de los gamberros Los Ilegales, o al final el Military Madness en una poderosa versión de la CSN&Y



En los días en los que Europa aún creía que los nazis destrozarían a Rusia y crearían el imperio de los mil años; miles de hombres acudieron a la llamada de Ramón Serrano Suñer, el cuñadísimo (Si uno era el Generalísimo, el otro no podía conformarse con ser sólo "el cuñado") y hombre fuerte del Régimen, cuando invito a los españoles a alistarse a luchar contra la URSS al grito de: "Rusia es culpable".

Mandados por militares profesionales, bajo el mando de
un general falangista, Muñoz Grandes, que fue aceptado tanto por los militares como por los azules, muchos se apuntaron de forma masiva a luchar contra la "barbarie comunista". Se incribieron todos los oficiales de Barcelona, la promoción íntegra de la Academia Militar de Zaragoza de 1.941... El resto se trataba de estudiantes que crecían en un ambiente patriótico después de la Guerra Civil, falangistas sin méritos de guerra, ciudadanos anónimos, e incluso ex-presos con ánimo de redimir penas. Algunos de ellos se llegaron a listar varias veces, las mismas que eran rechazados por incumplir alguno de los requisitos del enganche. Había más solicitudes que plazas. Venganza, patriotismo, aventura, locura,... (Después de una guerra, en medio de la miseria que te garanticen un plato de comida al día y un papel de apto y grato para el sistema saliente hace mucho, pero en su mayoría no eran creyentes, sino CREYENTES, con mayúsculas).
La División Azul no logró ser destinada al frente que se acercaba a Moscú, que era su gran sueño. Después de un corto periodo de instrucción y 31 días de caminata por Polonia, Lituania, Bielorrusia y Rusia, llegaron al frente. A los voluntarios de la División Azul se les conoció como "guripas".


Los tres primeros regimientos, con un total de 17.045 hombres tuvieron su bautizo de sangre el 12 de octubre de 1.941. Ocupaban un frente de 35 km desde Novgorod a Smiesko. Murieron bajo el fuego ruso 3 hombres y 23 resultaron heridos.
En la batalla de Possad, los esquiadores españoles intentaron ayudar a los alemanes en Vivad; llegaron 12 de los 228 esquiadores de que constaba la expedición. En la batalla de Kvasuy Bor murieron 2.800.

El balance fue terrible: 4.954 muertos en combate, 8.700 heridos, 1.600 congelados, 2.137 mutilados, 372 prisioneros...


Grupo de soldados de la División Azul con un ejemplar de la revista Marca

El libro "La División Azul, las fotografías de una historia", de Gustavo Morales y Luís E. Tagores editado por Rizzoli/La Esfera de Los Libros narra con imágenes y textos claros la historia de estos soldados.
La obra, por medio de los textos y la imágenes, explica en 9 capítulos el origen, vida y muerte de este grupo en el que llegaron a pelear para ayudar a Hitler unos 46.000 soldados. Se aprecia lo que fue la historia de estos anticomunistas luchadores contra el "azote de la humanidad" (Rusia en aquel entonces). Luchaban contra Stalin, y los suyos, a los que consideraban asesinos, pero apoyaban a Hitler, uno de los mayores carniceros de la historia, con una lista de crímenes horribles y que distribuía muerte y destrucción por donde pasaba. Así se puede ver a Hitler condecorando a Muñoz Grandes y a muchos españoles vestidos con el uniforme alemán nazí.

La obra no olvida ni a la Legión Azul, los más extremistas que se quedaron en Alemania cuando Franco ordenó su retirada, ni a la Escuadrilla Azul, de unos 90 aviadores. También se habla y se ven unas instantáneas de los marines nacionalistas.

De las imágenes de la patriótica salida, con sonrisas, desde Madrid se pasa a imágenes más serias en el entrenamiento y a las caras ya tensas de la batalla, en las que se combatía a 40 bajo cero. Y contrastan con las del regreso en el buque Semiramis de 288 prisioneros que pasaron 14 años en los campos de concentración de Stalin, con un recibimiento de 2ª categoría, tras sufrir el frío y la muerte a miles de kilómetros de casa. (Te conviertes en algo de lo es mejor no hablar, un error del sistema. Una palmadita en la espalda por los servicios prestados y si no existes, mejor).



De un artículo de Pedro Blasco para el diario El Mundo del 09/01/2.009 en la sección de Cultura.

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